ESPECTáCULOS › LA TEMPORADA LIRICA 2002 DEL COLON
“Dar vuelta el teatro”
Con rasgos de humor y concisión poco frecuentes en un director del Colón, Emilio Basaldúa presentó la programación operística para este año, armada casi exclusivamente con artistas argentinos.
Por Diego Fischerman
”Cuando me convocaron para dirigir el Colón, la Argentina todavía no había explotado”, comenzó su relato Emilio Basaldúa, en el momento de presentar la temporada 2002 del teatro. Autodefiniéndose como “okupa” y con rasgos de humor y de concisión infrecuentes en su cargo, el escenógrafo anunció una programación en la que, dijo, “traté de convertir los defectos en virtudes y pensar que ésta era una oportunidad inmejorable para dar vuelta al Colón”. Ver las colas de jóvenes dispuestos a emigrar, frente a la Embajada de España, comentó, lo llevó a “querer hacer una pequeñísima contribución a que los argentinos tengan trabajo y a la repatriación, aunque sea momentánea, de algunos de nuestros compatriotas más talentosos, entre los que están en el exterior”. Además de elencos nacionales casi con exclusividad, Basaldúa planteó la necesidad de hacer, sobre todo, nuevas puestas. “Hay dos motivos”, dijo. “Uno tiene que ver con hacer que la ópera viva, que no se inmovilice, que haya siempre nuevas miradas. El otro es poner en movimiento nuestra maquinaria, nuestros talleres. Lograr que el teatro funcione a pleno”.
Junto a Jorge Telerman, secretario de Cultura de la Ciudad, el director del Colón habló no sólo de la necesidad económica de plantear una temporada distinta sino de la “obligación moral” de encararla de esa manera. Entre las novedades de este año estará la puesta en vigencia del nuevo reglamento de trabajo, que implica la posibilidad de ensayos a la tarde, contando con el personal escenotécnico, y, por consiguiente, la liberación de unas cuarenta noches en el año que podrán ser destinadas a funciones. La otra primicia es el hecho de que la temporada artística se autofinanciará con la recaudación, agilizando notablemente los trámites administrativos. Mientras las obligaciones salariales con los trabajadores del teatro (unos 35.000.000 de pesos anuales) serán cubiertas por el presupuesto de la Ciudad, el resto (que, en efecto, todos los años se corresponde casi con exactitud con lo recaudado por boletería) saldrá directamente de las ventas de entradas.
La temporada lírica abrirá el 12 de abril con Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny de Kurt Weill y Bertolt Brecht (“debe haber pocas ciudades más parecidas a Buenos Aires que Mahagonny”, bromeó Basaldúa), con régie de Jérôme Savary, dirección musical de Gerardo Gandini y actuaciones de Graciela Oddone, Adriana Mastrangelo, Carlos Bengolea, Gustavo López Manzitti, Alejandra Malvino y Marcela Pichot entre otros. Savary, nacido en Buenos Aires y radicado en París desde hace décadas, encabeza el plantel de argentinos que aceptaron trabajar en las condiciones de restricción presupuestaria que el Colón se planteó para este año. Gabriel Garrido (que dirigirá Las Indias Galantes de Rameau), la mayoría de los instrumentistas que conformarán la orquesta barroca necesaria para ese título y Alfredo Arias, responsable de la régie –que ya realizó en Montpellier–, el tenor Luis Lima (cantará en La Fanciulla del West de Puccini –que tendrá puesta de Marcelo Lombardero–, Jorge Lavelli (será el régisseur de Wozzeck de Alban Berg, que cerrará el año con Lombardero como protagonista y dirección musical de Stefan Lano) y Roberto Plate (puestista de Juana de Arco en la Hoguera de Honneger, que será repuesta este año con la participación de la actriz Dominique Sanda como Juana) forman parte de ese conjunto de artistas que tendrán en sus manos la temporada más difícil de concebir (y tal vez la más interesante si se piensa en términos de espectáculos integrales y no de cantantes famosos) de los últimos años.
La programación se completará con Le nozze di Figaro de Mozart, con puesta de Alberto Félix Alberto, un doble programa con régie de Roberto Oswald, conformado por Dido y Eneas de Henry Purcell y El Castillo de Barbazul de Béla Bartók, L’elisir d’amore, de Donizetti, con Paula Almerares y Raúl Giménez como protagonistas y Don Carlo de Giuseppe Verdi, con Víctor Torres Francesco Ellero d’Artegna, Darío Volonté, Maria PiaPiscitelli, Cecilia Díaz y Víctor Torres en los papeles principales. Para el abono contemporáneo, junto a la reposición de Variété de Mauricio Kagel, con dirección musical de Gandini y puesta y coreografía de Diana Theocharidis, en programa doble con Tango Alemán, del mismo autor y por el mismo equipo, subirá a escena Lulú, un espectáculo en coproducción con el Instituto Goethe. Allí se proyectará la película La Caja de Pandora, de Pabst (y con la legendaria Louise Brooks como estrella) simultáneamente con la música compuesta por Peer Raben –el músico favorito de Rainer Werner Fassbinder–, tocada por la Filarmónica de Buenos Aires dirigida por Frank Strobel, un especialista en la interpretación en vivo de bandas musicales para films mudos.