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HOY QUEDARAN 600 DE LOS 12 MIL JOVENES CONVOCADOS POR “CAMINO A LA GLORIA”
Un país que fabrica sueños de fútbol
La convocatoria del reality show ideado por la productora Cuatro Cabezas mostró hasta qué punto son compatibles la pasión por la pelota y la necesidad de salvarse. “Nos enseñaron que para zafar hay que ser famoso”, dice Pergolini.
Por Mariano Blejman
No había caballos, ni apostadores, ni jinetes. Pero la Avenida Libertador a la altura del Hipódromo estaba repleta de jóvenes –y sus respectivos padres impacientes–. Lo que galopaba en la zona de Palermo no eran animales cansinos, sino la esperanza de los miles –ya son muchos menos– que quieren triunfar en “Camino a la Gloria”, el programa que se emitirá desde el próximo sábado a las 21 por Canal 13, durante cuatro meses. “No sabés las cosas que me han pedido”, confió Mario Pergolini a Página/12. “Se me acercaban los padres a decirme si no se podía arreglar de alguna manera para que sus hijos estén entre los primeros 600 elegidos. O había chicos que decían ‘yo no quería venir, me trajo mi viejo’. Lo que pasa es que en una depresión económica tan grande, la posibilidad de solucionar el futuro de tu vida en tres meses es la salvación”, señaló Pergolini antes de las prácticas en el Campo de Polo.
La convocatoria reunió a 12 mil personas el sábado, de los que “sobrevivieron” ayer 2500. Hoy quedarán 600 y en dos semanas habrá 60 que pasarán a estar concentrados durante tres meses. De allí se armará un equipo de 19 que jugará algunos encuentros. Pero habrá, al fin, un solo ganador. El elegido probará suerte en el Real Madrid, tendrá dinero en efectivo y un auto cero kilómetro. Además de fama, claro. Pero es probable que haya otros elegidos que terminen buscando su oportunidad en el fútbol local. Boca ya anunció que está interesado en el asunto.
Julio, por ejemplo, podría ser el elegido. Se levantó el sábado a las 4.30 para llegar con tiempo a la prueba. Nació en Palpalá, Jujuy. “Allá te hacen una cancha por cualquier lado. Aquí las canchas están debajo de las autopistas”, observó el joven, de 19 años. Otros llegaron desde Corrientes, Misiones, Mendoza y Tierra del Fuego, entre otros lugares, aunque la gran mayoría aterrizó desde el conurbano bonaerense. Como Hugo, de Ciudadela, que trabaja con su padre de lustrador. “A mí me anotó mi hermana”, cuenta. “Yo me enteré por mis tíos, soy de Morón”, explica Iván, empleado en una verdulería. “Nosotros somos buenos jugando, ¡pero hay tantos...!”, se resignaba un poco Javier, junto a sus amigos de ocasión. Juan, en cambio, es de Don Torcuato y tiene el 2565 en el pecho. “De pibe jugaba en el barrio, luego fui a Boca, pero me agarró hepatitis y desaparecí. Quiero ser futbolista, porque es lo que me gusta. Y si gano aquí, es una manera de tener el futuro asegurado.”
El sábado, el método para seleccionarlos fue un testeo de habilidades, obviamente televisado. Las pruebas técnicas consistieron en conducción con la pelota en velocidad, juego aéreo, manejo y, al final, capacidad futbolística en un picadito de seis contra seis, de cinco minutos. Iban en grupos de doce y uno o dos eran seleccionados. Cada grupo tardaba unos 20 minutos en hacer toda la vuelta. Ayer se hicieron pruebas más específicas y con algo más de tiempo. “Hubo reality shows de todo tipo, pero ninguno de fútbol. Cuando se nos ocurrió, descubrimos que 4 o 5 personas en el mundo habían registrado ideas más o menos parecidas, pero que nadie las había llevado a la práctica”, explicó Pergolini. Y cuando le contamos a Valdano, nos dijo: ‘¿Ustedes van a juntar gente durante cuatro meses para buscar al mejor? Nosotros queremos probar al primero’.”
Por ahí andaba el brasileño Delem, que trabajó durante años con las inferiores de River y a quien se le adjudica haber “descubierto” a Ortega y Saviola, entre otros. “Nuestra esperanza es conseguir buenos jugadores. No nos interesa sólo el programa de televisión sino cumplir donde nosotros tenemos que llevar a los jugadores. Pero cuando uno hace un concurso de modelos, o de cantantes, si bien gana uno, los otros también son aprovechados. Habrá lugar para mucha gente aquí.”
Pergolini sabe que, en términos televisivos, el potencial es significativo: “Vamos a buscar historias y diferencias sociales que sabemos van a surgir. Aquí hay chicos muy pobres y habilidosos y otros quevienen de equipazos de countries que se bajaron de su 4x4 y tienen a su madre que viene detrás con las vitaminas. Cuando se mezclen esas historias, cuando queden los 60 concentrados durante tres meses, eso va a saltar. Más allá de lo técnico, vamos a tener tantas buenas historias para contar que al programa le va a ir bien ya con eso”, se adelantó Pergolini, entusiasmado.
El jurado estará compuesto por Roberto Perfumo, Carlos Mc Allister, José Basualdo y Javier Castrilli. Cuando se reduzca la cantidad de participantes, la productora reforzará el aspecto de contención, con apoyatura psicológica, para que los jóvenes no se sientan desprotegidos. Para Perfumo, en tanto, “en un momento de tanta depresión y descreimiento, ésta es la posibilidad de hacer realidad un sueño del pibe. El argentino quiere ser jugador”.
Canal 13 emitirá 16 capítulos de un formato que ya tiene pedidos de realización en cuatro países, una fuerte apuesta de la productora en un año pobre. “¿Quién no quiere ser famoso, ser reconocido o salir con chicas?”, se preguntaba Pergolini. “Aunque a lo mejor estamos mal informados. Porque si este país hubiera sido más pujante, tal vez serían muchos más los que se podría haber salvado siendo buenos médicos, buenos científicos, lo que fuera. Lo que nos enseñaron es que para zafar hay que ser famoso. Y yo juego muy mal a la pelota”, remató.
Sobre el final de la jornada, los jugadores –que habían recibido panchos, cafés, gaseosas y jugos gratuitamente– iban saliendo por un corredor que daba sobre la calle. Se escuchaban los números de uno o dos elegidos de cada grupo de doce: “El 753 y el 11.336 quedaron seleccionados”. Aplausos para ellos, la desazón para el resto. Y venían los ganadores abrazados, caminando hacia fuera: “Ahora nos hicimos amigos, porque quedamos los dos”, contaban unos. Del otro lado, las huestes de padres inquietos y/o desaforados se preguntaban por la suerte de sus chicos: “Señor, ¿usted no sabe por dónde van a salir los de 15 años? Porque yo vengo de La Matanza, y mi hijo no sabe viajar sólo”. Detrás, otros padres, enardecidos, agitaban sus brazos ante la falta de información. O ante la extrema ansiedad y el miedo de terminar con el sueño del éxito antes de comenzar el partido.