“De chico fui fanático del agua, no así de lo que pasaba en la tierra”, cuenta Damián Szifrón a poco de terminar el rodaje de su primer largometraje, cuyo título, En el fondo del mar, remite a metáforas de su propia vida, según explica en la entrevista con Página/12. “La lluvia era la excusa para ir al cine –continúa–, yo agradecía que lloviera. Me gustaban además las novelas de Conrad, o las de Stevenson, como La isla del tesoro. También la serie de ‘El hombre de la Atlántida’, o salir a tirar bombitas de agua, y aún hoy, todo lo que tiene que ver con lo acuático me encanta”, explica Szifrón, que luego de rodar las últimas escenas del film –protagonizado por Gustavo Garzón, Dolores Fonzi y Daniel Hendler– en Puerto Pirámides, prepara un primer corte del material para el próximo mes.
Sin embargo esa no es la primera obra del realizador que llegará a un público masivo. Ese inicio se ubica sin dudas en la pantalla de Telefé, donde este año Szifrón estrenó “Los simuladores”, logrando atraer al público a partir de una variante de ficción inteligente dentro del medio televisivo. Su primera película le permitirá trasladar esa capacidad natural para contar a un nuevo formato: “Haber trabajado en TV me dio herramientas para volcar al cine, como la capacidad de reacción y una visión integral de la situación, por ejemplo. No reniego de la televisión”, sostiene Szifrón enfáticamente. Y lo que se compromete a contar en versión fílmica “es el dilema de un joven –detalla– con cierta vocación heroica, alienado por el mundo moderno, donde los héroes están desprestigiados y la épica hay que ponerla en el día a día. Esa puesta de lo épico en lo cotidiano genera situaciones graciosas y me interesa eso, la comedia, tanto como el policial negro”, afirma. Con algo de comedia y algo de suspenso, Szifrón construyó el relato de lo que será su ópera prima en 35 mm y que piensa estrenar en abril de 2003, justamente cuando la segunda etapa del programa salga al aire.
–¿Con qué tiempos contó para desarrollar este proyecto fílmico?
–Terminó el rodaje en la Patagonia, Puerto Madryn, un paisaje desprovisto de modernidad. El resto es nocturno y muy urbano, pero se filmó en dos etapas, separadas por el programa. Empecé a pensarla hace mucho, a raíz de una relación amorosa conflictiva. Y me puse a escribir los dos guiones: “Los simuladores” y la película.
–¿Cuál se dio primero?
–Los dos juntos. Fue un shock, pero los dos me interesan. Eso devino en que se fragmentara el rodaje: la persecución del personaje que interpreta Daniel Hendler, al teórico amante de su novia, interpretado por Garzón, y el principio y el final, que se hizo en esta segunda etapa.
–¿Qué eje narrativo eligió para contar esa vocación heroica que le adjudica al protagonista?
–La búsqueda de un impulso creativo, quizá, porque el protagonista es un hombre que no puede concentrarse en sus cosas porque está pendiente de su novia. Habla de lo masculino desde la obsesión y la inseguridad, y encima tiene una visión épica del mundo. Se piensa como un arquitecto emprendedor y aventurero, quiere viajar y descubrir el mundo, viviendo la vida de un dandy, el problema es que ahora eso perdió sentido porque está enamorado de su novia y ella no le presta atención. En estado de desesperación, cambió el objetivo de conquistar el mundo por casarse y tener hijos.
–¿Es la trama de comedia con conflicto amoroso lo que signa ese relato, o la persecución con el trasfondo de la noche en la ciudad?
–Me interesa mostrar cómo la paranoia desborda al personaje central, cuando se entera de que su peor pesadilla puede ser realidad: la mujer tiene un amante y él decide seguirlo para averiguar quién es. Ahí la película que empieza como comedia, se transforma. Y se vuelve un policialnegro en el momento en que el personaje decide llegar a las últimas consecuencias para descubrir quién es el amante, y enfrentarlo.
–¿Le costó escribir ese guión?
–Como ese personaje era yo, me costaba, hasta que pude tener la distancia para observar qué le pasaba y no ser injusto con los otros personajes, la novia, el amante. Uno tiene que querer y entender a sus personajes. No quería juzgarlos, ni condenar que ella lo engañara. Tardé en escribirlo, mientras que de “Los simuladores” hice un episodio por semana.
–¿Qué diferencias y similitudes hay entre la película y “Los simuladores”?
–En “Los simuladores”, hay un enigma, siempre. Aquí el protagonista no sabe quién es el amante y eso funciona como un elemento de suspenso que hace avanzar el relato. Son decisiones narrativas que salen de la misma cabeza y hay cierto gusto por una manera de filmar o iluminar, aunque para mí, las temáticas son distintas y trato de explorar mundos diferentes. Cada vez más admiro a los directores que para sobrevivir necesitan no repetirse. A Martín Scorcese lo admiré mucho, muchos años, pero al ver que reincide en las mismas cuestiones narrativas, empiezo a sospechar. Cóppola o Eastwood, cada mundo que tocan es nuevo, y siguen siendo trabajos muy personales.
–¿Su próximo film será la versión cinematográfica del programa?
–La película del programa está pensada para rodar a mediados del año que viene. Se haría después de los 13 capítulos que siguen. Grabaríamos de enero a marzo, y saldrían en abril. Después haríamos la peli.
–¿Con la misma estructura narrativa?
–Para estos nuevos capítulos necesito buscar diferencias, para que me den ganas de escribir. Agarrar la historia un año después es una posibilidad para ver cómo cambiaron estos personajes que tienen tanto apego a la ley. Aunque no se cuente todo lo que hicieron en ese año, que el espectador pueda llenar esos vacíos, no subestimarlo, me gusta pensar en alguien activo cuando pienso en la persona que mira el ciclo.