ESPECTáCULOS
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El juego de la resistencia
En Kamchatka está claro que los padres de Harry y Simon deben pasar a la clandestinidad ante la posibilidad de ser chupados por los militares de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla. Sin embargo, esos militares que constituyen la amenaza sólo aparecen fugazmente en un momento de la película. “El marco histórico está en off”, explica Piñeyro. “Es lo que determina todo, pero está totalmente en off, nunca está a la vista. Esa era una de las cosas que más me atrajeron de esta idea, cuando sólo era una idea: que lo que estás contando nunca está en cuadro.” Otra de las particularidades de la historia es que, desde su nombre, está marcada por un invento argentino (inspirado, según se dice, en el Risk estadounidense): el TEG, un emblemático juego de mesa que simula las estrategias de una guerra mundial. En el tablero, Kamchatka es un país (en realidad, es una península rusa). En la película, es el lugar imaginario donde se resiste. “Creo que la idea del TEG la trajo Figueras. De todos modos, yo jugaba mucho al TEG. Aún hoy todavía lo sigo jugando, aunque ya no tanto, porque es un juego que lleva horas y horas. Hay determinados elementos en la película –el TEG, la serie ‘Los Invasores’, el personaje de Houdini– que forman parte del universo del chico y que conforman sus traducciones para entender la realidad. En un momento, eso deja de servirle, salvo algo que tiene que ver con una partida de TEG con su padre, que es un elemento clave en la película”, afirma el director.
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El juego de la resistencia