El juicio a un grupo alemán neonazi xenófobo, que asesinó a ocho personas de origen turco y a un griego, empezó en la conservadora Munich con el pie izquierdo: la Audiencia regional dejó sin acreditación a los medios de Turquía y Grecia. Los jueces argumentan motivos formales, que rápidamente hicieron recordar al periodismo la famosa crítica del socialista de izquierda Oskar Lafontaine contra las “virtudes prusianas”, las mismas que en su visión resultan “perfectamente adecuadas para controlar un campo de concentración”. Por las dudas, intervino la propia canciller Angela Merkel, con la esperanza de que todos los medios “tengan el trato adecuado”.