El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reabrió el debate del aborto e invitó a discutir sobre su posible aprobación, porque “es una cuestión de salud pública”. Lula, en la ceremonia de apertura de una conferencia sobre derechos humanos, criticó a los que “tienen miedo de discutir” y de “enfrentar determinados temas porque parecen tabúes”.

“No se trata de estar en contra o a favor, se trata de que lo discutamos con mucha franqueza, porque es una cuestión de salud pública”, afirmó.

Lula, un católico declarado, recordó que, en el plano personal, se opone al aborto y apuntó que “no se trata de a quién le gusta la vida o no”, sino de evitar problemas de salud para las mujeres que se ven forzadas a acudir a clínicas clandestinas, con cuestionables medidas de salubridad. “¿Cuántas señoras se van a hacer el aborto hasta en otro país y cuántas pobres mueren en la periferia de los grandes centros urbanos de este país?”, se preguntó.

La posibilidad de la legalización del aborto en Brasil fue motivo de feroces enfrentamientos entre sus defensores y sus detractores, con grupos religiosos a la cabeza, que lo consideran “un ataque a la vida”.

En Brasil, donde el aborto está despenalizado sólo en casos de embarazo por violación y riesgo de muerte de la madre, se practican cerca de un millón de interrupciones voluntarias del embarazo en clínicas clandestinas, según cifras oficiales. La ampliación de la despenalización a casos en el que el feto carece de cerebro generó intensos debates en el Supremo Tribunal Federal, mientras que el Parlamento está estudiando extender la despenalización a otros casos.

El derecho a interrumpir el embarazo estuvo en el centro de la polémica durante la visita que el papa Benedicto XVI hizo a Brasil en mayo del año pasado. En los días previos y durante la visita papal, se celebraron marchas y protestas tanto a favor como en contra y la Iglesia arremetió con dureza contra el ministro de Salud, Jose Gómes Temporao, uno de los defensores de la liberación de este tipo de práctica.

Según una reciente investigación realizada por las universidades de Río de Janeiro y Brasilia, 3,7 millones de mujeres brasileñas que hoy tienen entre 15 y 49 años ya abortaron al menos una vez.

Brasil se suma así en la región a Uruguay, que también discute con mucha fuerza la cuestión del aborto. Semanas atrás, el Parlamento sancionó, con los votos del oficialismo, un proyecto de ley que habilita a la mujer a decidir la interrupción de su embarazo durante las doce primeras semanas de gravidez, alegando situaciones de penuria económica, familiares o de edad. No obstante, el presidente Tabaré Vázquez, de profesión médico oncólogo, vetó la propuesta a mediados de noviembre, y fundamentó su decisión “en razones de orden jurídico, científico y técnico; identidad filosófica y principios éticos”.