ESPECTáCULOS
Claudia Oshiro, la voz japonesa que Alfredo Casero andaba buscando
La cantante fue convocada para contribuir en “Shimauta”, el hit del disco “Casaerius”. Tiene experiencia: ya la cantaba hace cuatro años con Jinshu, un grupo que tocaba para la colectividad japonesa.
Por O. R.
El tema no deja de sonar en las radios. “Shimautá”, el hit del disco Casaerius de Alfredo Casero, es una amable invitación a conocer la cultura oriental desde el otro lado del mapa. El actor y músico lo canta a la perfección junto a Claudia Oshiro, una argentina hija de japoneses oriundos de Okinawa, cuya vinculación con la música data desde que tenía tres años, cuando escuchaba a su madre cantar en los concursos de la colectividad. “Cuando cumplí los cinco años se hizo el primer Festival Infantil de Canto de la colectividad japonesa”, comenta en la entrevista con Página/12. Desde entonces no paró de entonar la garganta para hacer lo que más le gusta.
Oshiro fue convocada por Casero y Juan Blas Caballero, el productor del disco, para incorporar los coros al tema escrito por Miyazawa Kazufumi, el cantante líder de la banda The Boom que tiene una afinidad especial por la isla de Okinawa. La cantante reconoce que cuando llegó al estudio de grabación “toda la base ya estaba hecha y lo único que faltaba era agregar las voces y los coros por los que me habían convocado”. “Pero Alfredo me decía: ‘sacá todo, relajate’. Entonces me dijeron: ‘cantá todo el tema’. Canté toda la canción y la parte en que quedo sola se quedaron un poco asombrados. Incluso decidieron dejar esa parte”, reconoce emocionada.
“La canción no es del todo tradicional”, explica Oshiro. “Porque el autor es contemporáneo y no se trata de una canción folklórica antigua. Pero tiene algo de tradicional porque se usa el samisen, que es un instrumento de tres cuerdas cuya caja es como una guitarra forrada con cuero de víbora. Y supongo que también tiene algo de tradicional por el ritmo, que es parecido al de Okinawa”, grafica. Oshiro destaca que, además de contar con el samisen, el tema de Kazufumi está fusionado con el rock. “Aunque, si bien la versión original tiene bastante de pasión, al lado de la versión de Alfredo es como que queda un poco chiquita, porque él le pone más pasión y más fervor”, agrega.
Oshiro conocía el tema desde hace un buen tiempo, y que la convocaran a interpretar esta canción fue fruto de la casualidad: ella solía hacerla durante el 98 en Jinshu, una banda donde interpretaba música tradicional de Okinawa fusionada con ritmos occidentales, para la colectividad japonesa en Buenos Aires. “El ‘Shimauta’ ya era conocido en Japón, y en Jinshu lo hacíamos más o menos parecido al original. Era un tema que nunca faltaba en nuestras presentaciones. Fue como un sueño que eso saliera de lo que era la colectividad y que lo pudiera escuchar el público argentino. No tenía idea de que iban a pasar dos o tres años y que se iba a hacer tan conocido”, comenta.
–¿De qué trata el tema?
–Habla de transmitir todos los sentimientos de la gente de la isla a todo el mundo “a través de los mares”, como dice la canción. A mí me contaron que el autor escribió el tema pensando en todo el sufrimiento de la guerra, y hay una parte que dice “nos conocimos en un cañaveral y nos dijimos adiós en un cañaveral”. En esa parte habla de la gente que murió en la isla, que murió en los cañaverales. El autor quiso hablar de la guerra que padeció Okinawa, pero no lo puso explícitamente.
–También tuvo una participación en la banda de sonido de +bien, la película que interpretó y musicalizó Gustavo Cerati. ¿Cómo fue esa experiencia?
–El director de la película quería que cantara un tema típico de Japón o un tema viejo. Pero Gustavo ya había hecho la música ambiente de la parte que quería que yo cantara. Un día nos juntamos y el director había escrito una poesía que luego traduje al japonés. Y ahí, entre los tres, empezamos a hacer la melodía. Dentro de la banda de sonido es la única voz que existe. Ni siquiera está la voz de Gustavo.
–Actualmente forma parte de la Sedai Band. ¿Qué influencias musicales tiene la banda, qué música hacen?
–Hacemos pop japonés y enka, que es una música tradicional y popular pero que no llega a ser folklórica. Las influencias son de todo un poco: algunos músicos escuchan más jazz, otros escuchan más funky o rock y yo escucho música más moderna. En estos momentos estamos haciendo covers y cada uno le va metiendo lo que más le gusta. Además de la Sedai, formo parte de Astrolabio, un grupo de pop alternativo en castellano.
–¿Nota una evolución del pop japonés en los últimos tiempos?
–Sí, está bastante occidentalizado. Antes lo que era pop japonés estaba como muy definido, se notaba que era pop japonés y sonaba como más ingenuo y más cuadrado. Ahora tiene más rhythm & blues y de lo que se escucha actualmente, está en un proceso de globalización.