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La finalización del plazo para la recepción de los votos decidió ayer quiénes serán los ganadores de los Oscar este año, pero la incógnita permanecerá hasta el domingo, cuando el mecanismo de la ceremonia vaya develándolas. Es decir que la suerte de actores, directores, productores y decenas de otros candidatos, en medio de acusaciones de campañas malintencionadas, ya está definitivamente sellada. Ayer a las 17.00 en Los Angeles la firma Pricewaterhouse Coopers, elegida para recibir y contar los votos, declaró cerrada la votación. Desde ese momento, hasta la noche del domingo sólo dos personas, Greg Garrison y Rick Rosas –dos socios de la firma–, conocerán el veredicto de las papeletas distribuidas entre los 5739 miembros con derecho a voto de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Para el resto de los mortales, y especialmente para los candidatos a la 74 edición de los Oscar, el único recurso es la adivinación y la cábala para intentar saber quiénes levantarán las estatuillas en el Teatro Kodak de Los Angeles.
El cierre de la recepción de votos supone para muchos el primer respiro en la larga y penosa carrera hacia los Oscar. O, si no, que se lo pregunten a Ron Howard y Russell Crowe, respectivamente director y actor principal de Una mente brillante, que agotaron sus fuerzas denunciando una campaña de rumores malintencionados para influir en la decisión de los votantes.
Aunque los estudios que compiten con Universal Pictures y A Beautiful Mind rechazaron las acusaciones de que han intentado minar las oportunidades de su película en la noche de los Oscar, los principales protagonistas piensan de forma muy distinta. Stacey Snider, presidenta de Universal Pictures, declaró a The Hollywood Reporter que “el momento elegido para esta última ola de misivas y su orquestación fue calculado”. Snider se refería a las acusaciones aparecidas en medios de comunicación de que John Forbes Nash –el matemático ganador de un Premio Nobel retratado en la película y cuyo papel es representado por Crowe– era homosexual, antisemita y un decepcionante padre, aspectos arrinconados en el film.
Si la “campaña” contra Una mente brillante hubiese tenido efecto sobre los miembros de la Academia que votaron, los principales beneficiados deberían ser El señor de los anillos. La comunidad del anillo –la épica aventura fantástica basada en la popular novela de J. R. R. Tolkien– y el musical Moulin Rouge. Aunque la mayoría de las candidaturas de El señor de los anillos se centran en los aspectos técnicos, su director –el neocelandés Peter Jackson–, Ian McKellen –como mejor actor secundario– y el conjunto del film –como mejor película– compiten directamente con A Beautiful Mind. Las trece candidaturas de El señor de los anillos convierten este film en la séptima película en la historia de los Oscar que aspira a tal número de estatuillas, sólo una menos que las candidaturas conseguidas por All About Eve o Titanic, hasta ahora las que han aspirado a un mayor número de premios.
Las apuestas sobre los premiados, una institución en Los Angeles, señalan en su mayoría que, en principio, el largometraje que obtendrá el galardón a la mejor película será precisamente Una mente brillante, aunque el drama En el dormitorio y el musical Moulin Rouge podrían hacer sombra a este film. Howard también encabeza la lista de los directores, sólo amenazado por el veterano Robert Altman por Gosford Park y Peter Jackson, director de El señor de los anillos. En la categoría de mejor actor, las apuestas señalan una lucha cerrada entre Denzel Washington (Día de entrenamiento) y Russell Crowe. Y, en la categoría femenina, la también veterana Sissy Spacek, por su interpretación en En el dormitorio, parece aventajar a Nicole Kidman, protagonista de Moulin Rouge. Los británicos Ben Kingsley (por su papel de mafioso brutal en Sexy Beast) e Ian McKellen (como el mago Gandalf en El señor de los anillos) dominan la categoría de mejor actor secundario. Finalmente, la mejor actriz secundaria parecedestinada a Jennifer Connelly por su interpretación como esposa de Nash en Una mente brillante.