ESPECTáCULOS

“Me interesa recuperar el espacio de la investigación radiofónica”

Carlos Ulanovsky, flamante director de las radios Once Diez y 2x4, proyecta un perfil periodístico de producción propia, una mayor presencia y, sobre todo, “hacer una radio lo más distinta posible”.

Por E. R.

Al finalizar el secundario, en 1963, Carlos Ulanovsky emprendió la difícil tarea de conseguir el primer empleo junto a un compañero del colegio y amigo de siempre, Rodolfo Terragno. Los dos jóvenes pasaron días recorriendo las redacciones de numerosas revistas que se editaban en “color sepia”, dejando a su paso notas de su autoría escritas con la ilusión de atraer la atención de algún editor benévolo que les permitiera dar sus primeros pasos en el periodismo. Los artículos, obviamente, se remitían a los intereses que inquietaban a los adolescentes de la época: ¿Cómo es el levante en Buenos Aires?, ¿Existe una revolución sexual en Argentina?, ¿Cómo es la noche porteña? También dejaron su sumario en la recepción de Radio Municipal, que por ese entonces funcionaba en el subsuelo del teatro Colón. Nunca recibieron respuesta. Cuarenta años después, en una suerte de revancha que le deparó el destino, Ulanovsky vuelve a Radio Municipal (hoy Radio Ciudad Once Diez, AM 1110), pero ya no ofreciendo sus servicios como periodista, sino asumiendo la dirección general de la emisora perteneciente al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Pero no es que en mi adolescencia me rechazaron: simplemente me trataron con indiferencia”, advierte entre risas quien también manejará los hilos de la 2x4 (FM 92.7), la hermana tanguera de Radio Ciudad.
Con una extensa trayectoria en el periodismo gráfico y en la radiofonía (hace más de treinta años que trabaja ininterrumpidamente en radio), Ulanovsky asume la dirección de Radio Ciudad tras el alejamiento de Juan Alberto Badía, luego de tres años y medio de gestión. “Me encuentro con una radio armada”, señala en diálogo con Página/12 el autor de Días de radio, Estamos en el aire y Los argentinos por la boca mueren, entre otros libros. “La programación actual de la emisora está al mismo nivel que cualquiera de las mejores radios privadas. Aun cuando no sé si es lo que voy a elegir para mi proyecto, no tengo dudas de que el equipo periodístico es muy bueno. Lo que voy a inculcar es tratar de hacer una radio lo más distinta posible: hacer lo que no hacen las otras radios”, agrega quien compartirá la dirección de la Once Diez con Claudio Vívori.
–¿Cómo se hace una radio “distinta”?
–Es una radio que tiene un público potencial de casi 14 millones, que son las personas que a diario pululan por aquí. No es ninguna pavada. Yo quiero hacer de la radio una mezcla de información, servicios y entretenimientos, porque es imposible pensar una radio sin entretener a la gente. Todo eso acompañado de una búsqueda permanente de la originalidad y la experimentación. Tiene que ser una radio que represente equitativamente a la ciudad. Buenos Aires es una ciudad fascinante, sobre todo en el terreno cultural. Ojalá la radio supere la movida cultural de la ciudad. Quiero introducir en las radios elementos que le faltan a la radiofonía argentina: experimentación, locura, vanguardia.
–¿Cree realmente que hay mayor libertad para la creación radiofónica en las radios públicas que en las privadas?
–No tengo dudas. Hay que ir enfatizando el carácter de público, que es un concepto bastante desconocido aquí porque se lo confunde con el medio del gobierno de turno. Badía me aseguró que durante su gestión Aníbal Ibarra nunca levantó el teléfono para decirle algo. Las radios privadas están muy atadas a la necesidad comercial. Yo vengo a la radio como periodista, que es lo único que sé hacer en mi vida. Vengo a aplicar procedimientos periodísticos que necesariamente se deben cruzar con procedimientos que tienen que ver con el funcionamiento de la ciudad. El cargo pone a prueba una cantidad de cosas que pensé desde la teoría.
–¿Por ejemplo?
–Una de las cosas que pensé es promover un concurso interno entre los empleados para buscar un defensor de los oyentes, que la radio tenga la figura del ombudsman. Son cargos que ayudan a la democracia interna y la transparencia en la relación con los oyentes.
–Es algo que no tiene mucha experiencia en el país...
–No, acá no hubo grandes experiencias en ese sentido, lo que habla muy mal de nosotros los periodistas. Quiere decir que los periodistas argentinos no nos bancamos tener un ombudsman que nos señale nuestras falencias en pos de mejorar la relación con la gente. Para tener un ombudsman hay que tener sentido crítico y los argentinos, entre ellos los periodistas, lo hemos perdido.
–¿Cuál es el principal escollo para plasmar su proyecto?
–Me interesaría que la radio sea un tema de conversación en las charlas culturales de Buenos Aires. Para eso, una de las primeras tareas que debemos realizar es trasladar la antena y el equipo transmisor de Ingeniero Maschwitz a un lugar de la Capital Federal. En la actualidad, la cobertura de la radio en la ciudad es del 60 por ciento. Yo quiero que la radio llegue a toda la ciudad. La primera tarea es lograr que la gente pueda escuchar la radio en cualquier punto de la ciudad.
–Hasta 1995, la frecuencia de radio Ciudad era la AM 710, hoy Radio 10. Ese año, el gobierno de Carlos Menem decidió entregarle mediante un decreto dicha frecuencia a un grupo empresario encabezado por Daniel Hadad. ¿Recuperar la frecuencia es una prioridad de su gestión?
–La verdad es que no lo pensé. Me parece que es un tema perdido. Se puede seguir protestando y no está mal porque es una injusticia. Pero me parece que sería bueno poner los esfuerzos en otros objetivos que tienen solución. Intentaré que en mi gestión se empiece a saldar la gran deuda que hoy por hoy tiene la radiofonía argentina, que es no contar con información propia. Los que trabajamos en radio nos basamos excesivamente en el diario del día: afanamos información de una manera alevosa. El día que no salen los diarios nos agarra un síndrome de pánico porque no sabemos de qué hablar. Por razones económicas las radios dejaron de investigar: la agenda informativa, ahora, la marcan los matutinos. Quiero que se recupere el espacio de investigación radiofónico. Prefiero apuntar los esfuerzos a este tipo de cosas y no a objetivos inalcanzables. Esa es la única forma de mejorar la calidad de la radio.

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“Los argentinos, entre ellos los periodistas, hemos perdido el sentido crítico”, señala Ulanovsky.
 
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