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Manolo Juárez dice: “El placer mío es analizar obras y explicar la forma de una manera totalmente exenta de rispideces”. Y se le nota. En la manera de tocar el piano, en cómo integra su dominio de la morfología en la estructura de un tema de tradición popular y, también, en lo que piensa y en cómo y a quiénes lo dice. Es, sin duda, uno de los grandes maestros argentinos en esa materia y muchos de los músicos importantes en la escena actual estudiaron con él. Considera como sus padres musicales a Ravel, Bill Evans, Scriabin (“en menor medida”, aclara), Bach, Beethoven, Schubert y Schumann. Dice, como si hiciera falta, que la lista no tiene nada que ver con “hacerse el culto”.
Desde hace más de cuarenta años compone obras clásicas (que él precisa como “de géneros sinfónico y de cámara”) y populares. Es uno de los principales renovadores de la música popular argentina y a partir del próximo viernes 14 de febrero lo refirmará en público. A las 22, en Notorious (Callao 966), el pianista comenzará un ciclo –que continuará el 21 y 28 de ese mes y el 7 de marzo– junto a un trío en el que lo secundan Oscar Giunta en contrabajo y Oscar Giunta Jr. en batería. El nuevo grupo plasma, en realidad, una de la viejas obsesiones de Juárez: el clásico trío de jazz. Algo a lo que siempre le anduvo cerca, a veces con guitarra en vez del contrabajo, a veces con percusión en lugar de la batería, en ocasiones agregándole un instrumento de viento o un teclado electrónico pero que ahora, por primera vez en mucho tiempo, toma forma.
“Creo que si no lo hice antes fue por no conocer a un baterista que pudiera tocar bien los ritmos folklóricos”, explica. “Por una cuestión de memoria cultural o de formación, los bateristas de acá no saben tocar folklore. Cuando tienen que tocar una chacarera terminan tocando un vals. Al no conocer profundamente el género, hacen una mixtura un poquitito sospechosa. Giunta, en cambio, es la persona indicada. Siempre la formación del trío me estuvo rondando y ahora puedo cristalizarla.”
Además de nuevo grupo, habrá también un nuevo repertorio que incluye temas como “De una vez por todas”, de Eduardo Rovira, y “Río de los Waldos”, del propio Juárez. La dedicatoria de este tema, en todo caso, no es casual: “Fue un gran pionero en la búsqueda de nuevos caminos para la música folklórica. No cuando se dedicó a destruir a Mozart, desde luego. Fue, además, uno de los primeros tipos en el mundo en usar un sintetizador”.
La otra figura a la que Juárez no deja de reconocerle méritos es Eduardo Lagos: “El inventó todo lo que yo hago”, afirma. En cuanto a su trío, dice que “el hecho de tocar con una sola línea melódica en el bajo da mucha más libertad que si, por ejemplo, estuviera tocando junto a una guitarra. En el plano armónico la libertad que tengo es inmensa y eso me hace sentir más suelto. El quinteto sigue gustándome muchísimo y esto no significa que más adelante no pueda volver a armarlo. Pero el trío tiene más que ver con mis necesidades actuales”.
Músico clásico y popular por igual, Manolo Juárez cree que la diferencia mayor entre estos dos campos es formal. “En la música popular la forma es más limitada: hay una cantidad de compases, unos acordes que se repiten, se toca el tema, después vienen los solos y después vuelve el tema. Pero eso, en realidad, no es obligatorio. Yo creo, y esa es mi búsqueda, que se puede desarrollar la forma en las músicas populares. Que no hay por qué repetir. Lo que me interesa es poder tomar los elementos distintivos de un tema, las células motivadoras, y desarrollar la forma a partir de ahí”.