Lunes, 29 de julio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Milko Schvartzman *
Los océanos generan la mitad del aire que respiramos, regulan el clima global, son fuente de alimento para millones de personas, son el hogar de incontables especies de fauna y flora, y son la razón del color azul pálido que identifica a nuestro planeta como único entre miles de cuerpos en el espacio.
Nuestro país cuenta con una gran superficie marina con una muy rica diversidad biológica: varias especies de ballenas y delfines, aves como pingüinos y albatros, innumerables especies de peces y hasta uno de los seres más pequeños, como el krill, fundamental para la cadena alimentaria marina.
El pasado 3 de julio, el Congreso de la Nación aprobó la ley de creación de la primer área marina protegida oceánica de la Argentina, el Banco Namuncurá - Burdwood. Muchas organizaciones, científicos, funcionarios y ciudadanos han hecho posible este gran avance en la conservación del Mar Argentino.
Así como es necesaria la conservación marina en aguas jurisdiccionales de los Estados, lo es también la protección de la vida marina en aguas internacionales, las que ocupan el 64 por ciento de los océanos; una zona en donde prácticamente no existen medidas de conservación y que es depredada al mejor estilo del Lejano Oeste.
Si bien en las aguas jurisdiccionales de muchos países se han creado áreas de conservación marina, al día de hoy no se ha aprobado un mecanismo para crear áreas marinas protegidas en las aguas internacionales.
La mitad de la superficie del planeta, alta mar, no cuenta con medidas de conservación efectivas bajo un esquema de Naciones Unidas.
La ausencia de medidas de conservación en los mares que son patrimonio de toda la humanidad ha llevado a que varios países y organizaciones estén impulsando un acuerdo para terminar con la devastación de los océanos. El año pasado, en la Cumbre del Planeta Río+20, los gobiernos coincidieron en tomar la decisión de avanzar con un acuerdo para la protección de la Biodiversidad Fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ por sus siglas en inglés).
Desde Greenpeace hemos denunciado a los países que intentan mantener el statu quo de depredación marina: Estados Unidos, Canadá, Japón y Rusia. Sin embargo, son muchos más los que se han abocado a trabajar para que las futuras generaciones disfruten de mares sanos.
Entre el 19 y el 23 de agosto próximos se realizará una asamblea, en la sede en Nueva York de la ONU, en la que los Estados debatirán si avanzar o no en un Acuerdo global para proteger la biodiversidad marina. El gobierno argentino se ha destacado por su posición en favor de un acuerdo de este tipo, posicionando al país como un referente clave en las negociaciones, con una agenda que destaca un aspecto de compromiso con el medioambiente, un acierto de la administración actual.
La reunión de la ONU de agosto será crucial para el futuro de los océanos de todo el planeta. El gobierno argentino debe una vez más demostrar su convicción con la conservación marina, y así como recientemente la Argentina ha pasado de tener menos del uno por ciento de su mar protegido, al 4 por ciento, en la ONU, nuestros representantes deben emplear su capital diplomático para que las aguas internacionales, que también tienen menos del 1 por ciento de protección, sean parte de un acuerdo global para la creación de áreas marinas protegidas, y que los beneficios que se obtengan de la explotación responsable sean de beneficio compartido para toda la humanidad.
* Especialista en la Campaña Océanos, Greenpeace en Latinoamérica.
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