ESPECTáCULOS › MTV ESTRENA HOY UN DOCUMENTAL SOBRE SODA STEREO
Aquel amor de música ligera
La filial latina de la señal musical presenta a las 22 un ciclo especial sobre el trío más influyente de la historia del pop argentino.
Por Roque Casciero
Apenas había comenzado el 21 de septiembre de 1997 y Gustavo Cerati se despedía de las 60 mil personas que abarrotaban River con una frase que ya es parte de la historia del rock argentino: “Gracias... ¡totales!”, dijo, antes de tocar los acordes finales de “De música ligera”. Era el final de una banda de rock, pero debajo del escenario había chicos que lloraban como si se hubiera muerto un familiar muy querido. El tema es que la banda que se separaba era Soda Stereo, o sea que no era una más. Si todavía queda alguien menor de 40 que no tiene conciencia de lo que significó el trío formado por Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, no tiene más que ver el documental “Soda Stereo, la leyenda”, que MTV estrena hoy a las 22, para comenzar a entender de qué se trató la Sodamanía que cambió el panorama de la música de América latina para siempre.
El programa recorre la historia del grupo, pero desde el punto de vista de quienes rodeaban a los Soda: managers, jefas de prensa, directores de videos, músicos invitados, amigos personales, asistentes y fans. Cerati, Bosio y Alberti hablan sólo en material de archivo, y no en nuevas entrevistas. Aparentemente, fue una decisión de la producción este estilo de narración, porque el bajista y el baterista estuvieron presentes en un anticipo del documental mostrado en el Malba la semana pasada. Además de los allegados y fans de Soda, en el programa se escucha cómo algunos artistas famosos (Shakira, los Maná, Café Tacuba, Emanuel Ortega) cuentan historias no muy relevantes sobre su deslumbramiento por la música y la imagen del trío. La esencia, en cambio, está en las imágenes de archivo que tornan evidente el estado de locura que Soda despertó a su paso, desde la Argentina hasta México, y en los testimonios de quienes estuvieron ahí a cada momento, compartiendo esa trayectoria de supernova con los tres músicos.
El vértigo con el que el documental repasa la historia de la banda provoca que, para quienes no son fans, sea difícil separar las etapas creativas por las que atravesó Soda Stereo. Tal vez en la duración escasa esté el único punto flojo del programa, porque no es sencillo comprimir en cincuenta minutos la impresionante carrera del trío. Al final, un videograph intenta resumir todo en una estadística que reza: “14 años, 18 países, 97 ciudades, 1488 shows”. Pero los números son apenas un complemento frío para las anécdotas de las giras, para las imágenes de chicas trepadas a las combis en las que se movían los músicos y para los fragmentos de conciertos y videoclips.
Lo más jugoso de “Soda Stereo, la leyenda” son las descripciones de las relaciones entre la banda y sus allegados. Miguel Lara, quien fue asistente de Bosio, recuerda cómo se dejaba ganar partidos en los videojuegos para que le mejorara un poco el humor durante los tours interminables. Andrea Alvarez, percusionista invitada, reconoce que todos llegaban a odiarse cuando les sucedía que tenían que estar de gira seis meses sin pisar la Argentina, o cuando ensayaban todos los días para las presentaciones de Canción animal en Vélez. Marcela Carminio, encargada de la prensa durante los primeros años de la Sodamanía, repasa cómo algunas periodistas llegaron a disfrazarse de mucamas de hotel para poder entrevistar al trío y cómo las fans destrozaron un taxi para llevarse pedazos de recuerdo, sólo porque los músicos viajaron en ese auto. Y Daniel Melero revela que “De música ligera”, tal vez la canción-símbolo de Soda, iba a llamarse “Autocine” y tenía una letra completamente diferente.
Como era lógico, el documental culmina con las “gracias totales” de la noche de River, mezcladas con las que Cerati repitió el año pasado durante la entrega de los MTV Latin Awards. En esa oportunidad, los tres músicos volvieron a encontrarse públicamente por primera vez desde el ‘97 y fue un momento estremecedor para miles de fans. Esos chicos –un poco más grandes, claro– que llevan casi seis años soñando con volver a ver a Soda Stereo en un escenario.