Vie 18.03.2005

ESPECTáCULOS  › EL ENTRETENIMIENTO VIA CELULARES

La industria ya copa la pantalla más chica

La señal Fox y CTI anunciaron la primera serie creada para pantallas de celulares, una versión de 24 llamada Conspiracy. Cineastas que filman con teléfonos, programas de TV pensados para recibir llamadas, instalaciones sonoras de ringtones. El desembarco del telefonito en el cine, el video, la plástica y la TV.

› Por Julián Gorodischer

“Ay nena, escucho voces”, dijo la señora paqueta en la muestra de artes plásticas, quejosa de que se atienda el celular hasta en el salón de exposiciones. Pero nada de eso: ¡esto es otra cosa! Suena el teléfono y los tonos componen el Himno uruguayo en una muestra del plástico Nicolás Branca, pensada como parodia de los símbolos patrios. Así todo el tiempo: videastas, directores de cine, plásticos y Dj’s se iluminan cuando piensan en otros usos para el telefonito. “Es una microcomputadora”, dice el que ahora filma sus cortos portátiles a bajo costo y con todo el tiempo del mundo. Si en los lejanos ’60 Marta Minujín fundaba el arte al teléfono con la instalación Minuphone (una cabina en la que se escuchaban más que voces, definida por ella misma como “lo más parecido al LSD”), lo que llega es la versión 2005 de esa misma búsqueda estética. “El abanico es amplio –dice Graciela Taquini, curadora de artes visuales–, y va desde la instalación culta de un artista plástico hasta el Para Elisa de Beethoven sonando en el contestador.”
Cine móvil
El cineasta defiende el uso para el bien: ahora filma su propio corto, compite en Berlín y gana el tercer premio en el Festival Siemmens. Julián Andrade lo hizo con un aparatito: Hote you, su breve historia, es una slapstick comedy (comedia de enredos) de un minuto y medio sobre encuentros y peleas en una pareja con final feliz. El flamante director telefónico está encantado con su nueva práctica que le permite “filmar en cualquier momento con una cámara a mano. Y el archivo ¡es tan liviano que se puede mandar por Internet a cualquier lado!”. Lo malo es que la imagen se comprime tanto que hay que explotar el primerísimo primer plano y acentuar al extremo la expresividad facial. En el destierro del plano de cuerpo entero, ¿ya surgieron rasgos comunes para el género? “En todos los cortometrajes –cuenta Andrade– se ve mucho movimiento de cámara: estás obligado a mover el aparato porque es muy liviano. Son imágenes con mucho recoveco, bolsillo, hendidura: se aprovecha el tamaño para meterlo en lugares pequeños.”
En 2005, el publicista diseña avisos en los que nadie habla. Los chicos de la tanda sacan fotos para enamorarse o se intercambian mensajes de texto cifrados en la Lengua Personal. El nuevo Celu Dj les permite bajar melodías de Internet y componer un tema propio; el extraño Celu deporte extremo les mide las pulsaciones y el ritmo cardíaco; el salvador Celu emergencia escribe mensajes en el cielo ante un imprevisto. En su paraíso de usuarios incomunicados, Yolande Pineda –ejecutiva de Nokia– promovió la filmación de Enfrentados durante el recital de Fat Boy Slim en Mar del Plata. Matías Apóstolo, que actuó en el corto, enumera las reglas del nuevo tipo de actuación: “Mirar fuerte, marcar el beso con ruidito, cargar expresividad en los ojos”. Todo chiquito, compacto, mínimo, en una vuelta imprevista a las tramas de enamorados, allí donde la cara se vuelve especialmente emotiva (lágrima, risa, carcajada, ¡espanto!) y la película crece... “Tampoco se puede usar diafragma, la resolución es pobre, la narración se simplifica, hay que arreglarse tapando la luz con cartones o banderas, y –claro– se percibe el movimiento de la mano”, agrega Julián Andrade. ¿Y dónde está el placer? Estar fundando –parece– dignifica.
Voces plásticas
El Minuphone (1967), de Minujín, anticipó técnicas que hoy sorprenden: hizo uso paródico de la cabina telefónica, en la que el paseante escuchaba gritos, gemidos, ruidos atronadores como en una gran alucinación sonora. “Escucho voces”, se oyó también del visitante a la muestra de Nicolás Branca, expresando escozor e irritación. ¡Sonaban tantos ringtones! La instalación sonora de Branca, que se vio en Montevideo y pronto llegará al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, transformó el Himno uruguayo (hecho con tonos de celular) en versión satírica de ese ruidito que suena encualquier lado para horror del cinéfilo. Y parodió al símbolo patrio intocable que, de pronto, adquirió carácter banal. “Fue una reflexión de cómo se resignifica un símbolo patrio en una época hipercomunicada –dice el artista–. El celular está mutando a un montón de funciones: permiten trabajar sobre la participación instantánea, sobre el vínculo con la TV y la irrupción del mensaje de texto. Y sobre las nuevas redes de comunicación que se instalan.”
Endemol, en otra experiencia de anticipación, produce un Fotocomic, y Personal lo envía sin cargo a sus clientes. El extraño experimento se llama Dj Tess, historia de misterio sobre una cantante de Ibiza, enamoradiza, que se narra en cinco cuadros y texto explicativo. “Los usuarios –dice Alejandro Sas, uno de los gestores de la idea– tendrán distintas opciones para modificar detalles de la historia. ¿Un ejemplo? ¿Les gustaría decidir cómo irá vestida la protagonista?” El negoción del celular intenta incorporar, así, un nuevo target, chicas de 15 a 30 atraídas por el folletín de Tess al modo de una fotonovela, ahora que toda cuenta de celular apuesta a sumar funciones. “En el fondo –dice Sas– siempre es una cuestión de marketing.”
Llamada catódica
Call TV, también producido por Endemol (Canal 9), es el negocio redondo de la llamada desde el celular para acertar una cifra de cuatro dígitos a cambio de un premio algo escaso. Se reformula el formato del programa, vaciado de contenido, sólo allí para “tomar contacto”. No pasa nada más que eso: en Call TV, el insomne llama y Emiliano Rella grita y hace muecas para festejar el acierto y el pago del premio-viático. América vio el filón e imita la propuesta en Clase X, a cargo de Santiago del Moro. Si la era del reality show apostaba a la llamada para echar y nominar (previo pago de importe más Iva), los nuevos dan un paso más atrás y despojan de contenido al negocio “en bruto”: sólo disque en este llame ya que, al menos en el cable, se estetiza mediante pequeñas comedias de venta directa dobladas a un cocoliche sonoro. Ahora, hasta la serie 24, de Fox, se suma a la movida del celular con una versión por entregas sólo para pantallitas: se llama Conspiracy y cuenta historias de un minuto que se autonombran como movi-sodes. “Quisimos anticipar las necesidades del mercado y estar a la vanguardia de la industria del entretenimiento”, señaló Adrián Herzkovich, gerente del canal. El uso del teclado es infinito: ahora también sirve para participar en un concurso de preguntas y respuestas sobre la trama a través de mensajes de texto.
Para empezar a inducirlos desde chicos, MTV ideó una programación ad hoc que incluye el nuevo programa Asterisco, que extingue el clásico del presentador con escenografía; queda, apenas, la sucesión de mensajes de texto del público, y la respuesta a cargo de una supuesta astróloga. Asterisco es como Call TV o Clase X: la defensa catódica del despojo, la excusa para el negoción de la llamada tentada por un premio o, en el programa de MTV, a cambio de asesoría amorosa por escrito a cargo de una numeróloga medio chanta que plaga su discurso de chistes fáciles. Sólo Los metiches, también de MTV, va un paso más allá y propone una trama compleja: una pareja se conoce y es bombardeada, en su primera cita, por mensajes de texto de amigos y rivales que intentan ayudar y/o boicotear. Llega, aquí, el aporte más original del celular a la industria de la TV, en extraña afinidad con la lógica parapolicial. Acerca a hijos y padres ahora que los intereses de ambos –parece– coinciden extrañamente: que estén siempre a mano y que se extinga su privacidad.

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