[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Seguramente la mayoría de los/as docentes, alumnos/as y sus padres/madres de las escuelas Nº 2 D.E. 4º; Nos. 1 y 16 D.E. 5º; Nº 5 D.E. 12º; Nos. 4, 5, 12 y 15 D.E. 19º; Nos. 15 y 18 D.E. 20º y Nos. 14 y 19 D.E. 21º de la Ciudad de Buenos Aires aún no lo sepan, pero esos establecimientos educativos han sido “seleccionados” para participar del proyecto “Escuelas de Innovación Pedagógica” (EIP) y encuadrados en alguno de los cuatro “modelos pedagógicos” elegidos por el Ministerio de Educación de la Ciudad, a saber: “Modelo Finlandia”, “Modelo Vitra” (Suecia), “Modelo Linda Nathan” (Boston, Estados Unidos) y “Modelo Programa de la Escuela Primaria - PEP” (Sistema Educativo SEK, España).

Atento que nada se informa acerca de este proyecto en el sitio de Internet del gobierno porteño, desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad solicitamos informes, con fecha 16 de mayo, al ministro de Educación, Esteban Bullrich acerca de, entre otras cuestiones, los criterios empleados para la selección de las escuelas implicadas y si se había informado y consultado a esas comunidades educativas (docentes, padres/madres, alumnos/as) acerca de los cambios en los proyectos educativos institucionales que se avecinan a partir del próximo ciclo lectivo.

Además, y atento a que según les fuera expuesto en la presentación del proyecto a los/as supervisores/as de los Distritos Escolares de los establecimientos incorporados al mismo, “estos modelos son diversos dispositivos que plantean transformaciones en el rol de los actores fundamentales del proceso de enseñanza y aprendizaje y en la utilización de los espacios educativos”, así como también sobre “la adecuación de los diseños curriculares al modelo elegido”, se solicitó al Ministerio de Educación porteño que informe si propicia la modificación del Estatuto del Docente y/o introducir cambios o adaptaciones en el diseño curricular vigente.

Lamentablemente, la falta de respuesta a los requerimientos formulados restringe el acceso a la información acerca de éstos y otros interrogantes que se plantean con relación al proyecto EIP.

Hasta donde sabemos, el proyecto se encuentra actualmente en “instancia de sensibilización”, consistente en una jornada para supervisores/as dictada en la Pontificia Universidad Católica Argentina por la Hermana Kathleen O’Brien (vicepresidenta de asuntos académicos y miembro del Centro de Investigación para las Mujeres y las Niñas de Alverno College, Universidad Católica de Mujeres de Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos) y en capacitación a directores/as a través del programa “Directores: líderes en acción”, dictado por la Universidad de San Andrés.

Transparentar los criterios utilizados para la selección de escuelas y “modelos” permitiría conocer, por ejemplo, si se evaluaron experiencias pedagógicas de la región y, en su caso, los motivos que llevaron a no incluirlas dentro del proyecto de “innovación pedagógica”.

Sin embargo, el silencio alrededor del proyecto EIP da cuenta de su opacidad, al tiempo que el “puenteo” a las supervisiones escolares, las capacitaciones en universidades privadas, la ausencia de consulta a las comunidades educativas, la descontextualización de los modelos pedagógicos elegidos y los supuestos sobre los que se erige resultan indicativos del sesgo y la dirección que la política educativa del macrismo pretende imprimir a la gestión de las instituciones educativas a partir de “experiencias piloto” como la que estamos analizando.

Las objeciones expuestas con relación a este proyecto no invalidan la necesidad de repensar sentidos, prácticas, métodos, formatos y discursos escolares a efectos de mejorar y hacer más significativas las trayectorias educativas de quienes transitan nuestras aulas. Sin participación de la comunidad educativa ni contextualización de los proyectos tendremos poco de innovación educativa y mucho de marketing.

* Jefe Area de Derechos de la Educación. Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.