La tierra sigue temblando a ratos. Pueblos aislados, calles destruidas, viviendas y templos derrumbados, socorristas que luchan contra las condiciones más adversas, helicópteros faltantes y una lluvia incesante. En medio de todo eso, el dolor de mucha gente que lo perdió todo, incluso familiares y amigos. Según nuevas cifras del Ministerio del Interior nepalí, el terremoto dejó un saldo de alrededor de 4200 muertos y unos 7500 heridos. En varios parques de Katmandú se montaron tiendas y cientos de miles de personas duermen a la intemperie. Ante casi un millón de niños en estado de absoluta desprotección, la OMS pidió ayuda con urgencia. Para evitar pestes ante la falta de agua potable, incineran numerosos cadáveres. Comienza el éxodo de supervivientes.

El suelo todavía tiembla de vez en cuando y muchos no han pegado un ojo en toda la noche, tratando de protegerse de la fuerte lluvia cobijados por plásticos. Desde el sábado, día en que se registró el primero de los sismos, hubo más de 60 réplicas en la zona de la catástrofe. Por miedo a nuevos derrumbes, la gente no se atreve a regresar a sus casas. “Hay mucho miedo y confusión”, comentó Bijai Sreshth. “No sabemos qué va a pasar con nosotros, ni el tiempo que vamos a pasar aquí.” En tanto, otros habitantes de Katmandú iniciaron un éxodo: familias enteras se agolpaban en buses, algunos incluso viajaban en el techo de los atestados vehículos. Equipos internacionales con perros entrenados, maquinaria pesada para remover los escombros y provisiones finalmente lograron aterrizar en el país. En tanto, en la India murieron 72 personas y en China al menos 20, por efectos del mismo sismo.

En la zona del Everest, los helicópteros lograron rescatar a montañistas que se encontraban varados tras la avalancha. Nepal es un país pobre que dispone sólo de seis helicópteros, sumados a veinte privados. En una decisión que desató críticas, tres de los helicópteros fueron destinados a rescates en el Monte Everest. En el momento del sismo había unas mil personas en el campamento base, entre ellas 490 extranjeros. Sin embargo, debido a la escasa cantidad de oxígeno en una altura de más de 8000 metros, los helicópteros sólo pueden trasladar a dos personas en cada vuelo, informó el alpinista Alex Gavan, quien además estimó que más de cien compañeros están aún atrapados debido a que la ruta de ascenso quedó devastada. Según el ejército de India, ya son 22 los muertos por la avalancha. El portavoz del Ministerio de Turismo, Suresh Man Shrestha, informó que en todo el país se está evacuando a turistas “de las zonas más afectadas, como Gorkha, Dhading, Nuwakot y Sindhupalchok”. Sin embargo, voces críticas opinan que los nepalíes pobres deberían tener prioridad en los rescates, ya que ellos están en una situación mucho peor. Los hospitales están desbordados y los médicos –movilizados las 24 horas– trabajan en condiciones muy precarias. Los depósitos de cadáveres están saturados. Para evitar la propagación de pestes se cremaron muchos cuerpos.

Los socorristas reciben de a poco el refuerzo de cientos de activistas humanitarios llegados de diversos países. Asimismo, Gran Bretaña, EE.UU., Canadá y la UE aportarán ayuda monetaria, que servirá para financiar tanques de agua potable, medicamentos y refugios provisionales. Unicef Argentina lanzó una campaña de recolección de donaciones a través de su página web https://www.unicef.org.ar/formulario.aspx?Campania=nepal para enviar ayuda a casi un millón de niños de Nepal afectados por el devastador terremoto. Por su parte, India envió 13 aviones militares cargados de toneladas de alimentos y de cubiertas de lona. Los esfuerzos de reconstrucción podrían ascender a 5 mil millones de dólares, que representan al 20 por ciento del PIB del país.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió urgentemente más fondos para prestar ayuda, ya que necesita 5 millones de dólares para poder financiar su respuesta humanitaria inicial al desastre, solicitando contribuciones a donantes para responder a las necesidades sanitarias más inmediatas. La OMS ya envió medicamentos y material de ayuda con el que se podría abastecer a 40 mil personas durante tres meses, pero se necesitan más suministros. Tampoco es fácil acercar víveres al aeropuerto de Katmandú, donde apenas hay electricidad y gasolina.

Miles de personas que perdieron sus hogares pasaron la noche en tiendas de campaña. “Esto es una pesadilla. ¿Por qué no terminan las réplicas?”, se preguntó Sanu Ranjitkar, una mujer de 70 años que se aferraba a su perro y respiraba con una máscara de oxígeno. En el barrio de Balaju, un hombre se enfrentó al dolor de perder a su hija. “Ella era todo para mí. No hizo nada malo, no tendría que haber muerto”, dijo Dayaram Mohat, padre de una adolescente de 14 años que fue sacada de los escombros por la policía utilizando una grúa, martillos e incluso cavando con las manos.

Como toda región del Himalaya, Nepal posee una fuerte actividad sísmica. Allí se encuentran las placas tectónicas india y euroasiática. En agosto de 1988, un sismo de magnitud 6,8 dejó 721 muertos en el este de Nepal. En 1934, un terremoto de magnitud 8,1 acabó con la vida de 10.700 personas en Nepal e India.