Martes, 20 de agosto de 2002 | Hoy
Una embajada del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales recorrió Rosario y Santa Fe, siguiendo con la política de apoyar el lanzamiento de films nacionales en el interior y producir, en simultáneo, ciclos de televisión con los canales locales.
Por Oscar Ranzani
Desde Santa Fe y Rosario
Los argentinos hemos
soportado en el último tiempo una gran invasión de arañas.
Hombrecitos arañas, muñequitos arañas, mascaritas arañas.
Muy simpático, pero todas estas arañas nos sacan la plata y se
la llevan al norte. La producción argentina, en cambio, genera trabajo
para los argentinos y deja la plata en la Argentina. Nuestros técnicos
son de primera al igual que nuestros actores, productores y directores. Nuestra
principal intención es generar el acercamiento del público argentino
a la producción nacional y que ese proceso no finalice en la General
Paz. El cordobés Jorge Alvarez, subdirector del Instituto Nacional
de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) trazaba este panorama desde el puente
a la hora de hablar sobre los problemas que encuentra la gestión que
encabeza Jorge Coscia para lograr condiciones de igualdad de competencia para
el cine argentino. Pero también de la voluntad política de hacerse
cargo de los problemas.
Alvarez estaba en los pagos del indeciso Lole Reutemann acompañando el
lanzamiento de una película notable de la producción del cine
argentino 2002 Herencia, multipremiada ópera prima de Paula Hernández.
Repitiendo una experiencia previa en Córdoba, el Instituto cumplió
entre el jueves y el domingo pasado en Santa Fe y Rosario una de sus apuestas
federales: salir de la inercia de las actividades en Buenos Aires para acompañar
el recorrido de un film nacional de autor joven. En Córdoba el film fue
Un día de suerte, de Sandra Gugliotta. En Santa Fe, Herencia. Un día
después, la delegación estaba en Rosario, ahora apoyando el estreno
de El regreso de Hugo Lescano. Allí se realizó en simultáneo
el lanzamiento de un ciclo televisivo que irá por Canal 3, en cuyo marco
se proyectarán ocho películas nacionales que hicieron historia.
Los realizadores Carlos Sorín, Héctor Ayala, Juan José
Jusid, y Eduardo Calcagno, así como la actriz Dora Baret viajaron especialmente
para las actividades en Rosario. En Córdoba, el ciclo, que aún
está proyectándose por Canal 10, había sido de cine político,
por lo que estuvieron allí Pino Solanas, Gerardo Vallejo, Miguel Pereira,
Juan Carlos Desanzo y Nemesio Juárez. En setiembre le tocará el
turno a Mendoza. El siguiente es una especie de diario informal del paso del
contingente por dos ciudades claves para la distribución del cine argentino:
Jueves 18 horas, ciudad
de Santa Fe. Todo está preparado para iniciar la conferencia de prensa
y Paula Hernández está tranquila. Nadie le preguntará nada
arriesgado: en estas ocasiones priva el protocolo por sobre el periodismo. Hernández
cuenta, entonces, su versión de las cosas. La idea surgió
hace mucho. En el 98 escribí el guión, mi película
resultó seleccionada en el concurso ópera prima del INCAA en 1999
y filmamos en 2000. En 2001, Herencia hizo un recorrido por diversos festivales
y todo era una gran incógnita pero la recepción fue muy buena.
Página/12 le pregunta entonces por qué, siendo una película
que tiene modismos porteños, tuvo un gran recorrido en el exterior. La
directora responde: Si bien tiene un componente argentino también
me parece que contiene una temática absolutamente universal: el desarraigo,
cuál es tu lugar y la identidad. Todo eso es universal.
Hernández está aquí, mientras su cabeza está en
otra parte: ya sabe cuál es el film que quiere rodar a continuación:
Es bastante distinto a Herencia. Contiene cinco historias de diferentes
personajes en diversos puntos del país. Hay un hilo conductor que es
la idea de un viaje. Son personajes que salen o llegan a algún lugar
y son historias del camino. El coordinador del área audiovisual
de la provincia, Hugo Grosso, luce entusiasmado luego del speach de Alvarez
sobre la relación entre El hombre araña y el cine argentino. El
público santafesino, al igual que el del resto del interior plantea
el funcionario se ve muchas veces marginadode la presentación de
películas nacionales, producto de que las grandes distribuidoras traen
films norteamericanos fundamentalmente.
El auditorio del reestreno de Herencia fue armado por ATE pero es administrado
por el Cine Club Santa Fe, una entidad de casi cincuenta años de existencia,
encargada también de la programación de la otra sala, América.
Estos son los únicos dos cines de la ciudad, junto al poderoso complejo
Cinemark, ubicado a unos kilómetros sobre la ruta. Las dos salas en que
se dio Herencia rebosaron de gente. Eso quiere decir, dicen los funcionarios,
que las ganas están y las películas también, que lo que
faltan son lugares donde poder consumir la producción nacional.
Viernes 15 horas, Rosario.
El canal 3 de Rosario tiene 37 años de existencia y se ve en cuatro provincias.
Junto a Radio 2 y a FM Vida forma parte de Televisión Litoral S.A. Tiene
una infraestructura de lujo que poco puede envidiarle a los medios porteños.
En uno de sus estudios, el periodista Carlos Polimeni, que conduce en Canal
7 de Buenos Aires el programa de cine En las mejores salas, y el
reconocido conductor local Carlos Bermejo, se aprestan a entrevistar a Juan
José Jusid, Héctor Olivera, Carlos Sorín, Eduardo Calcagno
y la actriz Dora Baret. Los micros que graban servirán de anticipo para
las proyecciones de las ocho películas nacionales que conforman el ciclo
Cine argentino por Argentina.
El ciclo lo produce el INCAA con participación de un canal local
y se realizará en muchas otras provincias. Esto lo hemos podido hacer
gracias a que los directores han cedido gratuitamente los derechos de emisión
de sus producciones para difundirlas por los canales, apoyando la idea de que
debemos bregar por difundir lo nuestro, a nuestro modo, cuenta Alvarez.
El ciclo se emitirá los sábados a partir de setiembre. Los films
seleccionados son Made in Argentina (Jusid), El caso María Soledad (Olivera),
La película del rey (Carlos Sorín), Funes, un gran amor (Raúl
de la Torre), Flop (Eduardo Mignogna), Noche sin lunas ni soles (J. Martínez
Suárez), Sentimientos (Jorge Coscia) y Te amo (Calcagno).
Mientras algunos directores van siendo reporteados por los conductores del programa,
otros hacen una evaluación de la idea. ¿Qué vigencia tienen
sus películas?, escuchan Olivera y Jusid. A mí me parece
que Made in Argentina es una película que tiene mucho que ver con el
presente, responde Jusid. El tema del film tenía que ver
con la pérdida de la identidad. Y en un país destruido como el
que estamos viviendo, donde tenemos hijos que se van del país, es un
poco el tema de mi largometraje. O sea, estar afuera pero no estar bien, sino
sufriendo. En ese sentido la película se recicla involuntariamente.
En tanto, para Olivera, su película sigue teniendo vigencia porque desde
entonces no ha cambiado nada en la Argentina. En El caso María
Soledad se habla sobre la sospecha de que la Justicia está subordinada
al poder político así como la policía al servicio de los
poderosos y de los ricos. Y me parece que hoy, que estamos en una nueva etapa
preelectoral, se ve que ciertos caudillismos políticos en el interior
se mantienen y, al mismo tiempo, se perciben puebladas como la que originó
el asesinato del pibe Diego Peralta.
Viernes 19 horas, Rosario.
Hugo Lescano, director de El regreso parece no poder con su timidez. O acaso
hable poco por el hecho de que además es el productor de la película
y debe costear los gastos para las copias (alrededor de 1500 dólares
cada una). Sin copias, no puede presentar la película. A pesar de la
timidez, Lescano que obtuvo el premio del INCAA destinado a Operas Primas
en 1998 y filmó El regreso sólo en cuatro semanas y media
logró convencer para que trabajasen en el film a Lito Cruz, Juan Palomino
y María Socas, entre otros. Es una historia de lucha por el poder
cruzada por una historia de amor, cuenta. Transcurre en un pueblo
imaginario de la zona del litoral argentino. En este caso, el extremo norte:
la frontera entre Brasil y Misiones. La acción dramática se desarrolla
en una comisaría de pueblo donde un ex comisario (Cruz) se vetraicionado
por su entorno y se ve obligado a huir del país. Lo acusan de un crimen
horrendo que no ha cometido. Entonces El regreso es el regreso de este hombre
en un acto de inmolación para que se sepa la verdad de lo que ha ocurrido.
Cuando lo ovacionan al final de la proyección el director, de 42 años,
a punto de irse a islas Malvinas para trabajar en un rodaje de Tristán
Bauer, parece haberse sacado un peso de encima.
Sábado 15 horas,
Rosario. ¿Será acá?, pregunta un estudiante de cine
en la puerta del Teatro Provincial Saulo Benavente donde está prevista
una charla de Sorín, Calcagno y Lescano con los alumnos de la Escuela
Provincial de Cine y TV. Es de suponer que algo falló en la difusión,
dato que confirman los periodistas del diario La Capital, que cuentan que fueron
avisados un día antes de la visita de la delegación: hay sólo
treinta personas en la sala. Calcagno, director de Yepeto y El censor contrasta
las expectativas con la realidad, antes de abundar sobre su nueva película
Yanquis go home. Lescano aprovecha para relatar los impedimentos que acarrea
presentar una película argentina en el exterior. Sorín hace hincapié
en los avances tecnológicos y del diseño de producción
que utilizó en Historias mínimas, su nuevo largometraje, que define
como una comedia dudosa.
En docenas de salas de todo el país hay gente que come pochoclo y toma
gaseosas mirando cine estadounidense. Eso no está mal. Pero mucha de
esa gente mira el cine del imperio de la industria porque no tiene opciones:
en docenas de ciudades y localidades del interior las salas no dan cine argentino,
salvo cuando tienen detrás una de las distribuidoras grandes. Por eso
la obsesión de Alvarez con las arañas.
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