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Los folklores gallego, escocés, bretón e irlandés, entre otros, conforman eso que el mercado denomina “música celta” y que, más allá de la imprecisión del rótulo, derivaron en un movimiento musical considerable, con grandes nombres como los de los irlandeses Chieftains o el virtuoso gallego Carlos Núñez. Luar na Lubre, uno de los grupos más importantes de Galicia, tocará hoy a las 21 en el Teatro Opera. Con más de 18 años de carrera, el grupo tocó, entre otros, con Mike Oldfield, Ismael Serrano y Pablo Milanés. El lanzamiento de su último CD, Hay un paraíso, coincidió con un largometraje documental sobre el grupo llamado Un bosque de música, en el que el director, Ignacio Vilar, juega con la relación entre el grupo y el paisaje gallego. Una música explícitamente contemplativa, sumada al uso de instrumentos folklóricos, es uno de los sellos de fábrica de Luar na Lubre. Fundado por Bieito Romero que es, además, el compositor de la mayoría de los temas, el grupo pone en escena los nuevos usos culturales de tradiciones hasta hace muy poco ignoradas por casi todos. Y, sobre todo, abunda en una hipótesis que, hace cuarenta años, proliferó en América del Sur: la composición de nuevas músicas a partir de supervivencias tradicionales y la reivindicación de la filiación folklórica.
En ese sentido, e independientemente de los lazos musicales en común en gran parte de los folklores europeos, conviene tener en cuenta que las primeras anotaciones de canciones tradicionales irlandesas y escocesas son del siglo XVII, y aunque sus estilos provienen sin duda de épocas anteriores (las escalas y ciertas características formales permiten datar la mayoría de ese folklore en los fines de la Edad Media), en ese entonces ya hacía tiempo que los celtas y sus posibles músicas habían desaparecido de Europa. Integrado por Romero en gaitas, acordeón y zanfoña; Rosa Cadrón en cello y voz; Xulio Varela en bouzouki, voz y percusión; Eduardo Coma en violín; Patxi Bermúdez en bodhram, tambor y djembé; Pedro Valero en guitarra; Xavier Ferreiro en percusión y Xan Cerqueiro en flauta, Luar na Lubre ya estuvo en Buenos Aires hace tres años. Con un nombre que remite directamente al imaginario celta y cuyo significado aproximado es “luz de luna en el bosque sagrado”, el grupo se encuentra firmemente identificado con esa idea de celtitud. “El futuro es halagador porque, de hecho, hace diez años no había absolutamente nada, y lo que había era marginal. El futuro de la música celta probablemente tendrá altibajos, pero el fenómeno se ha consolidado. Hoy es muy fácil conseguir discos de música celta en el mercado y, además, de una gran calidad”, dice Bieito Romero.