ERNESTO SANZ, SENADOR DE LA UCR

“Sorpresa y decepción”

–¿Qué le provocó la decisión de Roberto Lavagna de sumarse a la reorganización del PJ junto con Néstor Kirchner?

–Sorpresa y decepción. Sorpresa, porque realmente no sabía nada y porque funcionó la reserva con la que se hizo el acuerdo; pero lo más terrible es la decepción. En la Argentina no necesitamos más oficialismo sino más y mejor oposición, sobre todo después del desequilibrio político que produjo Kirchner con un modelo de concentración de poder muy fuerte. Lo importante es ahora que la UCR ratifique su compromiso de partido opositor y represente a los más de tres millones de personas que votaron esa alternativa en octubre.

–¿No hubo equivocaciones o una mala elección a la hora de definir nombres? Porque quien encabezó la fórmula que respaldó la UCR termina ahora como aliado del kirchnerismo.

–Nosotros elegimos bien el candidato presidencial para la elección de octubre, luego el lavagnismo cambió el rumbo. Después del 28 de octubre se truncó ese proceso, por eso nosotros planteamos la libertad de acción y que cada uno de los sectores que conformaron ese frente recupere su identidad. Fui uno de los primeros en afirmar, tras la elección, que el futuro de la UCR estaba en interactuar con el socialismo y el ARI. A Lavagna no le gustaron mucho esas definiciones, las cuestionó y terminó aliado con Kirchner. Bueno, allá él.

–Usted dice que eligieron bien, pero la UCR tuvo un gran costo político: no terminó de conformar un frente con posibilidades de desarrollarse, sufrió muchas deserciones partidarias y el candidato opositor que propusieron pasó a ser socio del oficialismo en el PJ.

–El Gobierno tiene una estrategia de cooptación y le está funcionando buenísimo. Vivimos en una kermesse, donde Kirchner voltea muñecos todas las semanas y lo hace muy bien. Por primera vez en la Argentina se ejerce un poder con mucha plata y mucha discrecionalidad, y para los pragmáticos esas cosas valen mucho. Tenemos un sistema político muy desbalanceado con una oposición muy atomizada, que no permite alternancia. Y la experiencia mundial muestra que los sistemas políticos, sin alternancia no funcionan.

–A lo mejor lo que se corre es el eje de quien pueda representar esa alternancia.

–El Gobierno cree que puede concentrar todo el espacio de centroizquierda dentro de su propuesta y elige tener a (Mauricio) Macri y la derecha enfrente. Nosotros, en la UCR, no nos sentimos dentro de ninguno de esos dos espacios y habrá que construir algo nuevo.

–¿Avanzó ese diálogo que propuso con el socialismo y el ARI?

–El diálogo avanzó informalmente, pero nosotros queremos un diálogo institucional, entre los partidos y no a través de las personas. No creemos en la personalización de la política, sino en los acuerdos institucionales y queremos avanzar en ese sentido.

–¿Cómo cree que se sienten quienes emigraron de la UCR apostando a la concertación con el Gobierno, y ahora la política oficial parece que vuelve a pasar por la reorganización del PJ?

–Es una buena pregunta para esos muchachos. Se fueron de la UCR en busca de protagonismo y ahora parece que se los va a fagocitar el PJ, como ha sido históricamente su política de alianzas. Dentro del propio espacio que llaman “radicalismo K”, hay quienes puntualmente quieren volver a la UCR, aunque con dos posturas distintas. Algunos para reforzarlo como un partido opositor. Y otros, que quieren ganar su conducción para ofrecerle el radicalismo a Kirchner.

–¿Quiénes están dentro de uno y otro proyecto?

–No se pueden manifestar públicamente. Es muy difícil ser gobernador o intendente y decir públicamente esas cosas, aunque aceptan esas cosas como parte de las reglas de juego. El Gobierno maneja mucha plata y un uso discrecional de la misma. Un coctel explosivo que intenta disciplinar a todos. Para enfrentarlo se necesita ser muy valiente, aunque debo reconocer que muchos valientes no aparecen.

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DANIEL KATZ, DE LOS DIPUTADOS K

“Perejiles” en la UCR

–Muchos de ustedes se fueron de la UCR porque apostaron a la concertación con el Gobierno, ¿cómo ven que el ex candidato presidencial del radicalismo sea ahora también un aliado del kirchnerismo?

–De ninguna manera esto afecta nuestra alianza, porque nosotros siempre hemos sido sinceros en lo que dijimos y no hemos tenido dobleces. Nos tuvimos que bancar muchos cuestionamientos, pero siempre sostuvimos que esta alianza con el Gobierno es estratégica y temporal, aunque pretendemos que dure mucho tiempo, sin engañar a nadie ni a nosotros mismos. Y los sostendremos mientras el Gobierno mantenga este rumbo concreto. La UCR apostó a un frente para oponerse a Néstor Kirchner, con el cuento de mantener la identidad partidaria, pura hipocresía. Lavagna siempre dijo que era peronista, y a nosotros nunca nos pareció otra cosa. Formó parte del grupo de El General y cantaba la marcha peronista en todos lados, nunca creímos que iba a dejar de lado su pertenencia al peronismo. Aunque ha pasado poco tiempo de las elecciones, es muy fuerte. Lo que demuestra que los dirigentes de la UCR son unos perejiles.

–¿Los radicales K no se sienten afectados?

–Nos van a seguir cuestionando, aunque nosotros no ocultamos lo que hacemos. Para nosotros el Gobierno encarna hoy una alternativa que representa el ciento por ciento de nuestras expectativas. Incluso, el discurso de la presidente Cristina Fernández de Kirchner ante el Parlamento plantea el gobierno deseable que pretendemos. Aunque ahora el gran desafío es que se cumpla y se haga realidad.

–¿Les preocupa el giro del kirchnerismo, que ahora parece dejar a un costado la concertación y apuesta a la reorganización del PJ para su construcción política?

–Lo vamos a seguir con atención. En esto que el Gobierno aliente la reorganización del peronismo hay dos hipótesis. Una es que Kirchner aborde al PJ con mano firme y lo sume a un nuevo espacio para construir una alternativa democrática y progresista en la política argentina. La otra, es que lo más ortodoxo del peronismo histórico retome el control partidario, cuestione la concertación y se termine fagocitando al propio Kirchner.

–Entonces, les preocupa.

–Preocupar no, pero hay que estar atentos. La nuestra es una alianza estratégica con un porcentaje mayoritario del Gobierno. Nosotros abandonamos la UCR porque no estábamos de acuerdo con su política y no tendremos problemas de hacerlo nuevamente si el Gobierno gira en otro sentido del que lo viene haciendo y que hasta compartimos y apoyamos. No somos incondicionales ni aceptamos la obediencia debida.

–¿Cómo cree que reaccionará la conducción radical después de la decisión que tomó Lavagna?

–La dirigencia del radicalismo se ha manejado con una soberbia enorme. Los otros días, Ricardo Alfonsín dijo que los que se fueron de la UCR tenían prohibido volver al partido. No creo que Ricardo Alfonsín tenga mucha autoridad para afirmar que Margarita Stolbizer (la candidata a gobernadora por la Coalición Cívica), que sacó 20 puntos más que él en la elección bonaerense. Insisten en lo mismo aunque se le vayan todos. Tienen cero autocrítica, no asumen ningún error.

–¿Los radicales K están decididos a volver y dar pela por la conducción de la UCR?

–Siempre hemos insistido en la convocatoria a elecciones internas y transparentes. Si se dan esas condiciones, iremos a dar pelea por la conducción partidaria.

–Desde el otro sector afirman que hay quienes están dispuestos a dar la batalla partidaria con el único objetivo de ganar la conducción partidaria y entregarle la UCR a Kirchner.

–Que puede decir una conducción partidaria que agarrada de los calzoncillos de Lavagna planteaban un frente antikirchnerista y le entregaban el partido a un aliado de Kirchner.