Mié 06.03.2002

SOCIEDAD  › LA CORTE SUPREMA PROHIBIO LA VENTA DEL ANTICONCEPTIVO DE EMERGENCIA

Cinco cruzados en contra de una píldora

Con el voto de la llamada “mayoría automática” menemista, la Corte Suprema prohibió la píldora del día después por considerarla abortiva. Se trata de un argumento rechazado por la comunidad científica nacional e internacional y por la OMS, según la cual previene embarazos y no provoca abortos. La Iglesia Católica festejó la noticia.

› Por Mariana Carbajal

En una escalada ultraconservadora, la Corte Suprema de Justicia prohibió ayer la venta de la llamada píldora del día después o anticoncepción de emergencia por considerarla abortiva, y convirtió así en realidad un ferviente deseo de la cúpula eclesiástica. El fallo, que lleva la firma de los cinco ministros de la denominada “mayoría automática” menemista, no tiene ningún fundamento científico y utiliza como argumentos definiciones del vocero de la Iglesia Católica en materia de bioética –el sacerdote y ex rector de la UCA Domingo Basso–, y de la desprestigiada Comisión Nacional de Etica Biomédica disuelta de hecho luego de descubrirse que uno de sus miembros fue ministro de Justicia de la dictadura de Jorge Videla. Está probado y científicamente expresado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que el fármaco en cuestión no tiene acción abortiva. La sentencia desconoce además la autoridad de la ANMAT, organismo estatal encargado del control de medicamentos en el país, que había autorizado hace casi cuatro años la comercialización de la píldora. El pronunciamiento fue interpretado en Tribunales como un pedido de “salvación divina” en momento en que la Corte se encuentra bajo fuego por el juicio político en su contra y fue duramente criticado por expertos en ginecología y obstetricia, legisladoras y representantes del movimiento de mujeres.
Votaron contra la venta del anticonceptivo los jueces Julio Nazareno, Eduardo Moliné O’Connor, Adolfo Vázquez, Guillermo López y Antonio Boggiano. Cuando se esperaba una resolución en relación al “corralito”, el máximo tribunal sorprendió al aceptar un recurso extraordinario promovido por una entidad de Córdoba que tiene ocho hogares para madres solas en esa provincia. El Portal de Belén presentó poco menos de tres años atrás un recurso de amparo pidiendo la prohibición de la venta de la pastilla, que aquí la comercializa el laboratorio Gador bajo el nombre de Imediat (ver aparte). La ONG, vinculada al clero, consiguió una sentencia favorable en primera instancia, pero luego de la apelación del Ministerio de Salud (del cual depende la ANMAT), la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba la revocó.
Augusto Belluscio, Gustavo Bossert, Enrique Petracchi y Carlos Fayt votaron en disidencia, pero sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión. “Esto no hará más que incrementar la cantidad de abortos clandestinos en el país. La pareja que no quería concebir un hijo y de esta manera tenía la posibilidad de evitarlo antes de la formación de la vida humana –según entienden científicos reconocidos de todo el mundo–, ahora abortará”, reflexionó off the record uno de los ministros que no acompañó el voto de la “mayoría automática”. La píldora del día después es recomendada por la OMS sólo en casos de emergencia: para impedir un embarazo tras una violación, una relación sexual sin protección o cuando falla un método anticonceptivo (rotura de preservativo, por ejemplo). Debe tomarse hasta 72 horas después de producida la relación y su mismo efecto puede lograrse con una combinación de las píldoras anticonceptivas tradicionales. En uno de los documentos en los que se refirió al tema (“Fact Sheet Nº 244 de junio de 2000) y al que accedió Página/12, la OMS explica su mecanismo de acción. “Previenen la ovulación, la fertilización y la implantación. No son efectivas una vez que el proceso de implantación comenzó y por lo tanto no causan abortos.” En el mismo sentido se pronunciaron diversos expertos consultados por este diario (ver aparte).
Contra la prueba científica, la Corte Suprema consideró la píldora “abortiva”. En realidad, el fallo es más un pronunciamiento filosófico sobre el comienzo de la vida. Los cinco ministros de la “mayoría automática” adoptaron como criterio el argumento que menor consenso genera entre los científicos y que esgrime el Vaticano: el que establece que la vida humana comienza apenas fecundado el óvulo. Y entre otra bibliografía cita un libro del sacerdote Domingo Basso, ex rector de la UCA y vocero de la Iglesia Católica local en temas de bioética. También toma en cuenta undictamen de la Comisión Nacional de Etica Biomédica, creada por el ex presidente Menem y disuelta de hecho cuando el año pasado se descubrió que uno de sus miembros fue ministro de Justicia de la dictadura de Videla.
Teniendo en cuenta esta teoría, discutida y discutible, los cinco ministros llegan a la conclusión (errónea) de que la píldora es abortiva. “Todo método que impida el anidamiento debería ser considerado abortivo”, sostienen y ordenan al Ministerio de Salud que revoque la autorización de venta otorgada al Imediat hace casi cuatro años por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
El presbítero Alecio Raimundo, especialista en bioética de la Universidad Católica de Córdoba, celebró ayer la sentencia. “Una píldora que genere la más pequeña duda sobre su componentes abortivos, ya se convierte de por sí en peligrosa”, concluyó. “No peleamos contra los anticonceptivos sino contra el Banco Mundial, que quiere eliminar la pobreza, eliminando pobres. Esta píldora mata personas”, declaró a Página/12 el abogado Aurelio García Elorrio, representante legal del Portal de Belén, para quien el BM condiciona la entrega de créditos a los países en vías de desarrollo –como la Argentina– a la venta de la píldora de emergencia. “En Africa las regalan en los centros de salud y los laboratorios cobran en Washington”, afirmó, para fundamentar su teoría conspirativa.
El viernes, las mujeres tendrán poco para festejar. La celebración del Día Internacional de la Mujer quedará opacada con la controvertida decisión del máximo tribunal, conocida ayer, y la sentencia del lunes de la jueza civil Graciela González Echeverría que declaró “inconstitucional” la Ley de Salud Reproductiva vigente en la Ciudad de Buenos Aires. Dos cachetazos que impactaron con apenas unas horas de diferencia justo en el corazón de la lucha del movimiento de mujeres y al mismo tiempo –y no casualmente– significaron un triunfo para la Iglesia Católica. Triunfo que no ha podido conseguir en otras latitudes. La píldora de emergencia se vende hasta en Italia, donde la fuerte presión del Vaticano no ha logrado sacarla de circulación.

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