Miércoles, 29 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › SCIOLI RECIBIó A DE NARVáEZ Y SOLá EN EL INICIO DE LOS ENCUENTROS POLíTICOS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Cada uno llegó con su libreto preparado. Scioli los recibió con casi todos sus ministros, que brindaron un informe área por área. Los dirigentes de Unión-PRO llevaron una carpeta con su agenda de temas. Preocupación por el déficit.
Por Martín Piqué
La primera ronda de diálogo político en la provincia de Buenos Aires tuvo tres protagonistas excluyentes. El gobernador Daniel Scioli y los diputados Francisco de Narváez y Felipe Solá (Unión-PRO) cumplieron con lo que se esperaba de ellos. En su rol de anfitrión, Scioli se mostró dispuesto a dar datos de todas las áreas de su gobierno, brindó detalles del estado de su administración –sobre todo del déficit, que este año llegará a 5523 millones de pesos– y accedió a seguir dialogando tras pedir un compromiso de apoyo en la Legislatura para determinadas leyes. De Narváez habló lo justo, como si siguiera “un libreto muy profesionalizado”, según describió a Página/12 uno de los participantes de la reunión. El empresario aspira a ser gobernador en 2011, todos sus movimientos responden a ese objetivo. El más expansivo fue Solá. Por momentos mordaz, presto para contestar cada vez que alguien hacía referencia a su gestión, Solá vivió su reingreso a la sala de conferencias del gobernador como una pequeña revancha personal.
Scioli había preparado la charla con Unión-PRO con bastante antelación. Era el debut del diálogo político bonaerense. Además, del otro lado del escritorio se iba a sentar el principal partido de oposición, triunfador en las elecciones. Scioli pidió entonces a sus ministros que prepararan un informe de sus carteras. Así fue que el gobernador recibió a De Narváez y Solá acompañado por sus principales funcionarios. Estuvieron Alejandro Arlía (Economía), Mario Oporto (Educación), Emilio Monzó (Asuntos Agrarios), Cristina Alvarez Rodríguez (Infraestructura), Claudio Zin (Salud), Gustavo Marangoni (Banco Provincia) y el ya renunciado Daniel Arroyo (Desarrollo Humano), ya que el intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, aún no juró en la cartera social. El área de seguridad estuvo representada por el ex fiscal Paul Starc, segundo del ministro Carlos Stornelli, y por el jefe de la Bonaerense, Juan Carlos Paggi.
De Narváez y Solá llegaron al encuentro con una delegación tan numerosa como la que acompañaba a Scioli. Los otros representantes de Unión-PRO eran Claudia Rucci, Gustavo Ferrari (fue jefe de campaña de De Narváez), Eduardo Amadeo, el ingeniero agrónomo Raúl Rivara, Gladys González (a cargo de temas educativos), Natalia Gambaro (especialista en seguridad), Soledad Martínez y Silvia Majdalani. Los visitantes fueron recibidos en la sala de conferencias que forma parte del despacho del gobernador. Allí se suelen hacer las reuniones de gabinete. Tras ingresar en la reunión, la comitiva de Unión-PRO desplegó una carpeta que contenía la “agenda de temas para la provincia de Buenos Aires”. El paper propone metas a cumplir en temáticas como pobreza, educación, salud, política fiscal, sector agropecuario, seguridad, justicia y políticas metropolitanas.
La agenda propuesta por Unión-PRO incluye exigencias directas al gobierno de Scioli, sobre todo en relación con el presupuesto para 2010. “La discusión (del presupuesto del año próximo) debe ser el punto de partida para la revisión integral del gasto público. Se deben establecer con claridad las prioridades del gasto reforzando áreas críticas con planes concretos, con presupuestos claros y justificados y objetivos medibles”, plantea la agenda impulsada por De Narváez. En otras palabras, es una batería de medidas que propone implementar un ajuste. El presupuesto de 2010 deberá ser aprobado por la Legislatura: el bloque de Unión-PRO tendrá una incidencia importante en la discusión.
Tras recibir una copia de la batería de medidas, Scioli hizo una introducción general para describir la situación de la provincia. Al momento de hablar sobre las cuentas y panorama fiscal, le dio la palabra a Arlía. El ministro dijo que el déficit del primer semestre de 2009 había alcanzado los 2708 millones de pesos. Luego pronosticó un déficit de 5523 millones para todo el año. Arlía atribuyó el rojo fiscal a una combinación de factores. Habló de la crisis internacional, los aumentos salariales a estatales y docentes en 2008 y 2009, el incremento en la obra pública, la transferencia de recursos a municipios y la caída en la actividad producida por la gripe A y la sequía.
La reunión siguió con intervenciones de todos los funcionarios. Cada uno hizo un balance de la actualidad de sus carteras y los visitantes hicieron algunas preguntas concretas, como el estado de las obras en la Cuenca del Salado, o consultaron acerca de cómo acceder a la información pública de las distintas áreas. Se dedicó bastante tiempo a hacer un repaso de “la conflictividad” en el campo, tras el cual De Narváez insistió con su reclamo de soluciones urgentes. La reunión terminó con el compromiso de volver a juntarse en un mes, por lo que el segundo capítulo del diálogo ya quedó programado para el 28 de agosto. “Esto fue una muestra de madurez como la que está reclamando la sociedad”, evaluó Scioli. “Fue un encuentro correcto y positivo”, festejó De Narváez.
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