Martes, 20 de noviembre de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Estela Díaz *
El Senado de la Nación tiene en consideración dos proyectos fundamentales para equiparar derechos laborales de un colectivo muy grande de trabajadoras. Uno es la ratificación del Convenio 189, que fuera adoptado por la Organización Internacional de Trabajo en el mes de junio de 2011 y que establece las normas básicas del trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores del sector doméstico. Nos parece fundamental su tratamiento y aprobación, ya que establece pisos mínimos que igualan derechos para un colectivo muy grande de trabajadores/as que históricamente han sido discriminados en derechos laborales básicos. Nuestro país tuvo un importante papel en la Conferencia de la OIT cuando se dio el debate respecto de esta temática laboral. Para acompañar esta decisión, entendemos que nuestro Congreso nacional se manifestará pronto en ese mismo sentido. Hasta el momento, Latinoamérica es la región en el mundo que más ratificaciones del Convenio ha realizado. El primer país fue Uruguay, que cuenta además con una legislación muy avanzada para el sector, y también Nicaragua, Bolivia y Paraguay.
El otro proyecto de ley pendiente de sanción establece un régimen especial para las/os trabajadoras/es de casas particulares, que ya cuenta con media sanción de la Cámara baja y el voto en general en el Senado. Este cambio legislativo tendrá un impacto muy importante, no sólo por lo numeroso del sector, son más de un millón de trabajadoras/es. Es conocido que estamos frente a un servicio que prestan fundamentalmente las mujeres, como una extensión del trabajo que históricamente se realiza no remunerado en los hogares, que en este caso se trata de un trabajo asalariado; pero que cuenta con índices enormes de informalidad, precariedad y falta de derechos básicos. Un trabajo que ha sido históricamente invisibilizado, no reconocido como tal y que lamentablemente hoy todavía está regido por un decreto de 1956, uno de los tantos períodos dictatoriales a los que se vio sometido nuestro país.
Es hora, en este sentido, de que se ratifique el Convenio 189, así como de que se sancione la ley que establece derechos que equiparan las condiciones del sector del trabajo doméstico a cualquier otro trabajador o trabajadora de otras actividades. Además de una deuda con el trabajo digno y de calidad, es también una deuda con la igualdad de género. Es posible que cerremos el año con un brindis extra, por derechos conquistados, que nos animarán a seguir organizándonos para que sean una realidad en la práctica.
* Secretaria de Género CTA. Coordinadora CEMyT.
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