ESPECTáCULOS
• SUBNOTA › UNA COMPARACION ENTRE “VA POR VOS” Y “SIEMPRE LISTOS”
Farándula versus batallas hogareñas
Por Julián Gorodischer
La tarántula en el hombro quedó como testimonio de otro tiempo. Ella se reía de todo y de todos, cuereaba con gusto, hasta que la cínica dejó paso a la integrada. Federica, consolidada en las tardes para el ama de casa, prefiere ahora las extensiones del peluquero Sanders y la defensa de las batallas del hogar. Mira fijo a la cámara, enojadísima, y pide que “hagan talles más grandes para las chicas”, o insiste con el reclamo postalza de precios: “Tenemos que defendernos como consumidores”. En “Va por vos” (América, lunes a viernes a las 16) conduce con Guillermo Andino un potpourri de servicios, de un tema a otro sin pausa, para pasar de la saga de los Süller a la nueva vida de Martita Hanglin o las aplicaciones de la fitoterapia, siempre coronados por la frase de rigor en voz de Andino o Federica: “Fijate si te sirve”.
¿Una tarde pasatista o una tarde comprometida? Esa es la cuestión, y “Va por vos” no duda: las batallas del hogar les exigen dejar bien atrás y en otro canal la frivolidad del espectáculo. Esta es otra Argentina. Hay que dar lugar a la representante de Adecua, a la psicóloga contenedora, al columnista para que reproduzcan unas pocas claves para la felicidad: bajar los precios, mejorar la relación conyugal, ganarle al banco. Si hay que hablar de los locos Süller, por esa desgraciada agenda mediática que lo impone, Graciela, la psicóloga, deja en claro que el segmento apunta al bien común: “Es un amplificador de lo que pasa en las familias argentinas”, dice. Y ya no hay peligro de quedar contagiado por el chisme o el escándalo barato frecuentados por la telebasura; esto es distinto. Que se enfatice muchas veces, como corresponde a una dupla que –no por nada– decidió jugarse por las batallas del hogar, aunque eso implicara cambiar a un canal más chico y con menos rating.
Del otro lado, en el “Siempre listos verano” (Canal 13, lunes a viernes a las 18) que Andino y Federica dejaron vacante, sus reemplazantes Horacio Cabak y Verónica Lozano son algo frívolos, y hasta les dedican alguna provocación velada: “Acá no existe Silvia Süller”, dicen, para dar lugar a los temas fetiche de un magazine fresco y limpito como el shampoo, para “soñar” con Chayanne o Julia Roberts, con George Clooney o la mexicana Paulina Rubio, siempre y cuando se trate de imágenes internacionales y brillosas, como las estrellas. También aquí hay que apartarse de la telebasura de otras tardes, y entonces Verónica dice que “soñar no cuesta nada” y hojea la revista de farándula, como en los viejos tiempos, cuando todavía era posible deslumbrarse por el lujo de los ricos y famosos. En definitiva, no ha pasado nada, y Cabak recuerda que “el país es divino” y que en todos lados aceptan pesos, lecop y patacones. Antes del corte, no se priva de la frase diferenciadora: “En este programa no se pelea nadie”.
Pese a sus diferencias de estilo y objetivos, las dos, Verónica y Federica, demuestran lo que se sospechaba: las mujeres de las tardes cambiaron. Ahora ser ama de casa es moderno y cool. Algo de torpeza, un look elegante pero levemente desaliñado, ganas de preguntar (al galán o a la especialista en precios, según), y caras bonitas dejaron atrás a las utilísimas mujeres de otros tiempos. Ahora (como Mariana Fabbiani) las chicas de su casa son jóvenes y eligieron un modo de vida que exhiben mientras se informan sobre el mundo, o hacen de muleta divertida para sus partenaires varones.
La “otra mujer” deja atrás a la vecina chismosa y se entusiasma con un nuevo modelo: un poco protestón para Federica, un poco despistado para Lozano. Pero muy risueño para los dos: hay que reír hasta que la mueca diga basta. Carcajada más atenuada para Federica, quien a veces termina en el amague para dejar paso a la queja: “No puede ser, nos están tomando el pelo”. Una más desinhibida y negadora para Verónica, que prefiere hacer “como si no” y deambula risueña por el estudio. Después de todo, al menospor dos horas de programa, rige el dogma Al mal tiempo... “La verdad que la pasamos lindo”, dice Vero.
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