SOCIEDAD › MULTITUDINARIO AGAPE HOLANDES PARA VER LA BODA REAL
La fiesta máxima en Argentina
Unos 500 holandeses festejarán el sábado en paralelo a los fastos en Amsterdam.Papá Zorreguieta tampoco fue invitado.
Por Horacio Cecchi
Aunque la concentración, el próximo sábado, estará fijada allende el Atlántico, los festejos por la boda real Zorreguieta-Orange tienen de este lado del mundo su fiesta paralela. A la cabeza de la organización, Jon van Splunteren, titular de la Asociación Holandesa de Argentina. Se realizará en el palacio Sans Souci, en Victoria. Comenzará a las 7 de la mañana. Habrá música de cámara, tango, folklore, discursos oficiales. También desayuno argentino-holandés, champagne tempranero para brindar por la felicidad de los novios, y un tipical asado criollo. Desde pantallas en directo, los invitados seguirán las conmovedoras escenas de la ceremonia religiosa y el saludo de los príncipes desde el balcón del palacio real. Son 500 selectos invitados, estrictamente pertenecientes a la comunidad holandesa local. Claro está que habrá aporte argentino: representantes comerciales ligados a los Países Bajos, algunas esposas de holandeses y algunos esposos de holandesas. Papi Zorreguieta no será de la partida por una razón muy simple: no fue invitado.
Desde setiembre pasado que existe el proyecto de la fiesta paralela. Fue cuando Jon van Splunteren, directora de la Asociación Holandesa de Argentina, como ella prefiere decir, puso sobre el papel su idea del festejo. “Recién en octubre –dijo van Splunteren a Página/12– empecé a hablar con la Cámara de Comercio Argentino-Holandesa y con la embajada. Es mucho trabajo, hay que estar en todos los detalles y será un festejo muy grande, porque para nosotros es un hecho muy importante: hace tres generaciones que tenemos reinas y ni un rey.”
Apenas concertada la idea, se inició la búsqueda del lugar. Será en el palacio Sans Souci, en Victoria. Van Splunteren ya lo conocía y no tuvo dudas: “Es un lugar muy especial, que da un clima muy palaciego”, defendió la organizadora. Después, el objetivo fue seleccionar el catering. “Busqué unir las costumbres holandesas y las argentinas. Habrá medialunas y dulce de leche, y quesos y fiambres.” La hora lo justifica: las puertas del Sans Souci se abrirán a las 7 de la mañana.
A esa hora, comenzarán a llegar cada uno de los 500 invitados, seleccionados del listado de socios de la Asociación Holandesa. Fuera de protocolo, no habrá obligación de jacquet ni smoking. Pero Van Splunteren no duda de que “las mujeres van a venir con sus vestidos largos y los hombres de traje. No es obligatorio. Va a ser muy divertido porque es de día, hace calor y es verano”. La lista es estrictamente cerrada a la comunidad holandesa.
–Los únicos argentinos invitados son empresarios relacionados con Holanda –añadió van Splunteren–, porque también lo organiza la Cámara de Comercio Argentino-Holandesa. También hay holandesas que están casadas con argentinos y holandeses casadas con argentinas. Pero sólo van a venir los que tengan alguna relación con Holanda.
–¿Zorreguieta fue invitado?
–No.
–Pero él tiene una vinculación con Holanda.
–(Van Splunteren ríe.) Pero no fue invitado.
Al término de la ceremonia religiosa, la transmisión continuará con el saludo de la real pareja desde los balcones del palacio. Todo, con informalidad, con tiempo para un café. Al mediodía, asado. Entre las 10 de la mañana y las 15.30, hora en que el discurso del agregado comercial Koen van der Wolk cerrará el festejo, el coro de la Fundación Alkmaar, dirigido por la argentina Charlotte Stuijt, cantará los himnos holandés y argentino, interpretará “La muerte del ángel”, de Piazzolla, y Stuijt como solista el black spiritual “Nobody Knows”. También habrá tangos –bailarán Ricardo Klapwijk y su pareja, Nicole; él, holandés, ella alemana–, folklore, magia y batucada.