ESPECTáCULOS
› FEDERICA PAIS, UNA ANIMADORA QUE TRATA DE ESCAPAR A LA PICADORA DE CARNE DE LA TELEVISION
“Se me nota todo lo que pienso, aunque no lo diga”
Tras casi una década en la pantalla, esta ex modelo convertida en una eficiente conductora dice que no esta interesada en el mundillo mediático. “Soy una mamá que termina de trabajar y se va a bañar a sus hijos”, dice.A su criterio, el mundo de los escándalos puede servir a las causas sociales.
› Por Mariano Blejman
Al menos en la pantalla, Federica Pais sufre de incontinencia de risa y no piensa en curarse: deja caer carcajadas a cara completa y muestra sus dientes blancos al por mayor. La ex modelo comparte con Guillermo Andino la conducción de un programa atípico: se mudó de Canal 13 a América con su equipo completo, aunque perdió el nombre de “Siempre listos” en el camino, y viró a “Va por vos”, dejando tras de sí una especie de clon. Pero como cuando trabajaba junto a Raúl Portal, Pais desentona en el mundo de la televisión, aunque su figura parezca diseñada para él. Sobre todo cuando el puñado de programas del “mundillo” del espectáculo, que “Va por vos” integra, hace desfilar como gran novedad a Silvia Süller y su heterodoxo grupo familiar debatiéndose sobre hermanos pretendidamente homosexuales, embarazos y abortos. “Va por vos” también tuvo su momento de morbo con el tema, cuando impuso el debate entre sus columnistas. Aunque después, sin interrupción, pasara a mostrar su perfil de “programa de servicio” con un móvil que emitía desde la sede de Adecua, un organismo de defensa del consumidor. Federica está en el medio de un mundo que a veces la excede, pero se mueve como un pez en el agua, he ahí la contradicción.
–¿No le parece extraño el programa que hace?
–A mí me encanta. Aunque debo aceptar que tiene su costado bizarro por los personajes que aparecen. Pero no quiero hacer nombres. Tiene un poco de las dos cosas: por un lado el mundo del espectáculo, y por otro mucho de servicio al consumidor. Pero si uno emite un escándalo y después se usa ese rating para pedir una silla de ruedas para alguien que lo necesita, bienvenido sea. Es mucha la gente que se engancha a ver los escándalos y si se puede usar con un fin social, mejor.
–Muchas veces usted parece mirar todo desde afuera.
–Creo que hay otros programas que hacen muy bien su trabajo, como “Intrusos”. Jorge Rial es brillante en lo suyo. Lo que pasa es que a mí se me nota todo lo que pienso aunque no lo diga. Para bien o para mal. Y no voy a decir nada más sobre eso. Pero si hablar de un escándalo sirve para que cuando se habla de mujeres golpeadas se vea, lo defiendo. Creo que la gente me compró por eso, porque soy sincera.
–¿La gente la compró a usted?
–Después de 9 años, si no te compran te levantan. Son las reglas del juego. Si no dígame, ¿por qué está aquí? ¿por qué quiere entrevistarme? La televisión es un negocio, aun en este momento de crisis nacional.
–La televisión la compró, pero parece que usted no compró lo que venía con ella: glamour, fiestas, figuración...
–No me interesa lo que excede a mi trabajo. Soy una mamá que trabaja en televisión y cuando llega a su casa baña a sus piojitos, como usted o como cualquiera. No me creo ninguna. Ese es el lugar desde donde tomo mi trabajo y mi vida.
Sin embargo, la vida de Pais no se detiene en el mundo catódico. De algún modo, su historia no se lo permite: su padre José Miguel Pais estudiaba arquitectura en la Universidad de La Plata cuando fue secuestrado por la última dictadura militar. A pesar de todo, ella prefiere hablar en su carácter de hija de desaparecido sólo frente a las cámaras de televisión, y no tanto en un diario. “Creo que no se debe jugar con el dolor. Este es un tema escabroso y no puedo saber cómo me van a editar”, explica.
–¿Cómo le toca el tema de los cacerolazos?
–Este es un momento muy interesante. Paso de la alegría a la angustia, de la incertidumbre al entusiasmo, de la curiosidad a la bronca. En lo concreto, no puedo ir a los cacerolazos de los viernes porque estoy con mis hijos, pero me gustaría hacerlo.
–Algunos piensan que falta en el país una clase política, que son de alguna manera los 30.000 desaparecidos de la dictadura... –Quiero pensar que los que no están más no murieron para nada. Quiero pensar que algo aprendimos en tantos años. Tampoco creo en esa cuestión del “todo o nada”. Estoy a favor de la salida democrática de cualquier modo. Pero los desaparecidos no están más... ¿qué puedo decir? hacer cualquier hipótesis es hacer política de ficción. Yo espero que lo que nos pasó sirva para algo. No creo que los políticos sean todos una basura, quiero pensar que queda gente honesta.
–¿Pensó en algún momento en irse del país?
–No me quiero ir a ningún lado. Tengo la suerte de que me vaya bien, si no tuviera esa suerte probablemente lo hubiera pensado. Pero yo soy de Buenos Aires, no podría irme ni a La Pampa. Amo a mi país, cuando me voy de vacaciones extraño hasta que te empujen cuando querés entrar al subte.
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