ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL MUSICO JAPONES RYOTA KOMATSU

“Me siento un privilegiado”

Es bandoneonista, tiene 28 años, y concretó sus tres primeros shows en la Argentina. “Tocar tango en el país donde nació no es cosa de todos los días”, señala, todavía sorprendido.

 Por Cristian Vitale

Ryota Komatsu tiene 28 años y toca el bandoneón casi desde que estaba en la cuna. Nació en Japón. Ama a Piazzolla y al Goyeneche tardío, pero sobre todo a Alfredo Gobbi, el músico que más influyó en su corta carrera. “La obra de Gobbi es un resumen perfecto de la historia del tango”, afirma en la entrevista con Página/12. También opina con naturalidad y competencia sobre otros grandes del género –Marino, Troilo, De Caro, Pugliese o Di Sarli– como si estuviera en cualquier bar porteño de los años ‘40. Y recurre a imágenes de Sur –el film de Pino Solanas– para mostrar su admiración por Buenos Aires. Pero sobre todo –dato esencial– es un virtuoso del bandoneón, pese a los miles de kilómetros que lo separan del obelisco. “Mi papá tocaba la guitarra y mi mamá el piano. Hacían tango. Un día, compraron un bandoneón que nadie usaba. Creo que fui un privilegiado al estar en el momento exacto para agarrarlo yo. Así empecé”, recuerda.
Komatsu, cuya obra es conocida especialmente en Corea, Tailandia, Alemania y Hong Kong, llegó a Argentina para presentar su último disco En Vivo en Tokio, editado en 2002. Tocó en La Trastienda con la Orquesta El Arranque y Juanjo Domínguez como invitado de lujo. “Me gustó el desafío. Tocar tango en el país donde nació no es cosa de todos los días.” También se presentó gratis en el Parque Centenario con su Orquesta Típica –única del género en toda Asia e integrada por alumnos de su escuela–, con Mimi Maura. Y el sábado estuvo en el Club del Vino con María Graña –”la voz que más me interesa después de Goyeneche”–, enfatiza.
El joven bandoneonista llegó al país apoyado en parte por Alfredo Casero. El “Gordo” lo conoció durante su visita a Japón y le tendió un contacto con la compañía Sony para que uno de sus trabajos se editara en Argentina. “Nos vino a ver a un show y quedó sorprendido. Nos dijo que quería editarnos en Argentina y nosotros lo tomamos como un chiste. Pero era verdad”, manifiesta Ryota, desconociendo los antecedentes humorísticos de Casero.
–¿En qué perfil musical se siente más cómodo?
–En Japón hay un lugar común. Se dice que todos los compositores jóvenes suenan a Piazzolla. Quiero evadir ese circuito. Es algo que está incorporado en muchos músicos. Y yo no quiero entrar en esa mediocridad. Haré algo por el lado de Gobbi.
–¿Es posible universalizar el tango masivamente como ocurrió con otros géneros como el jazz o el rock?
–Lo que ocurre es que el nivel de los bandoneonistas argentinos y uruguayos está muy por encima del resto. Nuestro objetivo es tratar de igualarlos o al menos acercarnos a ese nivel para lograr lo que usted pregunta. Tengo proyectado hacer un gran festival en Tokio, un certamen que incluya ejecutantes de varios países menos de Uruguay y Argentina, para comprobar hasta qué punto avanzamos.
–¿Cómo se explica el éxito que tiene el tango en Japón?
–Tokio es un mercado de alto poder adquisitivo y muy snob. La gente compra de todo: ropas, comidas, etc. Precisamente debido a esa tendencia consumista se comenzó a comprar tango. Antes de la segunda guerra mundial, en cambio, había un gusto genuino por el género que después fue neutralizado por The Beatles y el boom del pop.
–¿Nunca se le ocurrió experimentar con el rock o con alguna expresión más asociada a la juventud?
–(Imita un sonido monótono de batería y gesticula burlonamente con sus manos). La música de rock, si bien es muy popular y divertida, tiene ese ritmo de batería que no es de mi gusto. No me interesa la música estándar de Estados Unidos. Creo que el nivel musical del mundo no evolucionó tras la irrupción del rock.
–En Argentina muchos grupos de rock fusionan su música con el tango...
–Escuché algunas versiones, inclusive ejecuté algunos temas fusionados compuestos por Rodolfo Mederos. Pero no creo que sea una música para hacer todos los días. Además, es un estilo bastante indefinido. Prefiero a Gobbi.

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Ryota Komatsu es fanático
de Piazzolla, Goyeneche y, sobre todo, Alfredo Gobbi.
 
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