La salud es concebida como un derecho de todas las personas en todos los países civilizados. Con esa concepción fue creada la organización Médicos del Mundo en un país –Francia– que todavía tiene salud pública. Pero en muchos de esos países supuestamente civilizados y en la Argentina, para los teóricos de la sociedad de mercado la salud es nada más que otra mercancía y los médicos deberían ser buenos empresarios que satisfacen una necesidad del mercado y no un derecho de las personas.
Para Silvia Quadrelli, su profesión no la ubica necesariamente en el lugar del empresario. Tiene una capacidad que adquirió en la universidad pública y considera que, por lo tanto, también tiene una responsabilidad con esa sociedad y, en general, con los seres humanos. Hay una concepción ética en ese planteo, que también es ideológico cuando plantea la defensa de la educación y la salud pública. Porque en realidad, si la salud pública funcionara en la Argentina, la actividad de las ONG en ese plano sería puramente suplementaria y para casos muy puntuales.
En algunos casos, el trabajo de las ONG puede aparecer como ocupando espacios que deberían ocupar el Estado y las organizaciones sociales. Pero la ética humanitaria que plantea Médicos del Mundo es la ética de la solidaridad, por lo que esa concepción se completa –no se contrapone– con la defensa y el impulso de la salud pública.