ESPECTáCULOS
Un fresco generacional de los ’70 visto por ex alumnos del Pellegrini
El documental “Flores de septiembre” ofrece una mirada íntima sobre el período que va de la “primavera camporista” a la dictadura militar, según los recuerdos de quienes pasaron por el Colegio Carlos Pellegrini.
Por Mariano Blejman
El documental Flores de septiembre –que tendrá su estreno oficial durante el inminente Festival de Cine Independiente de Buenos Aires– rescata, a través del testimonio de un puñado de alumnos del Colegio Carlos Pellegrini, la vida cotidiana durante ese momento crucial de la historia contemporánea argentina que va de la llamada “Primavera camporista” hasta la última dictadura militar. A partir del relato coral de una camada que ingresó en 1973 y egresó en 1978, el film da cuenta del espacio de militancia que se abrió en el colegio –fundamentalmente en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), vinculada al peronismo revolucionario–, al que le seguiría luego un feroz aparato represivo instalado en las mismas aulas, desde donde se identificaba a los “elementos subversivos” (ninguno de los cuales pasaba de los 18 años) para luego, a muchos de ellos, marcarlos para la muerte. Cerca de 40 alumnos desaparecieron del Pellegrini entre 1976 y 1983.
El núcleo alrededor del cual gira el fresco generacional de Flores de septiembre es la historia de un asesinado, dos desaparecidos y una sobreviviente del campo clandestino de detención El Vesubio. Según sus realizadores Nicolás Wainszelbaum, Pablo Osores y Roberto Testa, el título proviene de aquella frase que decía: “Podrán cortar la flores pero no podrán detener la primavera”. La idea de volver sobre la historia de aquellos años surgió en la cabeza de Wainszelbaum, un realizador ligado a la sociología, que trabajó, además, como preceptor de otro colegio, el Nacional Buenos Aires. “Venía enfrascado con la vida cotidiana. Me interesaban los olores, las contexturas, las conversaciones, porque esta historia no es de blancos y negros. Es una historia de la escuela, pero es también el microclima de toda una época”, cuenta Wainszelbaum.
La película comienza rememorando la militancia de aquellos días que se iniciaron con la llegada al gobierno de Héctor J.Cámpora, el “Tío”, para la juventud peronista de la época. “Roberto Testa, ex alumno y actual regente, había estudiado esa época donde había descubierto historias cruzadas muy ricas emotivamente. Un pibe que no se quiere ir del país porque su novia está presa y la dictadura los termina desintegrando”, asegura Wainszelbaum. Los realizadores consiguieron material de archivo a través del Museo del Cine y de Marisel Flores, pero la perla del documental son unas imágenes que si Macerlo Piñeyro las hubiese visto antes, probablemente se hubiera inspirado en ellas para hacer la última parte de Tango feroz. Pero, salvando las inmensas distancias, en este caso las imágenes son reales.
“Era material filmado en Súper 8 por los compañeros de los desaparecidos. Edgardo Tomasini, el dueño de la cámara, tenía eso guardado y lo veía con sus compañeros en reuniones del grupo. Allí escuchaban Almendra, Piazzolla o Seru Giran. Estuvieron pensando un buen rato hasta que nos dejaron usarlo. Debatieron mucho entre ellos. Estuvieron filmando al lado del río un mes después de que tiraron sus compañeros ahí mismo donde festejaron el fin de curso”, asegura Wainszelbaum.
Pablo Osores era también preceptor del Buenos Aires que daba un taller de video en el Pellegrini cuando se topó con Wainszelbaum, que daba uno de cine e historia. “El rescate de la memoria es un tema que siempre me interesó. Cuando tomamos contacto con Testa nos dimos cuenta de que se podía llevar a cabo”, cuenta Osores. Lo más difícil era conseguir que hablaran aquellas viejas autoridades que habían funcionado como reproductores de un sistema represivo a pequeña escala. “Fue duro enfrentarlos, pero tenían que estar presentes. Nos parecía necesario que vieran a los personajes del colegio de la dictadura”, dice Osores.
Para los realizadores no se trata sólo de recordar a los desaparecidos, sino de ver cómo se accedió a la militancia bajo la primavera camporista, cómo quedaron desprotegidos los adolescentes cuando apareció la Triple A y cuáles eran las sensaciones cotidianas de chicos y chicas de 15, 16 o 17 años. “Hay una frase con la que empieza la película ‘la disciplina es elorigen de todo’. La rigurosidad por las formas era terrible. Ahora, cuando se lo contamos a los alumnos actuales no pueden creerlo”, dice Osores. Según Testa, ex alumno y regente, esperó toda su vida para poder contar esta historia, que se filmó sobre la base de una investigación suya. “Había investigado la época junto a Mariela Labozzetta. Me interesaba relatar la historia de esa división que ingresa en 1973 y egresa en 1978. En la película aparecen compañeros que no tenían militancia, profesores y autoridades de la época. Tratamos de ver qué pasaba con la gente cercana que no estaba involucrada.”
La primera placa recordatoria a alumnos desaparecidos fue colocada en 1986. Hubo una especie de silencio hasta hace poco, cuando los ex alumnos, padres y ex profesores se juntaron en Memoria Abierta para ver por primera vez el film. Y volvieron a verse las caras. O como dice Testa: “Uno no sabe si querer al Colegio por los momentos vividos u odiarlo por la gente que se perdió. Vivimos con sentimientos encontrados”. Flores de septiembre se verá –en carácter de preestreno– mañana a las 19 en el Pellegrini, con la presencia de los antiguos y los actuales alumnos.