SOCIEDAD › NARCOS MEXICANOS CONTRA EL EJéRCITO
El narcotráfico declaró la guerra al ejército mexicano con la decapitación de ocho militares en el estado de Guerrero, en el sur del país, en el más duro golpe hacia esa institución desde que hace dos años comenzara un operativo federal con 36.000 uniformados contra los cárteles.
No habrá “la más mínima consideración” con los autores de estos crímenes, advirtió ayer el secretario de Defensa mexicano, Guillermo Galván. “Fue un grave error de los delincuentes este atrevimiento”, afirmó Galván en un texto que fue leído por el comandante de la IX Región Militar de Guerrero, Enrique Jorge Alonso, en la ceremonia de homenaje a los soldados realizada en Chilpancingo, la capital estatal, donde se registró el multihomicidio.
Por su parte, el presidente Felipe Calderón aseguró que la muerte de los militares “no ha sido en vano. No escatimaremos esfuerzo para llevar ante la Justicia a los responsables de estos hechos, tan cobardes como ellos”.
Al parecer, los ocho soldados fueron raptados al azar la noche del sábado, cuando salían de un cuartel de Chilpancingo, a unos 80 kilómetros del balneario de Acapulco.
Horas después sus cabezas fueron halladas junto a la de un abogado dentro de bolsas de plástico en una transitada avenida de la capital estatal y sus cuerpos a kilómetros de distancia. “Por cada elemento que nos maten, les vamos a matar a diez. Hijos de su puta madre. Atentamente: Ya saben quién”, rezaba un mensaje hallado junto a las cabezas, según dijo un oficial de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) estatal.
El homicidio múltiple es considerado la respuesta de un grupo del crimen organizado por la muerte el viernes de tres de sus supuestos miembros en un enfrentamiento armado con soldados en Teloloapan (Guerrero), según publicó ayer el diario La Jornada.
El ataque “es una venganza enfermiza y ruin”, reconoció Alonso. Los principales cárteles que operan en esta zona son el del Golfo y el de Sinaloa, que encabeza el prófugo Joaquín “El Chapo” Guzmán, dos de los más poderosos del país. “Estos dos (cárteles) son los responsables más probables, pero no importa cuál sea. Estoy seguro de que van a llegar a niveles mayores de violencia con actos cada vez más creativos”, dijo Edgardo Buscaglia, asesor de las fuerzas de operaciones de paz y profesor visitante del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Al involucrarse en la lucha antidroga, los militares se están convirtiendo cada vez más en objetivo de los cárteles, que a su vez están inmersos en una guerra por el control de las rutas de tráfico de droga hacia Estados Unidos.
Según Buscaglia, este impactante suceso no supondrá ningún punto de inflexión en la lucha entre los narcotraficantes y las fuerzas de seguridad. “Vienen matando militares desde hace mucho tiempo, han tirado granadas contra la población. Es la tendencia normal de incremento de violencia que sucede cuando el Estado no desmantela las estructuras financieras de las organizaciones criminales y sólo se dedica a perseguir físicamente a sus miembros”, consideró el experto.
A los grupos narcotraficantes se les atribuye la mayoría de los más de 5300 asesinatos en lo que va de año, una cifra que dobla ampliamente la de todo 2007, en un país donde el 98 por ciento de los crímenes quedan impunes, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Junto a la escalada del número de crímenes también se ha multiplicado el nivel de crueldad. Las decapitaciones se han convertido en 2008 en una nueva marca de los asesinatos del crimen organizado. En Acapulco (Guerrero) se hallaron en 2006 los dos primeros cuerpos descabezados frente a instalaciones policiales. Desde entonces se han registrado en Guerrero al menos dos episodios más de decapitaciones, incluidas las de dos policías.
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