ESPECTáCULOS
Los cortos “Animatrix” llegan para aumentar aún más la fiebre
El sello AVH editó los nueve cortometrajes de neto corte “animé”, que complementan el estreno mundial de “Matrix recargado”.
Por Horacio Bernades
Por un lado hay que computar, claro: la voluntad de sacarle todo el jugo posible a una franquicia tan rendidora como es The Matrix, cuya primera secuela, Matrix recargado, arrasa en boleterías del mundo entero. Pero sería injusto suponer que esa la única razón detrás de Animatrix, la colección de cortos animados editada hace menos de un mes en Estados Unidos y que hace sólo unos días el sello AVH acaba de lanzar en venta directa en la Argentina, en formato VHS y DVD.
Se sabe que la matriz creativa de The Matrix es básicamente un pastiche de influencias diversas, en el que el discurseo filosófico (o pseudofilosófico, si se prefiere) convive sin problemas con las artes marciales, y la ciencia ficción más dark le da la mano al comic más pop. Dentro de esta mélange más o menos posmoderna, y no siempre excesivamente coherente, estuvo claro el peso que ciertas formas artísticas populares de origen asiático tuvieron en ella. La más evidente importación de los hermanos Andy y Larry Wachowsky (realizadores y guionistas de The Matrix) es la del cine de artes marciales. De él tomaron no sólo las maratónicas batallas de trompadas y patadas sino el concepto coreográfico y hasta una técnica específica del rubro, como es la utilización de cables invisibles para producir la sensación de que los contendientes vuelan. Todo ello, de la mano del especialista en escenas de acción Yuen Woo-Ping, inventor y sistematizador de esa técnica, además de indiscutible número uno en su especialidad.
También, los hermanos Wachowsky trasplantaron de Oriente la pátina filosófica –volcada en las disquisiciones semi-zen alrededor de temas como el ser y el parecer– y la imaginería del animé, nombre que en Japón se les da a los dibujos animados. Eso, sin contar con que el estilo de actuación hiperhierática que caracteriza a Keanu Reeves y demás integrantes del elenco bien podría verse como una variante de kabuki para los tiempos del popcorn... si no fuera porque el protagonista de Máxima velocidad siempre actuó igual. Dados esos antecedentes, parece totalmente coherente que los Wachowsky hayan decidido abrir algo así como una sucursal-animé de The Matrix. Eso es Animatrix, nueve cortos de alrededor de 10 minutos de duración que los creadores del megasuceso (indudables connaisseurs de estos lujos orientales) encargaron a un pequeño grupo de animadores japoneses y coreanos, todos ellos con destacados antecedentes en el campo del animé.
Con guiones escritos por los propios Wachowsky en cuatro casos, Animatrix reúne las firmas de artistas tan respetados como Shinchiro Watanabe (creador de la serie Cowboy Bebop), Yoshiaki Kawajiri (Ninja Scroll), Koji Morimoto (Robot Carnival), Peter Chung (Aeon Flux) y el único occidental a bordo, Andy Jones (director de animación del largometraje digital Final Fantasy). A pesar de que el título puede llamar a error, Animatrix no es una versión animada de The Matrix (como sí lo fue la serie televisiva que se hizo a partir de Hombres de negro, por poner un ejemplo) sino que se trata de cortos unitarios inspirados por la saga de películas. En algún momento se entrevé la presencia de Neo (protagonista de The Matrix) y se alude a Trinity (el personaje de Carrie Anne-Moss), además de alguna breve aparición de esos agentes de trajecito y anteojos negros que son como heraldos del mal, y referencias a los Centinelas (bicharracos mecánicos con aspecto de calamares y naturaleza sumamente agresiva, que también aparecen en Matrix recargado) y a Zion, último reducto de la especie humana en el universo.
Libre de mayores esclavitudes temáticas o estilísticas, Animatrix ofrece un variado ramillete. En él, la iconografía estrictamente samurai de Yoshiaki Kawajiri (en el corto Program) sucede al figurativismo digital de Andy Jones (The Final Flight of the Osiris), y el aire a “historias de fantasmas” impuesto por Koji Morimoto en su corto Beyond (una pequeña obramaestra e indudable joyita del lote) le cede el turno al homenaje al film noir (en blanco y negro y todo) que Shinichiro Watanabe celebra en A Detective Story. Como toda compilación, Animatrix no es pareja, y en varios casos se perciben dificultades para cumplir con la premisa de abrir, desarrollar y cerrar una historia en poco más de diez minutos. Pero el corto de Morimoto y algunos momentos, chispazos y hallazgos del resto justifican el desembolso de unos 20 pesitos que cuesta el VHS. O los 55 que sale el DVD, que, como es de rigor en estos casos, agrega una buena cantidad de interesantes bonus a la película en sí.