EL PAíS
Listas de oposición con ilustres desconocidos
El 30 de marzo hay que realizar las internas abiertas bonaerenses. Un desastre para la oposición a Solá, que no tiene figuras de proyección.
Por José Natanson
Los tres candidatos peronistas amenazan con acaparar casi todo el electorado, en un contexto de hegemonía justicialista aún más marcada que en el escenario nacional. A pesar de este dato insoslayable, a los partidos opositores no les queda más remedio que apurar sus opciones para la gobernación bonaerense, que deberán definir antes del 28 de febrero: y, sin muchas esperanzas, apuestan al encanto de los ilustres desconocidos. El organigrama dispuesto por Felipe Solá prevé internas abiertas y obligatorias para el 30 de marzo, por lo que todas las fuerzas políticas –aun aquellas que presenten una sola lista– están obligadas a oficializar sus candidaturas antes del 28 de febrero. Como las elecciones se realizarán recién el 14 de septiembre, el decreto obliga a los partidos a definir su candidatos seis meses y medio antes de los comicios.
Parece absurdo, pero tiene su lógica: Solá se asegura de este modo el apoyo del aparato duhaldista y –al atarlo a su candidatura con tanta anticipación– evita que los intendentes, legisladores, concejales y punteros emigren hacia alguno de los otros postulantes: el menemista Luis Patti y el ex carapintada Aldo Rico, apoyado por Adolfo Rodríguez Saá.
Los principales perjudicados con semejantes plazos son las fuerzas opositoras, en especial las más nuevas, que deben apurarse para anotar no sólo la fórmula para la gobernación, sino también las listas de diputados nacionales, senadores y diputados provinciales, consejeros escolares y concejales, además de los 137 intendentes.
La semana pasada, el radicalismo presentó una impugnación judicial. En nombre del ARI, Mario Cafiero se comunicó con el ministro de Gobierno bonaerense, Federico Scaravino, para reclamarle que anule el decreto. Pero parece difícil que los reclamos prosperen, por lo que los partidos opositores han comenzado a estudiar diferentes alternativas.
El panorama se presenta complicado. A excepción de Alejandro Armendáriz, que ganó arrastrado por la imparable ola alfonsinista, el resto de los dirigentes que se impusieron en territorio bonaerense fueron, en todos los casos, figuras de talla nacional: Antonio Cafiero, Duhalde, Graciela Fernández Meijide, Carlos Ruckauf. Aunque no cuentan con dirigentes de semejante dimensión, los partidos opositores de todos modos planean dar pelea.
Consciente de que su fuerza radica en sus 63 intendentes, la mayoría de ellos en el interior provincial, el radicalismo podría candidatear a Francisco Ferro, ex jefe de la Cámara de Diputados, ex intendente de Saladillo y hombre de confianza del actual titular de la UCR bonaerense, Federico Storani. Podría acompañarlo la diputada Margarita Stolbizer, y hasta podría invertirse el orden de la fórmula.
En caso de un acuerdo con el sector de Leopoldo Moreau, aliado histórico y actual adversario de Storani, la fórmula podría incorporar a Ricardo Jano, actual intendente de Lobería. Otra de las alternativas es la del jefe comunal de San Isidro, Gustavo Posse, aunque es difícil que prospere: Posse aspira a reelegirse en su cargo y tiene, además, un problema familiar: su padre, Melchor, es el candidato a vice de Rodríguez Saá. El ex vocero Juan Pablo Baylac, que en sus tiempos de esplendor amagó con jugarse, no cuenta con demasiados apoyos internos. En cambio, el que sí está dispuesto e incluso habla de pelear una interna es Ricardo Alfonsín, el hijo del ex Presidente que saltó a la fama en 1999, cuando su padre se accidentó y a él le tocó informar sobre su estado de salud en la puerta del Hospital Italiano.
El ARI aguarda la presencia de Carrió, que este fin de semana llegará de su gira por el Sur, para estudiar su estrategia bonaerense. Aunque aún no han definido sus candidatos, el nombre que circula con más fuerza es el del diputado Mario Cafiero, quien se acercó a la chaqueña a partir de sus investigaciones sobre el origen de la deuda externa y terminóconvirtiéndose en uno de los principales dirigentes del ARI en la provincia.
Cafiero cuenta con la inestimable ventaja de un apellido muy arraigado en la provincia, aunque –depende de cómo se mire– puede ser también una desventaja: si el ARI aspira a hacer una buena elección debe reunir, necesariamente, el apoyo de los sectores que tradicionalmente se inclinan por el radicalismo: no será fácil convencerlos de que voten a un peronista.
Además de Cafiero, también se manejan los nombres de la diputada Graciela Ocaña, una de las más cercanas a Carrió, y de Rafael “Balito” Romá, el ex vicegobernador bonaerense y actual coordinador de campaña del ARI. En todos los casos, se trata de figuras prácticamente desconocidas, con pocas chances de derrotar a Solá, Rico o Patti. Por eso, en el ARI algunos fantasean con la candidatura del titular de la CTA, Víctor de Gennaro, quien, sin embargo, no tiene ninguna voluntad de presentarse a las elecciones en la provincia.
El Partido Socialista (PS), que luego de su divorcio con el ARI lanzó su fórmula nacional, postulará a Jorge Rivas, el diputado nacional que encabezó la lista del ARI en las últimas elecciones. Aunque las conversaciones con Carrió están clausuradas, los socialistas bonaerenses se entusiasman con la posibilidad de conformar un frente que incluya al Polo Social y a sectores del Frente Grande, e incluso no descartan la posibilidad de articular un espacio común con el radicalismo storanista.
El partido Recrear, que candidatea al niño mimado del establishment Ricardo López Murphy, se encuentra en una posición aún más complicada: su referente en el distrito, Edgardo Srodek, trabaja contrarreloj para reunir las 8 mil firmas necesarias para obtener la personería y poder presentar candidatos. No tienen ninguno de peso y –si el ARI fantasea con De Gennaro– ellos también tienen sus sueños: la ex ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, que, sin embargo, trabaja en su postulación en la Capital y tampoco está dispuesta.
Aunque aún falta mucho, y aunque las elecciones en la provincia dependerán en buena medida del resultado de las presidenciales, lo cierto es que a los partidos opositores no les queda otra que anotar sus candidatos: en todos los casos, y por más respetables que sean, parecen tener pocas chances de enfrentar con éxito a un PJ que hasta se da el lujo de presentarse dividido.