Este catedrático de Literatura germánica en la Universidad de Trieste es uno de los grandes escritores de la literatura actual. El Danubio es una obra maestra y una pieza fundamental para la comprensión y el estudio de lo que ha sido la narrativa europea en la segunda mitad del siglo pasado. De hecho, El Danubio inauguró un nuevo género, a caballo entre la novela y el ensayo, el diario y la autobiografía, la historia cultural y el libro de viajes. Autores hoy tan venerados como W. G. Sebald surgieron a la sombra de este deslumbrante tratado novelesco de Claudio Magris. Claro está que, como siempre sucede, resulta que todo está ya inventado y en realidad el famoso nuevo género lo podemos encontrar, al menos ya esbozado, unos siglos antes, en el inefable Laurence Sterne. Pero Magris le aportó osadía e inteligencia a la idea general sterneana. Y la amplió, y abrió caminos. Si El Danubio es un gran libro (como lo es Microcosmos, su reverso), donde mejor yo lo paso leyendo a Magris es en sus recolecciones de ensayos. El anillo de Clarisse, por ejemplo. O bien en su impagable Utopía y desencanto, donde encontré estas dos líneas perfectas: “Una voz dice que la vida no tiene sentido, pero su timbre profundo es el eco de ese sentido”. Es decir, sólo en la literatura tiene un pleno sentido la vida.