ESPECTáCULOS › SILVIO RODRIGUEZ ACTUO EN PUBLICO, LUEGO DE TRES AÑOS
El silencio no sería eterno
El mítico cantautor se presentó, sorpresivamente, en el marco de la Feria del Libro que está desarrollándose en Guadalajara, México. La edición, dedicada a Cuba, es una de las más politizadas de la historia.
Por Patricia Chaina
Desde Guadalajara
Hasta las mesetas del oeste mexicano llegan los sones del Caribe. Es que, curiosamente, este año la presencia más importante en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara fue un músico: Silvio Rodríguez. El sorpresivo concierto que el cubano dio el lunes por la noche ante seis mil asistentes en la explanada de la FIL resultó un suceso de repercusión internacional notable. Es que con esta presentación, el cubano rompió un silencio escénico de tres años, durante los cuales dijo en más de una ocasión que no tenía previsto seguir presentándose en vivo. Rodríguez interpretó apenas siete temas, entre los que se impusieron clásicos como “Sueño con serpientes” y “Rabo de nube”, dejando a sus fans con gusto a poco. Rodríguez deslizó luego que esta actuación no significaba un regreso a los escenarios, sino apenas un regalo al pueblo mexicano.
La presencia de Rodríguez no fue un capricho: la XVI edición de esta Feria Internacional del Libro (FIL) está dedicada a Cuba. El premio Juan Rulfo concedido al poeta cubano Cintio Vitier confirma la decisión ética y estética de la FIL que, por el contexto, se volvió también política. La participación de Rodríguez –quien además festejó aquí esta semana su cumpleaños– y la presencia de seiscientos cubanos son parte central de ese caldo de cultivo si se tiene en cuenta que el presidente mexicano Vicente Fox mantiene una relación conflictiva con Fidel Castro. En ese marco deben evaluarse los fuertes choques cubanos entre los cubanos que llegaron de la isla y los exiliados en México, a quien nadie llama gusanos como en Miami, pero tienen una beligerancia anticastrista similar. Los periodistas locales no recuerdan encontronazos similares desde 1997, cuando el país invitado fue Argentina. En ese momento, la presencia argentina generó no pocas polémicas a raíz de la decisión del escritor Tomás Eloy Martínez, quien prefirió no participar argumentando que no quería formar parte de lo que consideraba un respaldo tácito al gobierno de Carlos Menem. Este año, la Argentina presente en la FIL es otra.
Argentina entró a la Feria 2002 de la mano del escritor Noé Jitrik, que fue muy aplaudido cuando habló como presidente del jurado que premió a Vitier. Poco después, Tununa Mercado lució sus dotes de narradora oral en un encuentro sobre “El placer de la lectura”. Además, dos libros se presentaron con el ritual de la FIL, es decir con cientos de asistentes atiborrando los pasillos de las salsas de conferencias: Evaluador, de Jitrik, editado por el Fondo de Cultura Económica, e Imperio, imperialismo, de Atilio Boron, editado por Clacso. La sorpresa está dada por la decisión del jurado del premio Sor Juana Inés de la Cruz, que galardonó con este reconocimiento a la escritora argentina de origen tucumano Ana Gloria Moya, a quien nadie consideraba en la previa.
Sin embargo, y a pesar de ser esta una de las ferias del libro donde acontecen mayores movimientos relacionados con el negocio editorial, la presencia de la producción argentina es débil. Hay un stand donde la Cámara Argentina del Libro –entre cuyas caras visibles se encuentra al editor Daniel Divinsky– ofrece libros de 41 editoriales. Pero los rubros temáticos se restringen a ciencias sociales, doctrina jurídica, psicología, autoayuda, manualidades, divulgación y literatura infanto- juvenil. “Esto no refleja la producción literaria de narrativa ni de poesía que se construye a diario en el país”, señaló Jitrik a Página/12.
Más allá de los pesares argentinos, el concierto de Rodríguez se llevó toda la atención de los participantes y la prensa local. El músico había anticipado una actuación corta pero contundente, en una charla-conferencia antes tres mil jóvenes que desbordaban los pasillos de la Feria, el domingo por la tarde. Los asistentes, enterados de que el músico acababa de cumplir años, la usanza mexicana le cantaron al cubano “Las mañanitas”,logrando conmoverlo visiblemente. Con esa charla comenzaba a aflojarse la tensión de las deterioradas relaciones políticas entre México y el gobierno de la isla, y la delegación cubana encontraba en el espíritu de Silvio, un representante acorde a sus necesidades. En el atardecer del lunes, Rodríguez salió a la explanada de la FIL para asumir la dirección escénica de la Orquesta Nacional de Cuba, con la que interpretó dos temas de su último disco, Expedición: “El problema” y “La vida”. Luego, dio rienda suelta a la nostalgia de temas como “Quédate”, “Sueño con serpientes” y “Rabo de nube”, y cerró con “Te doy una canción”. Algunos de los que creyeron que era poco le reprocharon, en voz baja, que vino como un funcionario cubano más. El resto disfrutó a más no poder del encuentro con un grande sin discusiones.