PSICOLOGíA › ATENCION TEMPRANA DEL DESARROLLO INFANTIL EN COMEDORES POPULARES
Desenrollando la alfombra para el bebé
Por Francis Rosemberg *
Los comedores populares pueden ser lugares adecuados para la prevención de trastornos del desarrollo infantil. Una experiencia es la del Comedor Popular de la Asamblea Barrial de Parque Avellaneda: allí desarrollamos un taller de atención temprana del desarrollo infantil para niños de 0 a 3 años de edad, al que asisten acompañados por sus padres y por todas aquellas personas interesadas en reflexionar y conocer acerca de las necesidades de un chico, tanto en lo que respecta a su desarrollo físico, como afectivo-emocional y cognitivo.
Trabajamos con las familias que asisten al comedor de la Asamblea. Todos los sábados desenrollamos una gran alfombra sobre la que los bebés experimentan libremente sus movimientos e investigan diversos objetos que les son ofrecidos de acuerdo al momento evolutivo por el cada uno de ellos transita.
También para los chicos más grandes (hasta 3-4 años) contamos con elementos interesantes para explorar e investigar: canastos de diversos tamaños, formas y colores, ensaladeras, compoteras, vasos apilables, telas y ropas para disfrazarse, muñecos para dramatizar.
Con los padres, sentados alrededor, conversamos acerca de las modalidades de crianza, usos y costumbres que son repetidos simplemente porque nunca se ha reflexionado sobre ellos, y aprendemos a mirar a nuestros chicos para poder ver e intentar comprender la riqueza de su universo.
A partir de la apertura de este taller, se ha generado espontáneamente, sobre la demanda de otras asambleas y espacios comunitarios, la segunda etapa de nuestro proyecto: la capacitación de los adultos que se ocupan de los chicos, generando entre ellos agentes de salud, conscientes de la importancia de las acciones preventivas.
Los tres primeros años de vida constituyen la etapa fundante en la que se sientan las bases del desarrollo de las potencialidades del niño, de la estructuración de la personalidad, de la constitución de la subjetividad, del desarrollo de las capacidades motoras y cognitivas, de las relaciones afectivas y sociales y de las matrices de aprendizaje.
Este recorrido no puede realizarse si no es dentro de una relación privilegiada con el adulto, en un entorno que brinde seguridad y en un medio que sea continente, para permitir el advenimiento de un sujeto autónomo, competente, seguro de sí mismo, capaz de tomar decisiones, de actuar, de producir, de crear.
Sin embargo, las actuales condiciones sociales y económicas han fragilizado los vínculos familiares y precarizado las funciones parentales, poniendo en riesgo la evolución global de nuestros chicos al dificultar el ejercicio clásico de estos roles. Más aún se obstaculiza la posibilidad de una mirada crítica sobre nuestros matrices de aprendizaje y se bloquea la capacidad para una revisión y transformación cultural espontánea.
En el campo de la “atención temprana del desarrollo infantil”, emerge la necesidad de una política de prevención y, simultáneamente, de reflexión ideológica en cuanto a la concepción de niño con que nos manejamos, la concepción de sujeto que queremos ayudar a constituir y la de salud-enfermedad que, finalmente, define nuestro accionar.
Esta disciplina (diferente de la “estimulación temprana”) plantea un nuevo rol para los adultos que se ocupan de los chicos. A partir del conocimiento del desarrollo del niño, permite elaborar técnicas y estrategias para una intervención adecuada, que no sería la estimulación, desde el exterior, de aquellos aspectos que el adulto considera insuficientemente desarrollados o faltantes en el niño, sino la organización de condiciones externas facilitadoras del emerger de las condiciones internas del niño y de sus potencialidades.
* Psicomotricista, psicóloga social. Docente en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. El texto forma parte de un trabajo presentado en el Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, organizado por la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, el mes pasado.