SOCIEDAD › EL ABOGADO SIMON HOYOS FUE IMPUTADO DE “ABUSO SEXUAL AGRAVADO”
Un motivo grave para la jaqueca
El juez interpretó que el empresario salteño era responsable de la guarda de la niña en el momento en que la llevó a un albergue transitorio. Una nueva denuncia se sumó en su contra: una ex empleada contó que su hija fue acosada hace años por el abogado.
Ayer fue otra jornada cargada de malas noticias para el empresario Simón Hoyos. Por un lado, el juez Agüero Molina aceptó el pedido de los abogados de la madre de la pequeña y modificó la carátula de la causa de “abuso sexual” a “abuso sexual agravado”, lo que implica que de ser encontrado culpable deberá cumplir una pena que puede llegar hasta los veinte años de prisión. Por el otro, una nueva acusación en contra del empresario salió a la luz. Se trata del relato de Inocencia Segovia, ex empleada del abogado, quien debió abandonar la finca San Clemente luego de que Hoyos acosara sexualmente a su pequeña hija ya hace algunos años (ver nota aparte). Estas duras noticias dejaron su huella sobre la salud del imputado, quien debió ser atendido por los médicos ante la reaparición de ese terrible dolor de cabeza que lo aqueja desde hace años y que, según su relato, fue el causante de que detuviera su marcha en el albergue transitorio cuando llevaba a la pequeña de ocho años a su hogar.
El juez Agüero Molina definió ayer el cambio de carátula por el cual se investiga al empresario Simón Hoyos, transformándola de “abuso sexual” a “abuso sexual agravado”, luego de que la madre de la niña, Valentina Mera Lupo, ampliara su denuncia y explicara al magistrado en detalle la conversación que tuvo con Hoyos antes de que éste se fuera con su hija. “La madre de la menor le pidió a Hoyos que llevara a la chica hasta su casa –lo cual fue corroborado por el propio acusado– y le encomendó el cuidado. En ese momento, el abogado tuvo a su resguardo a la menor”, explicó un fuente cercana al juez Agüero Molina.
Es a partir de este elemento que el magistrado dio lugar al pedido de modificación de la carátula, ya que entendió que en el momento en que Hoyos abusó de la menor tenía en sus manos la guarda provisoria de la pequeña, lo cual, según la legislación vigente, agrava el hecho.
Esta decisión llegó a los oídos de Hoyos en momentos en que éste se dirigía a tribunales para carearse con uno de los policías que lo detuvo en el motel Las Palmeras, y lo enloqueció. Comenzó a tomarse la cabeza, y a retorcerse como si un taladro le estuviera martillando el interior de su cerebro, obligando a que su abogada, la defensora oficial Ana Gloria Moya, solicitara la asistencia del cuerpo médico para que atendiera al empresario por sus dolencias.
Sin embargo, estos dolores no impidieron el careo, del cual no transcendieron los resultados, ni tampoco que se continuara con las pericias psiquiátricas que desde hace varios días vienen realizándose sobre el abogado para poder determinar un perfil de su conducta, que por las pruebas encontradas en su caja fuerte –videos pornográficos y fotos de niñas desnudas y la cantidad de denuncias que se han conocido en estos días– parece concordar bastante con la de un abusador.
Justamente ayer, y como corroborando esta hipótesis, un nuevo caso de abuso de menores salió a la luz cuando una ex jornalera de la finca de Hoyos relató a un periódico local el drama que vivió luego de que una de sus hijas, que en ese momento cursaba el séptimo grado de la escuela primaria, fuera abusada sexualmente por el patrón. “Tené cuidado, el doctor es muy poderoso”, dice, aún atemorizada, que le respondió el capataz cuando ella le comentó lo que había sucedido.
Esta denuncia viene a sumarse a la realizada durante el fin de semana por el ex chofer de Hoyos, Ramón Tomás Erazo, quien dijo que el abogado habría violado a una mujer llamada Norma Abarza, cuando ella contaba solamente con nueve años. “La llamaba para hacerse sacar las botas y ahí nomás la tiraba en la cama”, explicó Erazo.
Esta avalancha de pruebas decidió al juez a tomar otra decisión que seguramente le provocará nuevos dolores de cabeza “al patrón”, ya que en los próximos días deberá abandonar la comisaría de Villa Lavalle para trasladarse a la prisión de máxima seguridad de Villa Las Rosas, donde probablemente deberá compartir la celda con otros reclusos, a los que, según se cuentan los que conocen del tema, no les agrada tener la compañía de un violador.
Producción: Damián Paikin.