Miércoles, 13 de agosto de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › EL SACERDOTE ESPAñOL QUE HABíA SIDO TRASLADADO DESDE LIBERIA HASTA MADRID
Un sacerdote español, el primer europeo contagiado de Ebola, falleció ayer en un hospital de la ciudad de Madrid, donde había sido trasladado el jueves pasado y era tratado con un suero experimental utilizado también en Estados Unidos. Con su muerte, desde que comenzó el brote en marzo pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) contabilizó 1013 personas fallecidas a causa de la enfermedad y otros 1848 casos detectados. En tanto, se anunció que el mismo fármaco que estaba recibiendo el misionero llegará en las próximas horas a Liberia, procedente de los Estados Unidos, para tratar la enfermedad.
Miguel Pajares, de 75 años, fue el primer europeo afectado por esta enfermedad. También se convirtió en la primera víctima fatal. El religioso era tratado en Madrid con un suero experimental denominado ZMapp, que también es administrado en los Estados Unidos a dos ciudadanos de ese país con la misma patología, contraída en el país africano.
El pasado 4 de agosto se hizo público que el español permanecía aislado en el hospital San José de Monrovia, capital de Liberia, junto a otros trabajadores del centro sanitario, luego de la muerte por Ebola de su director, el hermano Patrick Nshamdze. Pajares era una de las personas encargadas de cuidar de Nshamdze.
Después de confirmarse que también padecía la enfermedad, el sacerdote fue trasladado al Hospital Carlos III de Madrid en un avión medicalizado, junto a Juliana Bonoha, una monja de origen guineano y nacionalidad española. De acuerdo con los estudios que se le realizaron, Bonoha no padece la enfermedad.
Personal del centro médico que atendió al religioso explicó que el paciente, quien cumplía su quinto día de ingreso hospitalario, estaba en “condiciones críticas” y que, durante las últimas horas, experimentó una “bajada de constantes vitales”. Tenía afectado el riñón y ya no orinaba, padecía también tifus, sufría problemas cardíacos y “había perdido todas las defensas”, con lo cual “la salvación de su vida no era posible”. Pese a que los médicos “probaron alguna medicación en un intento de estabilizarlo”, finalmente falleció ayer.
De acuerdo con el reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria de Madrid, el cadáver será sellado e incinerado, sin practicarle la autopsia para evitar la propagación de la enfermedad. El contacto con los cadáveres en estos casos debe realizarse por personal entrenado y no se procede a ninguna preparación del cuerpo.
En los últimos cuatro meses, esta epidemia sin precedentes afecta a Liberia, Guinea Conakry, Sierra Leona y Nigeria. Según la Organización Mundial de la Salud, causó la muerte a 1013 personas, 52 más respecto del recuento divulgado el pasado viernes. También se detectaron en total 1848 infectados confirmados, lo que supone 69 más desde entonces.
En Liberia, se registraron 323 muertes y 599 casos. En los próximos días, recibirá de Estados Unidos tratamientos experimentales contra el Ebola para utilizarlos en personal médico infectado. La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, se había dirigido personalmente a su par, Barack Obama, para pedirle que aprobara el envío del medicamento desarrollado por Mapp Biopharmaceutical, con sede en California.
La Organización Mundial de la Salud, por su parte, desmintió ayer que haya autorizado este envío o que se prepare para suministrar cualquier tratamiento al país africano. “La OMS no tiene ninguna responsabilidad en el envío de tratamiento alguno a los países afectados porque no tenemos ningún tratamiento en reserva”, declaró la portavoz, Fadela Chaib. Sin embargo, el Comité de Etica del organismo aceptó el uso de fármacos experimentales en la lucha contra el virus.
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