Vie 30.05.2003

ESPECTáCULOS  › LINA AVELLANEDA ESTA PRESENTANDO SU NUEVO CD, “SILUETA PORTEÑA”

“Yo soy una Juancita caminadora”

La cantante de tangos, que esta noche actúa con entrada gratuita en la Confitería Ideal, explica su relación con un género difícil: “Yo no canto para las leyes del mercado y me hago cargo”, sostiene.

› Por Cristian Vitale

A largo plazo, Lina Avellaneda tiene un proyecto que excede el marco musical. Impulsada por la buena recepción que tuvieron sus recientes shows Tangos y Boleros, con la cantante de boleros chilena Carmen Prieto en ambas patrias, planea un “Mercosur musical y cantado”. ¿Qué significa?... “Una puerta abierta para intentar junto a otros artistas de Latinoamérica un intercambio real entre hermanos músicos –contesta–. Tenemos en carpeta convocar a una cantora colombiana, un grupo de Ecuador, un poeta de Venezuela. La recepción que tuve en Chile con los tangos fue tan increíble como la que tuvo Carmen aquí. La idea no es ir a vender naranjas a Paraguay, sino que cada uno de nosotros muestre el pedacito de país que canta por su voz, donde vaya.”
A corto plazo, en cambio, sus aspiraciones y urgencias son distintas. Acaba de sacar un nuevo disco, Silueta porteña, y el solo hecho de su edición no alcanza para hacerlo trascender. Especialmente si, como Lina, se ubica entre quienes hacen todo a pulmón. “No canto para las leyes del mercado, que ni siquiera sirven para que el mercado funcione y me hago cargo –afirma–. Trabajo en mi conservatorio y con el dinero que gano gesto lo que realmente amo.” Luego de presentar el disco hoy en la Confitería Ideal, Lina viajará en junio al Primer Festival de Tango de Galicia. Se trata del Argotango 2003, donde el 20 de junio compartirá cartel con artistas argentinos radicados en distintas partes del mundo. “La voz femenina del tango vendría a ser yo”, informa. En julio, en tanto, volverá a cantar en Chile, esta vez invitada por la Municipalidad de Valparaíso. Lina es versátil y potente cuando interpreta tangos ajenos –“Acquaforte”, “Naranjo en flor”, “El abrojito”– y deliciosamente espiritual cuando lo hace con los propios –“Aquel cielo”, “50 Pirulos”, “Musiqueros”–. “Es mi disco soñado”, sintetiza en la entrevista con Página/ 12.
–No es usual hoy, que los intérpretes elijan un tango combativo como “Acquaforte”...
–Es que tengo por costumbre elegir el repertorio guiada por mi sensibilidad musical y social. En Tangolina (2001) homenajeé a mis viejos, en Ciudadana (1997) a todo Buenos Aires. En cambio ahora escribí los temas que amo y versioné los que necesito. Aquí ubico a “Acquaforte”, porque la explotación y la insensibilidad siguen vigentes.
–También hay dos homenajes en el disco: “Musiqueros”, que refiere a González Tuñón, y “Aquel cielo”, dedicado a su hermana. ¿Qué la impulsó a rendirles tributo?
–De Tuñón me conmueve más su obra que su vida personal. Mi homenaje es a sus personajes, a los habitantes de sus poemas, a los Juancitos caminadores. En el fondo soy una Juancita caminadora, del barro y de los Pane, pobres y circenses.
–En “Aquel cielo” hay una mirada crítica hacia la TV. ¿Cómo la enlaza con la vida de su hermana?
–Ella decía que la TV podía ser usada mal, que era un valioso instrumento pero que podía hacer daño, estupidizar, discriminar. La mención que hago es porque me la imagino frente al televisor llorando por la paz perdida. Nunca encontré otro ser humano con el llanto a flor de piel ante la injusticia o la violencia. Ella amaba la paz.
La hermana de Lina, Graciela Carmen Pane, fue asesinada por la Triple A en épocas de lucha y militancia. Lina jamás la pudo olvidar. “Podría hablar horas de ella –dice–, pero no quiero que se me reconozca o valore por el horror y la tragedia de tener una hermana asesinada por la Triple A, por el único delito de escribir poesías y tipear apuntes de la facultad. Sí puedo decir que aún no cierra mi herida porque no se hizo justicia.” Ante la típica pregunta, ¿qué músicos la influyeron?, ubica en primer lugar a sus padres. En efecto, su papá, José María Pane, fue un apasionado recitador de los poemas de Héctor Gagliardi, mientras su mamá aún conserva la costumbre de cantar tonadillas españolas y viejos tangos. De sus colegas rescata a Patricia Barone, María Volonté, “la increíble” Virginia Luque y María Graña. Sin embargo, busca un lugar original entre sus referentes. “Versiono desde la pequeña locura que me permito. No quiero frasear como Goyeneche, para eso ya está él. Tampoco cantar como Maciel con polleras. Sería un insulto y una caricatura para ambos.”

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