SOCIEDAD › EL PRIMER DIA DEL 18º ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES
Noche de brujas feministas
Rosario fue ayer la capital del feminismo, cuando 20.000 mujeres llenaron las nueve sedes del encuentro. Debates, festejos y para hoy, una marcha masiva bajo la consigna del aborto legal y gratuito.
Por Marta Dillon
desde Rosario
Vestidas de negro, con los sombreros con que se dibujan a las brujas en los cuentos, las organizadoras del XVIII Encuentro Nacional de Mujeres dieron la bienvenida a casi 20 mil congéneres que como un magma movedizo y agitado cubría la extensa superficie del Monumento a la Bandera en la ciudad de Rosario, la ciudad “del rufianismo y la prostitución” en su apogeo comercial, como dijeron en el discurso de apertura, la ciudad de los cereales que en los ‘90 se transformó en la ciudad de la desocupación. Apropiándose de ese mote que condenó a la hoguera a más de nueve millones de mujeres durante la Inquisición, el Encuentro quedó abierto dejando en claro desde el inicio que si brujas hay, también gozan de buena salud los inquisidores (quiénes si no, podrían ser esos muchachos que repartían volantes lamentándose porque los fetos de once semanas de vida no podían decidir). Sin embargo no hubo golpe bajo que pudiera evitar que por primera vez en 18 años se autoconvocara la hasta ahora asamblea más numerosa del Encuentro que decidió marchar hoy bajo una inmensa bandera violeta con una sola consigna: Por el derecho al aborto libre y gratuito.
“¿Por qué se querrán encontrar? ¿Estarán perdidas?” intentó ironizar el muchacho de Rosario Central, harto de que el incesante paso de las mujeres al baño del bar le impidiera ver tranquilamente la tercera fecha del Apertura. Mala idea la del joven, nunca un comentario misógino fue tan inoportuno. “Perdido estás vos, mi amor”, le contestó una chica de cejas atravesadas por el piercing con dulzura socarrona. Si tan sólo hubiera levantado la vista de la pantalla el muchacho se hubiera dado cuenta que estaba rodeado. Mujeres de todas partes del país, desocupadas, feministas, sindicalistas, amas de casa, trabajadoras sexuales, lesbianas, bisexuales, universitarias, adolescentes, piqueteras, mujeres autoconvocadas para discutir otra vez como cada año desde hace 18, habían tomado para sí la ciudad de Rosario con la firme intención de hacer escuchar sus voces, más allá de las diferencias. Que, como siempre, se convierten en un camino árido cuando lo que se grita a voz en cuello es la necesidad de reivindicar una sexualidad libre, garantizando el derecho a elegir cuándo y cuántos hijos tener.
Aun cuando no hubo ningún comunicado oficial de la Iglesia Católica de Rosario, en los talleres de anticoncepción y aborto, anticoncepción de emergencia y sexualidad, la disciplina de los cuadros parroquiales se hizo notar. Fueron muchas las que por lo bajo admitieron que habían sido llamadas para participar de esos talleres empantanando una discusión que desde hace casi dos décadas no levanta la nariz más allá de la confrontación sobre a partir de cuándo un embrión es persona. La dinámica horizontal de los Encuentros y la toma de decisiones por consenso –si no hay acuerdo entre todas las participantes de un taller se toma nota de las conclusiones de la mayoría y la minoría– ha colaborado, en estos 18 años de historia, a invisibilizar las mismas conclusiones, ya que la minoría y la mayoría parecen pertenecer a mundos diferentes.
A esta dificultad se ofrece como respuesta la Asamblea autoconvocada por el derecho al aborto, tan masiva que las mujeres tuvieron que turnarse para poder escuchar y hablar en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Rosario. “Tenemos que confiar en la autoorganización –señaló Dora Kodelesvsky, integrante de la Coordinadora por el derecho al aborto– porque ésta no es una lucha sectorial, es una lucha por un mundo diferente, una lucha cultural que no depende de grietas legales. Como dijo una de las obreras de Zanón ‘nuestros sueños no caben en sus urnas’”. La ovación fue espontánea. La movilización, hacerse visibles en la calle más allá de la presencia en los talleres, fue la herramienta que se eligió en esta asamblea en la que participaron Madres de Plaza de Mayo, diputadas como María José Lubertino –que acercó dos proyectos de ley sobre el tema–, candidatas del PartidoObrero y de la Izquierda Unida y cientos de mujeres de movimientos provinciales y también independientes. Hoy a las seis y media miles de mujeres marcharán bajo la consigna del derecho al aborto libre y gratuito.
“Esas que no están de acuerdo con el aborto es porque tienen plata, qué vivas, nosotras traemos los hijos al mundo y se nos mueren de hambre. Ellas se toman la pastillita y dicen lo que tenemos que hacer”, dijo Patricia, de Fiorito, con su pechera del movimiento piquetero Barrios de Pie, que un rato antes habían copado el mismo salón de actos, junto con otras organizaciones piqueteras que concurrieron masivamente al Encuentro, en el taller Mujer y desocupación. “Se pensaron que estábamos tranquilas, cocinando, planchando y yendo a misa, pero ahora con piquete y cacerola, tenemos los gobiernos de las bolas”, cantaron las mujeres del Polo Obrero, que empujaron hacia la salida a las representantes de la Corriente Clasista y Combativa por otra de las discusiones clásicas de estos encuentros: ¿sacar las conclusiones por votación o consenso? El PO, Barrios de Pie y el MIJP impusieron la votación con la idea de sumar las fechas significativas del movimiento de mujeres –25 de noviembre, día de la no violencia contra las mujeres, 28 de septiembre, día del derecho al aborto en América latina y el 8 de marzo– a un plan de lucha nacional piquetero. Pero todavía falta un día completo de discusiones antes de votar. Que de todos modos se fusionarán con las decenas de talleres sobre trabajo, identidad, pueblos originarios, sexualidad, trabajo sexual, adolescencia y un largo etcétera en el que siempre queda espacio para un nuevo taller que se autoconvoca en alguna de las nueve sedes.
La noche sobre el río Paraná prometía una agitación más parecida al festejo –al aquelarre– que a las discusiones del día. Protegidas por la luna menguante, las mujeres planean reapropiarse de una ciudad en la que el feminismo es tan fuerte como lo fue alguna vez la explotación sexual. La noche es para el festejo porque, como se dijo en la apertura, “las mujeres hemos sabido parir un movimiento social que nos permite expresarnos de mil formas. Porque es rico, diverso, democrático y da visibilidad potencial al revolucionario de nosotras, las mujeres, que avanzando desde lo individual a lo colectivo, nos convocamos a transformar una sociedad injusta”.