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Una película con título de final feliz, Hollywood Ending, y un invitado de lujo, su realizador Woody Allen, abrirán hoy la 55ª edición del Festival de Cine de Cannes. Poco antes de ese esperado estreno, con el que Allen asistirá al festival francés por primera vez, una de las más poderosas y discretas figuras de la muestra, su ex delegado general y ahora presidente, Gilles Jacob, estrenará película propia. El film de Jacob, de 26 minutos de duración, será la primera proyección digital del Festival, seguida de inmediato, el jueves, por el estreno de La guerra de las galaxias Episodio II-El ataque de los clones, de Georges Lucas, primera superproducción rodada ya enteramente en soporte de video digital.
Cannes ofrecerá así a este cineasta, convencido de que el celuloide es un invento obsoleto y decimonónico, el nuevo proyector que instalaría si pudiese en cada sala que vaya a proyectar su película. Pero será Jacob, uno de los principales artífices de la gloria del certamen durante las últimas décadas, quien abrirá la era de la proyección digital en Cannes. Con su película revivirá los mejores momentos de este Festival, ideado en 1939 en la Mostra de Venecia para oponerse al fascismo reinante en Italia, y que sólo pudo ver la luz en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial. En armonía con el largometraje inaugural de Allen, que cuenta la historia de un cineasta maldito que pierde la vista al inicio de un importante rodaje, y también fuera de concurso, el realizador francés Claude Lelouch clausurará esta edición el próximo 26 de mayo, con el film And now, Ladies and Gentlemen. Entre ambas galas, las 35.000 personas acreditadas en el Festival, entre ellas 4000 periodistas de todo el mundo, podrán contemplar ochenta películas en las diferentes secciones de la Selección Oficial o en las dos paralelas, la Semana de la Crítica y la Quincena de los Realizadores.
El vigor del cine anglosajón, tanto el independiente de Estados Unidos como el británico, quedará patente en las 55 películas procedentes de 33 países de la Selección Oficial, pero en particular en su Competición. En ella, tres de las 22 cintas seleccionadas vienen del Reino Unido, firmadas por figuras como Ken Loach (presentará Sweet Sixteen), Mike Leigh (All or Nothing), y Michael Winterbottom (24 Hour Party People), y otras tres, realizadas por Michael Moore (Bowling for Columbine), Paul Thomas Anderson (Punch-Drunk Love) y Alexander Payne, son estadounidenses. En Estados Unidos nacieron también los presidentes de los dos principales jurados de Cannes, el del Cortometraje, al frente del que figura Martin Scorsese, y el de la Competencia que otorga la Palma de Oro y se escribe con mayúsculas para distinguirse de todas las demás, encabezado por David Lynch e integrado también por los directores Bille August, Raoul Ruiz y Walter Salles, y las actrices Sharon Stone y Michelle Yeoh.
La otra gran presencia cuantitativa será la del cine francés, con cuatro realizadores en competición (cinco, si se cuenta el film franco-polaco The Pianist, dirigido por Roman Polanski), representativos de las principales corrientes del momento: Olivier Assayas, Robert Guédiguian, Nicole Garcia y Gaspar Noé. En cambio, la rica presencia asiática de las últimas primaveras dio paso este año a una gran diversidad geográfica y a una clara apertura a Oriente Próximo y al Mediterráneo, con films como Kedma, del israelí Amos Gitai, e Intervention Divine, del palestino Elia Suleiman.
Para ver cine hispano, habrá que ir a la sección oficial “Un Certain Regard”, donde se proyectará El bonaerense, del realizador argentino Pablo Trapero, y donde su colega español Víctor Erice comparte producción con otros grandes del cine internacional como Werner Herzog, Jim Jarmusch, Chen Kaige, Aki Kaurismaki, Spike Lee y Wim Wenders, en Ten Minutes Older. El cineasta español Juan Carlos Fresnadillo abrirá, por su parte, fuera de concurso una de las dos secciones off de Cannes, “Semana de la Crítica”, con Intacto. Entretanto, los organizadores admitieron que este año se contemplaron medidas de seguridad más estrictas de las habituales debido a la amenaza terrorista mundial. Además de buceadores y expertos en minas,más de 300 hombres de la policía se ocuparán de velar por la seguridad en el Palacio de Festivales y en la Croisette, en la Costa Azul francesa. “La tensión es mayor de lo habitual y mucho mayor aún es el miedo”, explicó Jean-Claude Suzanne, de la comisaría local. Así, por primera vez, las inmediaciones del palacio serán supervisadas con cámaras de video.