“La Corte Suprema se equivoca y está demostrando que le ha fallado la probidad médica”, opinó la epidemióloga Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM) y ex asesora de la OMS. “Es un fallo altamente inconveniente, sin un adecuado contenido científico, que va en contra de la sociedad y que favorecerá el aumento de los embarazos adolescentes”, cuestionó la diputada porteña Juliana Marino del Peronismo Independiente. “Están desconociendo la autoridad de la ANMAT y restringirán las opciones que las mujeres tienen en materia de anticoncepción”, lamentó Mariana Romero, investigadora del CEDES y miembro del Foro por los Derechos Reproductivos. Salvo las palabras de representantes del clero, ayer no se escuchó otra voz apoyando la polémica sentencia del máximo tribunal.
Para Bianco se debe salir del debate abstracto sobre “cuándo comienza la vida y preocuparse por las mujeres y las adolescentes que son violadas y que cuya vida corre riesgo” cuando buscan interrumpir el embarazo producto de esa relación a través de medios inseguros. “No es un fallo útil a la salud de la población, especialmente de las mujeres. No ayuda a una política destinada a disminuir los embarazos adolescentes y de niñas”, agregó Marino.
“Es otra muestra del pensamiento retardatario de la mayoría automática”, declaró el diputado socialista Oscar R. González, integrante del bloque ARI. “La Corte abrazó la interpretación más retrógrada posible”, consideró Claudio Chillik, director del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGIR) y editor de la Revista Latinoamericana de Reproducción Humana. “Esto no tiene nada que ver con los tiempos actuales ni las necesidades de la población en cuanto a salud reproductiva, y priva a la mujer de evitar un embarazo no deseado”, agregó. También rechazó la interpretación de la Corte Esther Polak, presidenta de la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad. “Desde el punto de vista estrictamente médico no puede decirse que esta píldora sea abortiva.”