ESPECTáCULOS
“El imperio no necesita a Conrad, porque le basta con Al Capone”
El escritor jujeño Héctor Tizón inauguró la Feria con palabras de fuerte contenido antibélico. Antes, el presidente de la Fundación El Libro, Carlos Pazos, insistió con los reclamos del sector editorial.
Por Silvina Friera
El escenario del predio de la Rural ya empieza a poblarse con los protagonistas que habitan el mundo de la Feria y que la ponen en órbita: un puñado de escritores, miles y miles de libros, apilados prolijamente en los stands de las editoriales, y los lectores, siempre fieles en su avidez por encontrarse con sus autores favoritos, revisar las mesas de saldo, aprovechar las ofertas y, claro, zambullirse y perderse deliberadamente en los pabellones. En el restaurante central del predio se inauguró ayer la vigésima novena edición de la Feria del Libro, en esta ocasión bajo el lema “Los argentinos y los libros”, que estará abierta al público hasta el próximo 5 de mayo, inclusive. El jujeño Héctor Tizón, dueño de una obra que lo ubica entre los más importantes escritores argentinos vivos, fue el encargado de abrir la muestra, y sus palabras se escucharon con atención y complicidad: “Hubiese preferido un tiempo diferente para abordar el lema ‘Los argentinos y los libros’, pero ni siquiera en ceremonias como ésta es posible callar ante actos tan brutales; hacernos los distraídos sería más que una mera cobardía un acto inmoral”, dijo el autor de La casa y el viento refiriéndose a la invasión de los Estados Unidos a Irak.
El clima en el predio subió cuando el notable escritor señaló que “no se puede permanecer ajeno, hablando del libro y de la literatura cuando los pistoleros cibernéticos aplastan pueblos y amenazan con asolar al mundo”. Una ovación cerró cada una de sus intervenciones, como cuando disparó: “El cinismo del discurso único, la arrogancia y la prepotencia ya no puede autojustificarse o disfrazarse. La fuerza imperial no necesita a un Conrad o a un Kipling. Le basta apelar a citas de Al Capone”.
En la ceremonia, el presidente de la Fundación El Libro, Carlos Alberto Pazos, volvió a insistir con los reclamos del sector editorial: la Ley de Promoción del Libro y la Lectura y la circulación del libro con la menor carga impositiva posible, lamentos que se reiteran año tras año frente a las autoridades. “En pocos días más nuestro pueblo debe elegir nuevas autoridades; las que democráticamente ganen, deben saber que el país ya no puede soportar este abandono de sus industrias culturales. La situación que estamos padeciendo es fruto de haber relegado al libro a un papel decididamente secundario.” Para profundizar en el deterioro que implica desconocer la importancia del libro como herramienta insustituible para la educación, Pazos recordó que, según un estudio reciente, la Argentina ocupa el puesto 31 en lectocomprensión (una “mala nota”, si se tiene en cuenta que la medición se realizó entre 35 naciones). Los cuestionamientos alcanzaron al Poder Ejecutivo, al Congreso y al Ministerio de Economía, que “considera que la lectura y la educación son gastos y no inversiones a futuro”, aseguró Pazos.
Participaron también de la inauguración el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra (“una actividad como la del libro debe tener previsibilidad, no puede depender de la actividad económica”, dijo, entre otras cosas) y Rubén Stella, secretario de Cultura de la Nación, quien destacó que “el reclamo por la Ley del Libro comienza a ser parte central de la agenda cultural de todos los argentinos”.
Después de las palabras de Tizón y de la actuación del coro de Aguas Argentinas que interpretó, entre otros, “La anunciación” y “Gloria”, ambos de Ariel Ramírez, los invitados y el público en general se lanzaron a transitar los pasillos, empeñados en disfrutar del placer de estar en contacto con los libros. Como indicó Pazos, la Feria “irrumpe como una brisa de aire fresco en el smog de la gran ciudad”.