ESPECTáCULOS
Un concierto para sentir el pulso musical del comienzo del siglo XXI
Con obras de la finlandesa Kaija Saariaho y de los argentinos Jorge Sad, Jorge Rapp y Abel Gilbert se inicia un ciclo donde la electrónica y los músicos en escena comparten protagonismo.
Por Diego Fischerman
Jorge Sad es compositor, cuando tiene que explicarle a algún alumno qué es la “idea de la música acusmática de Pierre Schäffer”, recurre al Sgt. Pepper de los Beatles y piensa algunas de sus obras como un eslabón entre el espectralismo y Jimi Hendrix. Cuando descubrió la música de la finlandesa Kaija Saariaho, una de las autoras más importantes de la actualidad, cuenta que salió de un período en que se sentía “ahogado por el postserialismo”. Algunos, cuando escuchan la música de Saariaho, la comparan –tal vez sin que la compositora se haya atrevido a soñarlo– con Hendrix. El círculo –uno de ellos– se cierra y es que, para Sad, como para los Beatles, para Hendrix y para Saariaho, “el propio sonido, entendido como material, es el que define su estética”. Y el próximo martes a las 21, en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759), habrá música de Sad y de Saariaho, junto a la de otros autores finlandeses y argentinos, en un concierto llamado Elektronica vivä, organizado por la Universidad de Morón y auspiciado por la Embajada de Finlandia.
La obra de Saariaho que allí se oirá, además, fue compuesta para el Kronos Quartet y jamás se tocó en la Argentina hasta el momento. Nymphéa, para cuarteto de cuerdas y electrónica en vivo, será interpretada por el Ensamble Dedalus, dirigida por Eduardo Moguillanski (un argentino actualmente residente en Salzburgo). Transparencias, de Sad, fue compuesta para la misma formación y el programa incluirá también An Island, shoreless, para clarinete bajo y cinta, de Hannu Pohjannoro, Le fantôme du temps, para cinta, de Jovanka Trbojevic, El ataque, para clarinete bajo y electrónica en vivo, de Francisco Colasanto, Tiempos virtuales de Jorge Rapp y Los murmullos de Abel Gilbert (concebida a partir de la música que había escrito para la obra teatral del mismo nombre, estrenada el año pasado en el Teatro San Martín). En realidad este concierto, del que participará además el clarinetista Guillermo Sánchez, tendrá un segundo capítulo el próximo 5 de noviembre, en que se interpretarán Noah Noah y Petals de Saariaho, y Nrut de Jukka Ruohomäki, con la participación del Ensamble Gest(u)alt. Sad, en todo caso, no hace más que seguir una tradición muy argentina. Como Juan Carlos Paz o, más cerca, Gerardo Gandini, organiza y programa los conciertos que le interesan y que otros no organizarían. O, si se prefiere, como una estrategia para hacer escuchar sus propias obras.
“La relación de ciertas estéticas contemporáneas con los Beatles no es caprichosa”, explica Sad. “Se trata de entender el sonido por sobre la estructura. Si uno toma una canción de los Beatles, sin esa mezcla, sin esa instrumentación, sin esa espacialidad, deja de ser la misma obra. De hecho, todas las versiones que otros han hecho de las canciones de los Beatles son horribles. Por eso un músico tiene mucho problema en analizar una música de Prince si intenta analizarla a partir de cuáles son los acordes. Ese es el gran problema del siglo XX para acá: la idea de la composición del timbre. La orquestación no es una cuestión de elegancia. El timbre es un parámetro que se compone tanto como los demás y, tal vez, lo que caracteriza a una obra no es ninguno de los parámetros por separado sino una especie de metaparámetro que engloba a todos: la armonía, los perfiles melódicos. Los Beatles componían básicamente eso, el resultado.” Su obra Transparencias fue construida a partir del análisis del sonido de la ruptura de un vidrio, está inspirada en La transparencia del mal de Jean Baudrillard y fue seleccionada para participar en el II SeoulInternational Computer Music Festival en noviembre de este año.