ESPECTáCULOS
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Perfil de consumidor
El consumidor soñado por el ejecutivo telefónico es disciplinado como el bailarín que fue a ver al Dj Fat Boy Slim en Mar del Plata, hiperconsumista como el espectador del programa Call TV, acelerado como el conductor de Clase X: ¡un monstruo! Pero es bellísimo como los chicos de publicidad que se intercambian mensajitos y fotografían a sus enamoradas. ¿Qué más? El consumidor soñado acepta que lo dividan en estamentos fijos como la arena vallada de Nokia que recibe a los dj’s en Mar del Plata, y hace rato que le bajó el pulgar al rock y se aggiornó al signo electrónico, concurrente asiduo a montones de festivales y fiestas dance de Nokia, Movicom y Personal.
El consumidor soñado balbucea el extraño cocoliche de la Lengua Personal, que prevé la extinción de las vocales y las tildes, y se va formando en la lógica de la invasión a la privacidad, según puede seguirse a diario en la trama de Los metiches. La generación que viene acata, se reglamenta, se divide entre los de la remera naranja y los que no la tienen, paga casi cien pesos para ver el show que le montó la compañía, se encolumna detrás de cada marca, compite por ver quién tiene más funciones, se emociona con un emoticón de su enamorado que le llega, de pronto, baja música, saca fotos, filma una película sin un ápice de talento, confiado en el poder de la tecnología. En fila, sin salirse, ¡avancen...!
Nota madre
Subnotas