El cadáver de Natalia Vercesi, la cordobesa embarazada y asesinada a puñaladas en su casa el 8 de julio, fue exhumado ayer por orden judicial para que peritos forenses determinen si el cuerpo presentaba golpes consistentes con los que declaró haberle dado Leandro Forti, el joven detenido tras haberse presentado espontáneamente a la Justicia. Fuentes de la investigación señalaron que con las pericias, que no serían las únicas, se busca contrastar algunas declaraciones de Forti, que reconoció haberle pegado a Vercesi, pero no haberla matado.

La exhumación, ordenada por el fiscal Bernardo Alberione, fue realizada en un operativo encabezado por el médico forense Mario Vignolo, que deberá determinar si el cadáver presentaba golpes en la cabeza, donde Forti declaró haberle pegado con un caño metálico, pero sin darle muerte. De hecho, el –hasta ahora– único imputado por el homicidio acusó a Alejandro Bertotti, el viudo, de haberle encargado darle “un susto” a su mujer (una tarea por la que le habría pagado 5 mil pesos y prometido otros 10 mil). Esa afirmación valió que durante la noche del lunes el fiscal allanara la casa de Bertotti, la de su padre y de la familia de la víctima; sin embargo, el sospechado permanece libre de imputaciones.

A lo largo del martes, Bertotti reconoció que “conocía a Forti” porque había tenido relación con un hermano del detenido, de manera que al joven detenido “lo ubicaba de vista”. “Uno está a disposición de la Justicia”, afirmó Bertotti a una radio cordobesa, en referencia a sí mismo. “Asegura que es una infamia total su incriminación en el caso. El sostiene su postura, que es la (de haber sido) víctima de un robo”, apoyó el abogado Damián Bernarte, asesor técnico de Bertotti, que también insistió en que la versión de su asesorado “nos resulta verosímil”, pero la de Forti “nos parece sospechosa y rara”.