ESPECTáCULOS

Una nueva era, de actores para servirse en bandeja

Al mejor estilo “delivery”, el grupo “Teatro a la hora de los postres” va a domicilio, lleva tortas y, de paso, interpreta una obra teatral, preferentemente comedias.

 Por Oscar Ranzani

En plena era de pedidos gastronómicos a domicilio, el arte no quiere quedarse fuera del sistema. La tendencia es producto de las comodidades que ofrece la vida urbana y, a la vez, de la inseguridad ciudadana que llama al encierro. “Arte en movimiento y diversión” es la consigna del grupo Teatro a la hora de los postres, cuyos integrantes, al mejor estilo “delivery”, van a domicilio, llevan tortas y de paso... interpretan una obra teatral. El grupo está compuesto por Miguel Wahren (director y actor), Avián Vainstein, Catherine Biquard, Magela Zanotta y Graciela Muñiz, quienes se presentan a la hora señalada para poner a prueba el humor en una fiesta de cumpleaños, una despedida de soltero o bien en la casa de cualquier vecino que los llame para pasar un momento divertido en familia y sorprender al homenajeado.
La idea nació de la conjunción de dos proyectos distintos. El multifacético Wahren (es actor, director, pastelero, charanguista, compositor y médico pediatra) participó previamente en Música a la hora de los postres, una experiencia similar en su esencia. Mientras tanto, Catherine Biquard y su pareja Avián Vainstein tenían en mente hacer “teatro con sushi”. A modo de síntesis de los dos proyectos, “nos juntamos y dijimos Teatro a la hora de los postres. Es decir, teatro con torta”, explica Biquard a Página/12. Actualmente presentan la comedia de enredos Encuentros y desencuentros en Francia. “Se trata con un humor muy cínico el tema de las parejas”, sostiene Biquard. “La comedia nos pareció divertida y adaptable a un living y a una dinámica entretenida”, explica Wahren. Si bien Wahren es, por experiencia, el director, señala que “los chicos querían que la dirigiese yo. Yo les dije que no, que lo hiciéramos entre todos porque no me sentía capacitado para dirigir una comedia”, confiesa. “Y así empezamos. En realidad empezamos a dirigir todos y fue bárbaro porque espontáneamente íbamos rotando en la dirección cada uno desde lo que sentía que podía aportar”, señala.
Todo comienza con el llamado de algún familiar que quiere agasajar a un ser querido o a algún amigo. El grupo va previamente a ver la casa donde desarrollarán la obra, para conocer las entradas y las salidas. “Tratamos de modificar muy poco la casa y manejarnos como está. A lo sumo cambiamos de lugar un sillón”, explica Wahren, quien comenta que, posteriormente, arman un plano. El día y la hora fijados llegan con delantales y se presentan como mozos. Entonces, la gente no sabe qué va a pasar. “Nos ven y piensan que los invitaron a comer tortas servidas por unos tipos con delantales. Y de repente esos mismos que servían desaparecen y aparecen como actores”, describe el artista pastelero.
“Cada función tiene su anécdota y eso es lo divertido. Para nosotros, como actores, también es maravilloso el hecho de tener que adaptarnos a una escenografía y a un público que siempre es distinto”, dice Biquard. Eso genera diversión y, a la vez, inconvenientes. “Es un training bárbaro. Uno tiene que vivir el aquí y ahora. Y nos ha pasado que, a veces, un actor sale por la puerta equivocada porque se está yendo hacia el cuarto en vez de abrir la puerta de salida. Uno tiene que estar pensando porque no ensayó en el lugar ni lo conoce”, describe Biquard. “O de repente nosotros, por ejemplo, tenemos que tener dos sillas en los balcones. Las pusimos y, en un momento, nos distrajimos y, de repente, vino más gente, nos sacaron las sillas y no nos dimos cuenta. Y bueno, son adaptaciones constantes”, agrega Wahren.
“No nos metemos con el público”, aclara Biquard ante la posibilidad de que algunos puedan pensar que es una invitación a la burla. “Es importante porque hay gente a la que le parece medio violento que uno esté”, asegura. Teatro a la hora de los postres (tiene página en Internet: www.teatroalahoradelospostres.ar.kz) lleva realizadas más de 25 funciones a domicilio a pura mezcla de bizcochuelo y arte. Tienen pensado enriquecer su repertorio para brindar distintas opciones sin perder de lado el espíritu de comedia.

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Miguel Wahren y Catherine Biquard, parte de un grupo que encontró una variante novedosa.
 
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