Dom 05.10.2003

SOCIEDAD  › LOS CHICOS QUE PASARON DEL RIESGO SOCIAL AL FUTBOL PROFESIONAL

Un barrio en ascenso

El Club Defensores del Chaco, de Paso del Rey, acaba de subir al Argentino B. Lo integran chicos y adolescentes que evitaron la marginalidad gracias al trabajo de una organización social.

Casas bajas, muchas en construcción, calles de tierra que cruzan algún asfalto, y muchos, muchos chicos que juegan en calle como desafiando estos tiempos donde la inseguridad suele ser el tema del día. En el barrio Chaco Chico, de Paso del Rey, al oeste del Gran Buenos Aires, rompieron el imaginario social del adolescente y el joven como los rostros del peligro y en eso mucho tuvo que ver el trabajo diario del Club Defensores del Chaco, espacio abierto a la comunidad que tiene un centro cultural, una escuela de educación popular y un equipo de fútbol: es el que acaba de ascender al Torneo Argentino B, un escalón abajo de la Primera B Nacional. El equipo titular está conformado por muchos pibes que escaparon al destino común de una bala policial y, sin dejar nunca la esquina, festejaron como un campeonato cada mejora del barrio, desde la red de agua hasta el gas natural: la solidaridad, explican, se construye entre todos y nada tiene que ver con la caridad.
Hace diez años, en los barrios pobres del Gran Buenos Aires ya se dejaba ver la ruptura del tejido social, el individualismo como bien supremo y gran cantidad de jóvenes sin trabajo ni escuela. Como advirtiendo el futuro, Fabián Ferraro, de 22 años y jugador del ascenso, se acercó a un grupo de adolescentes con la idea del deporte como forma de evitar los males que transitaban las calles bonaerenses, desde la droga y el alcohol hasta el gatillo fácil.
Primero fueron doce, se armó un equipo y jugaron campeonatos barriales. Al poco tiempo fueron 50 y en meses ya eran 200. Siempre con el fútbol como excusa, advirtieron que juntarse una vez a la semana no alcanzaba y surgió la idea del club y de la educación como forma de cambiar la realidad. Hoy, el plantel de Primera, que acaba de salir campeón de la Liga Lujanense, está conformado por 25 profesionales. Además hay categorías infantiles, fútbol para veteranos; vóley, básquet y handball mixtos, un programa de salud comunitario y doce talleres –al que concurren 400 personas– en el Centro Cultural Mensajes del Alma. Al club concurren diariamente 1200 chicos y es el espacio de encuentro de todo el barrio.
Del grupo “fundador”, diez de ellos forman parte ahora del equipo de Primera. Todos los jugadores son técnicos de las divisiones inferiores o realizan otro trabajo comunitario que reivindica “a la juventud como constructora de una sociedad diferente”.
“Hoy se ve a los jóvenes como ‘pibes chorros’, pero no se dan cuenta de que la inseguridad tiene que ver con la falta de espacios para que ellos proyecten sus vidas. Muchos de nuestros pibes están al frente de la organización –los integrantes de la comisión directiva deben tener menos de 30 años– y si no hubiesen tenido su espacio hoy quizá estarían con un arma en la mano, porque la sociedad es quien los condena a eso”, explica Ferraro.
Como club de fútbol, se alejan de las “empresas”, como llaman a las grandes entidades deportivas, y las critican porque “venden sueños a los pibes, les consiguen ‘dueños’ (representantes) a las doce años y los alejan de la escuela. No forman a los chicos para la vida sino para un negocio, pero al momento del contrato, a la mayoría los dejan afuera y así les cagan la vida”.
Además de haber ascendido, Defensores es miembro organizador el Primer Mundial de Fútbol Callejero, que se realizará en 2006 en Alemania. Por otro lado, Ferraro afirma que a través de una camiseta, el barrio encontró una fuerte identidad: “Dicen que la sangre de acá es verde y negra. Cada vez que hay partido se llena todo y ya no se ve a Chaco Chico como el barrio peligroso, sino como el barrio que comenzó a transformar su realidad, a escribir su destino”.
En el Centro Cultural funcionan talleres de folklore, dibujo, manualidades, teatro, coro, percusión y guitarra. Concurren 400 personas y todos esos saberes se vuelcan a la murga Los Diablitos Verde y Negro, espacio de canto, alegría y letras con contenido social.
La parte educativa se basa en los Talleres de Formación de Promotores Sociales, que con la educación popular como herramienta buscan entender la realidad, reflexionan sobre la historia argentina, la economía social, la gestión comunitaria, la animación barrial, y buscan causas y causantes de los problemas actuales. A partir de este espacio se logró, por primera vez, que todas las organizaciones sociales de Paso del Rey puedan articular un trabajo en común e intercambiar experiencias. Así surgió “Aguante la Cultura”, una movida cultural que dura tres días y donde los artistas populares y artesanos de la zona recorren los distintos barrios.
Además, desde Defensores se becó a 40 jóvenes para cursar carreras universitarias y terciarias: trabajo social, informática, economía, historia y profesorado de educación física, entre otras. El único requisito es que cuando se reciban trabajen en el barrio.
Moreno forma parte del tercer cordón del Gran Buenos Aires, donde la desocupación es regla y la desidia estatal la norma. Las estadísticas oficiales hablan de 65 por ciento de hogares bajo la línea de pobreza; “Necesidades básicas insatisfechas (NBI)”, la llama el Banco Mundial como efectivo eufemismo.
Con los servicios estatales de salud desbordados, desde Defensores notaron que muchas de las enfermedades de los chicos son evitables. Ante la necesidad, nació un programa de salud que impulsa la atención primaria. Ya se relevó a 220 familias, se está capacitando a 25 promotoras de salud que en dos meses estarán listas para realizar campañas de prevención en escuelas, jardines y radios comunitarias.
En Defensores debatieron sobre “la moda solidaria” y así decidieron qué camino seguir: “Nosotros no somos una ONG, no estamos dentro de ningún tercer sector porque ahí te encontrás con los Macri o con los Grassi. Nosotros estamos bien lejos de ellos, nosotros somos una organización de base, parte del pueblo que no quiere caridad sino que pelea por los derechos que nos quieren arrebatar, pueblo que lucha todos los días por vivir con dignidad y no cree en este sistema”, remarca Ferraro.

Producción: Darío Aranda

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