ESPECTáCULOS
Diez episodios después, la Easy Company ya quiere volver a casa
La señal HBO emitirá esta noche el capítulo final de “Band of Brothers”: ahora los soldados se enfrentan a las incógnitas de la vida civil.
Por Mariano Blejman
Tras nueve semanas de seguirla de cerca, el público podrá enterarse de la última aventura de la Easy Company. Hoy a las 22, HBO emitirá el capítulo 10 de “Band of Brothers”, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, que relata la historia de un puñado de héroes de la Segunda Guerra Mundial. La serie, que se emitió durante más de dos meses por HBO, es considerada “el mayor emprendimiento televisivo de la historia”, según sus propios mentores. En el episodio “We stand alone together” (algo así como “Nos mantenemos solamente juntos”), los hilos de la historia de la Easy –aquel batallón de paracaidistas decisivo luego del Día D en Normandía hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial– terminarán de atarse en pantalla sin demasiadas sorpresas.
“Han pasado 434 días después del Día D”, recuerda la voz relatora de quien conduce el batallón, cuando los soldados estadounidenses terminan la guerra y recorren Alemania primero y Austria después. Aunque esta vez, es cierto, la miniserie de Spielberg y Hanks no ocultará las pequeñas aberraciones de los muchachos: algunos soldados se guardan en el casco la vajilla de plata que encuentran en un hotel, otros matan a un campesino brutalmente por sospecha de que pertenece al Ejército Nazi y, por último, uno de los soldados toma en su poder el álbum fotográfico de Hitler del Eagle’s Nest (o Nido del Aguila), ubicado en la cima de un cerro con un ascensor de oro puro.
Sin embargo, también se pondrá en escena la infaltable caballería entre mandos de guerra: a un general alemán rendido le es permitido quedarse con su arma, otro nazi pide permiso para hablarle a sus hombres antes de rendirse: “Estoy orgulloso de haber compartido la guerra con ustedes, se merecen ustedes vidas largas y en paz”, dice, palabras que provocan lágrimas en los norteamericanos. Y se produce un curioso momento de movilidad social: hay ascensos, bajas, pedidos de traslado y una profunda sensación de que el final de la guerra no es más que el comienzo de la vida civil. Con todo lo que ello implica.
La inercia de los combates demasiado presentes se desatan en pantalla en el último capítulo: “La guerra había terminado, pero por algún motivo mis hombres seguían muriendo”, explica la voz de mando. En el último capítulo –dirigido por Mark Cowen– no habrá guerra, pero sí las resacas y sus recuerdos de los días que cambiaron la vida de la Easy Company. Durante los días de espera para volver a casa, la guerra termina en Europa pero los hombres no descansan. Las bajas se dan en el team en cuentagotas y todos sueñan con llegar al puntaje 85 (por lesiones o combates) que les permita dejar Austria.
Mientras la contienda se traslada a Japón, el equipo norteamericano no pierde su tiempo y se dedica a jugar al baseball sobre los prados verdes austríacos, con un marco imponente de valles y lagos. Sin embargo, la abrumadora numerología se ha impuesto como una forma de referirse a “Band of Brothers” por sobre el guión. Tres años de producción con un presupuesto de 120 millones de dólares, reconstrucciones de pueblos y ciudades luego bombardeadas por la producción, 10.000 extras en escenas gigantes y 750 actores, realizadores y técnicos trabajando diariamente. Hubo 12.000 trajes auténticos y 150.000 kilos de papel reciclado para crear el efecto de nevadas. Cuatro bombarderos fueron restaurados y los actores se sometieron a un entrenamiento militar. Pero sobre el final –no podía ser de otro modo. sólo habrá rostros en primer plano dando su propia versión de la historia: los verdaderos hombres de la Easy relatarán aquellos días de horror que el cine estadounidense siempre sabe refrescar. David Webster, Joe Lesniewski, John Martin, William Guarnere y Forrest Guth, entre otros, contarán así cómo consiguieron, citando la frase de un soldado, sentirse “listos para volver al mundo”.