SOCIEDAD

Dos suicidios seguidos alertan sobre el Moyano

Una mujer apareció ahorcada, cuatro días después de un caso similar. Los trabajadores del Moyano denuncian que no hay personal suficiente para atender a las internas.

La enfermera del Hospital Moyano preparaba la medicación de las ochenta pacientes a su cargo cuando escuchó los gritos en el baño del pabellón Esquirol. Corrió, dice, pero fue demasiado el tiempo que pasó hasta que con la ayuda de los médicos de guardia lograron bajar a la paciente internada por adicciones que colgaba del cordón de una zapatilla atado al depósito de agua de un inodoro. El supuesto suicidio que ahora investiga la Justicia es el segundo en los últimos cuatro días. Esas dos muertes volvieron a poner en blanco sobre negro la decadencia del Hospital Braulio Moyano, que según denuncian sus trabajadores y reconoce el propio gobierno de la ciudad, carece del personal mínimo para asegurar el bienestar de las mujeres hacinadas en las altas y lúgubres habitaciones de principios de siglo.
Hay un dato incontrastable: en el hospital neuropsiquiátrico trabajan sólo 270 enfermeras distribuidas en seis turnos, y para cubrir las necesidades de 1550 paciente ubicadas en 28 pabellones. Las cifras, aportadas a Página/12 por Tránsito Fernández, secretaria general de ATE en el hospital, muestran el abismo entre esta realidad y lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica como mínimo necesario para que se respeten los derechos de los enfermos: un profesional o técnico promedio por cada internado. “Somos 700 empleados incluido el director.
Para nosotros se trata de una discriminación a estas mujeres respecto de los hombres atendidos en el Hospital Borda, donde cuentan con 900 trabajadores y alrededor de 1000 pacientes, además de una importante cantidad de psicólogos”, alertó Fernández.
La mujer que murió el miércoles fue encontrada por la enfermera a cargo del pabellón Esquirol a las 21.30. De apellido Jiménez y 38 años, había ingresado hacía tres meses al hospital por orden judicial, como ocurre en el 80 por ciento de los casos. En este caso Jiménez presentaba un cuadro de adicciones. Aunque la versión policial divulgada ayer fue que “era psicótica y tenía trastornos en la personalidad”. Las enfermeras del Moyano aseguran que son muchas las pacientes que llegan al neropsiquiátrico por orden de jueces tras malos diagnósticos. O que simplemente las derivan al lugar por carecer de camas en clínicas de recuperación de adictos. En general, aseguran, el confinamiento en el Moyano les genera un estado de depresión que se continúa con patologías graves y puede culminar en suicidios como los de esta semana.
El caso del domingo último tiene algún parecido, aunque se trató de una chica de 20 años. También se colgó en un baño, pero usando un cinturón al que pasó por las rejas de una ventana pequeña que hay en lo alto de las duchas. La encontraron a las 2.30 de la mañana. A ella no alcanzaron ni siquiera a hacerle reanimación, algo que sí hicieron, pero en vano con Jiménez. Cuarenta y ocho horas antes había aparecido asesinado un paciente del Borda. Ayer el gobierno de la ciudad, a través del director de Hospitales, Alejandro Sancio, salió a hacer un mea culpa por el tema. “Trabajamos en plena crisis en los hospitales en el mayor nivel de producción, el tema es manejar todo al mismo tiempo”, explicó a Página/12. Sancio, quien aseguró que se sumarán horas extras y que estudian “una serie de nombramientos” se ocupó de subrayar que “lo que no hay es una correlación directa entre lo que pasó y la situación del Moyano. El ejemplo más concreto es el francotirador de Estados Unidos, es algo no previsible. Aunque no queremos deslindar responsabilidades, ahora sabemos que las chicas tenían una relación amistosa, lo que implicaría que hay algo que no tiene que ver con el hospital que pudo suscitar el segundo suicidio”, argumentó el funcionario.

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