[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Es probable que la voz de Chany Suárez suene más conocida para los de cuarenta en adelante, aunque hoy la cantante está cumpliendo treinta años ininterrumpidos de carrera. A principios de los ‘70 fue una de las primeras en abordar y difundir el cancionero de compositores por entonces poco interpretados por estas tierras, como Silvio Rodríguez, Milton Nascimento o Roque Narvaja. Con su singular fraseo interpretó a autores fundamentales de la música popular latinoamericana, estableciendo especiales relaciones con Gustavo “Cuchi” Leguizamón y Alfredo Zitarrosa, por ejemplo. Tanto, que muchos piensan que es salteña o uruguaya, porque la relacionan con estas figuras. Suárez nació en Capitán Sarmiento, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, pero desde hace tiempo está radicada en Quilmes. Hermana de Julio Lacarra, hiperquinética, incapaz de permanecer quieta en la silla, Suárez enumera momentos halagadores al repasar su carrera, y sonríe con ganas cuando cuenta que Joan Manuel Serrat la llamó para felicitarla por su versión de “Y el amor”, incluida en su penúltimo disco, Chany... y el amor. “¡Y pensar que casi le corto porque pensé que era mi hermano que me estaba jorobando!”, se ríe.
Ahora, Chany Suárez celebra sus treinta años de carrera con un doble festejo. Por un lado, la edición de No te rindas, un disco en el que recopila los grandes temas del cancionero latinoamericano con los que recorrió buena parte del mundo (“La arenosa”, “Zamba del laurel”, “Crece desde el pie”, “La maza”, entre otros). El segundo festejo es el show que dará hoy a las 20.30 en el Teatro Alvear, junto a varios de sus compañeros de ruta. Actuarán con ella, entre otros, Víctor Heredia, Litto Nebbia, Rubén Rada, Jairo y Peteco Carabajal. Y también participarán Juan Alberto Badía, Víctor Hugo Morales, Héctor Larrea, Antonio Carrizo, Magdalena León, Yamila Cafrune y Marcelo Simón, con aportes que Suárez no quiere revelar para no restar sorpresa a la noche, y puesta en escena de Rodolfo Sardú.
Lo recaudado en el show, con entrada a cinco pesos, será íntegramente donado a la Fundación Favaloro. Su conexión con René Favaloro tiene que ver con gustos literarios. “Yo admiro al escritor catamarqueño Luis Franco, uno de los muchos casos de argentinos talentosos que sólo son reconocidos afuera del país. Su obra La hembra humana es uno de mis libros de cabecera”, cuenta Suárez. “Y Favaloro, que tenía una biblioteca impresionante, tenía todos los originales de Franco. Por eso siempre sentí una afinidad con él, y al momento de pensar con quién colaborar no lo dudé”, explica.
–En todos estos años, ¿cuáles son los momentos de su carrera que recuerda especialmente?
–Por suerte, todo el tiempo siguen pasando cosas que me emocionan. Pero recuerdo especialmente cuando el Cuchi me eligió para presentar “Bajo la azotea del sol” en Cosquín, y ganamos con ese tema. Siempre me sorprendió lo que pasaba en los escenarios de todo el mundo con “La arenosa”, la gente siempre aplaudía de pie. Una vez le escribí al Cuchi desde Estados Unidos diciéndole: “Maestro, ‘La arenosa’ acá la está rompiendo...”. Y él me contestó con su ironía habitual: “¿Se darán cuenta los yanquis de que estás haciendo penetración cultural?”.
Suárez está especialmente entusiasmada por el show de esta noche. “Siento que va a ser, más que un festejo mío, una fiesta de la canción popular. Porque es impresionante cómo se fueron sumando todos mis compañeros, la magnitud que alcanzó esto. Yo creo que esto tiene que ver con que están soplando vientos nuevos, y eso se nota”, asegura.
–¿En qué nota esos “vientos nuevos”?
–En general siento que en el país, después de mucho tiempo, hay un aire de esperanza, la fe está puesta en acción. Ese aire nuevo refresca todos los ámbitos, y de alguna forma pone a la gente en movimiento, en nuestro caso en la música, que es lo que sabemos hacer. Obviamente, hay que revertir años de historia, y no es fácil ni de un día para el otro. Peropor lo menos hay una idea de que es posible. Aunque el pueblo no cree más en las palabras sino en las acciones. Así que habrá que esperar; la historia será la encargada de juzgar este momento.