ESPECTáCULOS
• SUBNOTA › CON CLIMA DE FIESTA, LOS ARTISTAS EMPEZARON A PALPITAR EL ENCUENTRO
Música, chicos y chocolate caliente
› Por Karina Micheletto
Con un clima general de efervescencia oficialista, la mayoría de los artistas que participarán del acto se reunieron ayer en la Casa de Gobierno. Mientras el movilero preguntaba a los gritos quién es ése de anteojos y barba, Silvio Rodríguez, con pocas apariciones televisivas tras cinco años sin dar un recital multitudinario, entraba con una campera en los hombros y una filmadora digital con la que registró todo. Tratando de acomodarse en una tarima que les quedaba estrecha, también estuvieron el español Luis Eduardo Aute, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Adriana Varela, Ignacio Copani, Julia Zenko, Omar Mollo, Maximiliano Guerra, integrantes de Súper Ratones y de la murga uruguaya Falta y Resto. Fuera de programa, Hugo Giménez Agüero, más vigente que nunca con sus loas a la Patagonia. Un poco más tarde se sumaron Litto Nebbia y Lito Vitale.
Los que llegaron a hablar en la conferencia coincidieron en la importancia del acto y en un apoyo más o menos manifiesto a la gestión Kirchner. Heredia fue el primero en marcar que “se nota que de a poco se está revirtiendo la separación entre el pueblo y el Estado. Este es un acto que tiende a recuperar una simbología, y me alegro de que lo lleve a cabo un gobierno popular”.
La presencia de Silvio tiene una doble importancia ya que, además de la trascendencia de su carrera como cantautor e iniciador de la Nueva Trova, el cubano está rompiendo un silencio escénico de cinco años. “El último concierto profesional lo di con Aute, en España, allí también llovía, pero además caía nieve y granizo”, recordó (de aquel concierto quedó grabado un disco en vivo, Mano a mano). “Vengo de una boda real, también pasada por agua, y siento que aquí estoy viviendo una boda mucho más real que aquélla, entre el pueblo y su administración”, dijo Aute. “A aquella boda no me habían invitado, a esta sí, y estoy mucho más contento de casarme con ustedes”, agregó. Después de la conferencia, muy distendido, se hizo tiempo para firmar autógrafos con dibujitos a todo el que se lo pedía, para contar lo feliz que estaba con el fin del gobierno de Aznar y para detallar su opinión sobre la monarquía española: “Supongo que uno de los grandes errores de esta famosa boda fue haber gastado tanto dinero para hacerla, pero de todas formas admito que esta monarquía es bastante tolerante, no es de lo peor que nos ha podido tocar”, explicó.
Raúl Castro, líder y compositor de Falta y Resto, también se sumó a la consigna que flotaba en el aire y que parecía sacada de otros tiempos: “El sueño latinoamericanista está hoy más vivo que nunca. Como decía mi compatriota Torres García, es hora de que de una buena vez el Sur empiece a estar para arriba”, dijo, marcando diferencias: “La última vez que estuvo aquí, nuestro presidente vino a pedir disculpas, hasta lloró. Nosotros no venimos a pedir perdón, sino a formar parte de esta fiesta”.
Bajo la lluvia, ayer se empezaron a armar los dos escenarios en los que se realizarán los actos. Uno, gigantesco, frente a la Casa Rosada, por el que pasarán los diferentes artistas de 13 a 18 (aún no se sabe si el cierre, con el Himno Nacional, será con todos juntos, ya que no hubo ensayo previo y la versión de Charly no es de las más simples). El otro escenario, más pequeño, está ubicado frente al Cabildo, y por allí pasarán, desde las 11, los números infantiles (Piñón Fijo, la Orquesta Infantil de Villa Lugano, y el Coro de Jóvenes Tobas “Los Chacas” de Formosa) con la conducción de Claudio Morgado. También habrá granaderos repartiendo chocolate, lo que suena casi necesario: el acto no se suspende por lluvia y si el pronóstico se cumple probablemente la postal será parecida a la que de los dibujos que traía Billiken, y que algunos historiadores dan por falsa, con la Plaza de Mayo cubierta de paraguas. Los que ya avisaron que no se piensan mover son los ex combatientes de Malvinas, que desde hace más de veinte días acampan en Plaza de Mayo en reclamo de obra social, aumento de su pensión y reconocimiento histórico.
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