ESPECTáCULOS › EL GRUPO ALEMAN EDITO UN NUEVO DISCO DESPUES DE 17 AÑOS
Kraftwerk vuelve a las bicicletas
“Tour de France Soundtracks” es la banda de sonido del centenario del gran premio de ciclismo que paraliza a Europa durante su desarrollo. Es el regreso esperado de un nombre clave para entender el auge electrónico de hoy.
Por Roque Casciero
Los fans de Guns N’Roses que desesperan por el demoradísimo Chinese democracy deberían admirar la paciencia de los seguidores de Kraftwerk: el cuarteto alemán tardó ¡17 años! en volver a publicar un disco. El flamante Tour de France Soundtracks –que ya tiene edición argentina– exhibe a esta banda pionera de la música electrónica alimentándose de su pasado y plantando sus pies en el presente. La dupla fundadora conformada por Ralf Hütter y Florian Schneider revisa la canción “Tour de France” (1983) y la expande hasta crear una obra en cinco movimientos (los primeros cinco tracks del disco), cuyo concepto sonoro y temático se complementa con el resto de los temas. El álbum fue concebido para funcionar como banda sonora de la centésima edición de la carrera de bicicletas más importante del mundo (el Tour de Francia, precisamente), pero llegó tarde (con la quinta victoria del estadounidense Lance Amstrong). No importa: al menos Ralf y Florian dan señales de vida y de una evolución que traza un camino propio. Esto es, sin intromisiones de la electrónica actual, una escena que probablemente no existiría de no haber sido por Kraftwerk.
En 1986, el cuarteto –o el dúo más otros dos– publicó Electric Cafe, un álbum no muy bien recibido por la crítica. Y entonces comenzó un silencio de radio sólo quebrado por el recopilatorio The Model (1991) y un single a propósito de la Expo 2000 en Dusseldorf, su patria chica. También hubo algunas (pocas) giras, una de las cuales los desembarcó en un estadio Obras abarrotado para un concierto memorable. El resto del tiempo, Ralf y Florian se encerraron junto a sus nuevos colaboradores Fritz Hilper y Henning Schmitz en los míticos estudios KlingKlang, donde concibieron obras maestras de la electrónica como Autobahn y Radioactivity. Cuando se habla de encierro y de mito, las palabras quieren decir exactamente eso: nadie sabe dónde quedan los estudios –que carecen de teléfono y fax–, y donde nadie atiende cuando se toca el timbre... si es que hay un timbre. El halo de misterio y desconcierto es aún mayor si se tiene en cuenta que la última vez que la banda accedió a ser fotografiada fue en 1978 (sólo hay fotos en vivo o de los robots que los reemplazan un rato sobre los escenarios), y que durante mucho tiempo Hütter sólo daba entrevistas si se hablaba exclusivamente sobre su colección de bicicletas. La pasión de la mitad del núcleo de Kraftwerk por el ciclismo es tal que uno de los ex “percusionistas” de la banda dio el portazo, convencido de que Hutter estaba más interesado en pedalear que en hacer música.
Por eso no es extraño que Kraftwerk haya elegido ponerle música a una carrera de bicicletas, la más famosa de todas. Y más si se tiene en cuenta que en el pasado el grupo hizo foco sobre la relación entre el hombre y la máquina: Autobahn dibujaba el paisaje de las autopistas germanas, Tras Europe Express era un tren en pleno movimiento y huelga explicar de qué trata The Man Machine. “Es probable que me interese tanto el ciclismo por su afinidad con la música”, dijo hace poco Hütter. “El hombre y la máquina convirtiéndose en una entidad. El hombre, que se mueve por su propio esfuerzo, en cooperación con una máquina. Es interesante que mientras se corría el Tour de Francia pudiéramos escuchar en los medios expresiones como ‘Ullrich el hombre máquina’ o ‘Ullrich, una usina (eso significa Kraftwerk) sobre ruedas’. Además, el ciclismo es un también programa de salud. Mucha gente del ambiente de la música se ha destrozado a sí misma. Nosotros, en cambio, estamos llenos de energía.”
Tras un prólogo sonoro de 31 segundos –en sus marcas, preparados...–, en el disco aparecen tres “etapas” de Tour de France, que son variaciones sobre un mismo tema, a la manera de la música clásica (no son los típicos remixes). “Chrono” cierra esa especie de suite con más variaciones, a la que siguen “Vitamin” (cuya letra parece una clase de química) y “Aero Dynamik” (“Perfección mecánica/ aerodinámica/ material y técnica/ aerodinámica/ condición y física/ aerodinámica/ posición y táctica/ aerodinámica”), más una variación sobre la última llamada “Titanium” (el material del que se construyen las bicicletas de alta competencia). Eltrack más interesante es “Elektro Kardiogramm”, en el que un corazón humano y una respiración agitada construyen el ritmo (hombre y máquina, otra vez), sobre el que dos voces se alternan para decir “Mínimo, máximo/ beats por minuto/ electrocardiograma”. Antes del final con “Tour de France” (versión nueva de la canción de 1983) hay otros dos temas encadenados: “La forme” y “Régéneration”, que describe los pasos de un ciclista para mantenerse en forma.
Tras 33 años de experiencias sonoras con Kraftwerk, Hütter promete volver a salir de gira y asegura que habrá más música en el futuro. Pero sin precisiones. “No trabajamos con un plan a cuatro años. De hecho, no tenemos ningún plan.” Y todavía mantiene un viejo sueño: “Imaginamos a nuestros robots dando un concierto en Tokio mientras nosotros estamos en París. Lo mejor es cuando la música se toca a sí misma”.